Carnicería por Luis Carlos Diaz
Venezuela es uno de los principales países exportadores de petróleo al mundo. Sin embargo, el petróleo no es comestible y lamentablemente, la industria de alimentos nacional no alcanza para alimentar a su población. Así que Venezuela es, desde que dejó de ser un país agrícola al principio del siglo XX, un país importador de casi todo lo que consume, con la excepción de algunas industrias internas de productos de primera necesidad.
La incomprensión del funcionamiento de esos flujos comerciales, hace que por periodos, los ciudadanos se encuentren con escasez de algunos productos. Desde 2006 para acá, en los mercados y supermercados venezolanos los anaqueles han estado vacíos por temporadas en cosas como el café, el azúcar, la leche, el pollo, la carne de res y de cerdo, queso, sardinas, aceite, frijoles, caraotas (frijoles negros, base de nuestro plato típico), arroz, entre otros. Otros productos más complejos como los repuestos de vehículos o algunos medicamentos los señala Mario Concha en su artículo Anorexia Revolucionaria.
Actualmente la paradoja de un «país rico» sin producción interna se ve mejor con el aumento del consumo de whisky. Puede encontrarse whisky escocés, y en un recorrido por licorerías de la capital, los vendedores advierte que venden más productos especiales como las Etiquetas Azules, Verdes y Doradas.
Los problemas de no encontrar algo tan básico como azúcar, fue contado a la blogosfera venezolana meses atrás por Consuelo, que bloguea sobre una cafetería que dirige hace tiempo.
Señores NO HAY azúcar y como es eso? … hace poco lei en el blog de takeshi su problema con el azúcar y yo recordé el mío con las caraotas y recuerdo haber mencionado que por doquier en Barquisimeto hay cañaverales…ujum pero ahora no hay azucar…
Una crisis mayor se vivió con la carne de res. Problema que más primeras planas en los diarios y comentarios de calle ha generado, porque impacta directamente a los consumidores y a las miles de carnicerías en todo el país.
Las declaraciones oficiales del ministro de turno que negaba el desabastecimiento, fueron satirizadas por RomRod en un breve post:
No hay desabastecimiento. Tampoco hay carne, ni pollo, ni azúcar. Y leche de vez en cuando.
Las medidas del Gobierno fueron regular los precios de algunos productos, hecho que fue reportado por Yosmary como «justicia social para todos los venezolanos«. Se pensaba entonces que la escasez de palimentos se debía combatir controlando los precios de venta, y eso agrandó más la ausencia de estos, porque le generaba pérdidas económicas a los vendedores y productores. Eso fue visto como acaparamiento y especulación de parte de los grandes capitales productores del país.
Para acabar entonces con esta situación, el Gobierno anunció a la vez dos políticas: que las comunidades organizadas controlaran a los vendedores para que respetaran los precios estipulados, y sancionar, expropiar o cerrar las carnicerías que ante la presión de vender perdiendo se atrevian a cerrar. Así, se avanza hacia un proceso de estatización de la producción de carne, mientras que el sacerdote Arturo Peraza denunció en el blog de su comunidad que el pueblo no podía ejercer como «policía social» de sus mismos miembros y vecinos, que son los comerciantes.
La lectura del decreto ley contra el acaparamiento genera la sensación de que la sociedad civil se ha vuelto enemiga del Estado y éste le ha declarado la guerra. Tal sociedad civil no son los grandes propietarios del capital, sino el bodeguero, los dueños de camioncitos, los carniceros, los pescadores, los agricultores, etc.
El anuncio de persecución también causó malestar en la asociación Radar de los Barrios, quienes advirtieron a las comunidades que no se trataba de «hacer el trabajo sucio del Gobierno«.
El hecho de denunciar al comerciante de la propia comunidad y causar zozobra en las calles lo escribió casi como chiste Jeanfreddy recordando que muchos de ellos eran extranjeros. Una característica venezolana que se toma a broma, pero puede convertirse en persecución clasista con rasgos de xenofobia. Si antes la gente se quejaba ante los vendedores diciendo » ¡Tú no sabes con quién te metiste! ¿Tú no sabes quién soy yo? Te voy a cerrar esta vaina, portugués, Yo conozco al dueño, voy a hacer que te boten…», nos avisa Jeanfreddy desde su blog Irresponsabilidad: » Ahora se dirá boina roja en mano: te voy a echar paja con el Consejo Comunal, portu coño e tu madre!».
Ese conflicto con las carnicerías directamente, sin comprender la cadena productiva que se mueve detrás, sigue generando caos en el consumo de carnes. Por lo que ha habido problemas en otros sectores como el de pollos, cuya fuga de los mercados llamó la atención nuevamente de RomRod.
¿Es que se los llevó alguna nave extraterrestre? ¿o llegó la gripe aviar y nadie nos dijo? ¿o es una víctima más de aquella famosa ley que dice «si no es negocio no lo vendo»?
A buena hora se me ocurrió a mí hacer dieta con pechuguita a la plancha.
Al parecer, el ánimo venezolano en tiempos de crisis sea recurrir al humor. Por lo que también del lado de quienes apoyan al Gobierno haya una utilización del mismo para hablar de escasez. Uno de los indicadores económicos, como ya lo dijimos arriba, ha sido el aumento del consumo. El año pasado no alcanzaron todos los vehículos del mercado automotor para la demanda de compra, y así ha pasado con otros sectores de lujo, donde el consumismo ha generado esas faltas. Consumismo, en un país que se acusa desde afuera de avanzar al comunismo.
Ya en diciembre, Luigino avisaba: «El Castrocomunismo avanza en todas las formas y colores. Ayer hablábamos de cómo se han agotado los reproductores para vehículos en diversas tiendas, posiblemente como consecuencia del récord de ventas de automóviles nuevos en nuestro país. Hoy, los agotados son los celulares». Acompaña su post de un video en You tube en el que desde el canal oficial del Estado, un grupo de humoristas pro-revolución se burlaba de la escasez de producto. Los de lujo.
Porque aún hoy falta la carne, y el azúcar, y los frijoles negros se consiguen en el mercado negro. Pero no ha habido respuestas y la conversa digital sigue. Quizá, como decía otra bloguera en una conversa informal, la falta de alimentos la ayude con su estricta dieta en el país de las misses.