Siria: Los bloggers

Este post estará dedicado a las vidas de algunos maravillosos individuos que conforman la blogósfera siria.

La blogósfera siria ha crecido extensamente en número a través de los últimos años, pero algo se mantiene igual, es un espacio muy personal. La pueden ver como un blog personal colectivo de Siria. Es uno de los pocos lugares que se extiende por entre las sombras de la sociedad siria, ya sea en casa o en algún grupo étnico. Política, religiosa y socialmente ha crecido hasta representar la mayoría de los colores que conforman la identidad siria. Ya sea de extrema izquierda, del centro liberal o de la derecha conservadora. Sea pro-Árabe o pro-Siria, religioso o ateo, los esfuerzos colectivos de estos buenos bloggers escribiendo de sus vidas día a día en sus blogs ha logrado pintar la imagen colectiva de Siria con el blogueo.

Tomaré un descanso de la política hoy, para llevarlos a un viaje por pequeños detalles en el día de diferentes bloggers sirios.

Imagínense bajo el agua cálida, quitándose el sudor de dos buenas horas de ejercicio, y entonces, ¡imaginen un apagón!
Eso le pasó a Dubai Jazz, un arquitecto sirio que trabaja en Dubai. Pero esperen, hay más…

Horrorizado ante el repentino colapso de civilización, decidió quedarse en su ducha. Sintiendo el calor y la humedad creciendo pesadamente en el lugar, él llevó la llave del grifo hasta ‘frío’ y se sentó en la alfombrilla del piso (que era más como una rejilla de plástico). Mientras descansaba la espalda en las suaves cerámicas, sintió una ligera vibración en las paredes ‘debe ser que la gente corre apurada desde el piso de arriba’ pensó… ¿hay una evacuación en proceso?’.
Imágenes de una estampida de gente desnuda saltaron a su cabeza. Debe ser su subconsciente reflejando quejas anteriores acerca de la desvergonzada desnudez en los vestidores, pensó. Para lograr mantener la calma, intentó pensar una acción plausible para sacar su trasero de allí (que ahora tenía las marcas distintivas de la alfombrilla del piso), lejos de ese desastre.

Lujayn, que también trabaja en Dubai, nos cuenta acerca de su nuevo comienzo

No soy una mujer que toma fácilmente los cambios. Me resisto, prefiero quedarme donde quiera que esté o en cualquier desastre que esté, en lugar de iniciar un cambio. Invento interminables excusas, como el porqué no puedo cambiar o no debería cambiar lo que sea que esté haciendo, aún si soy completamente miserable en mi estado actual. No sé si puedo tomarme el crédito de ésta reciente movida, ya que fue un amigo cercano quien casi me obligó a optar, pero finalmente he renunciado a mi trabajo y estoy cambiando a uno nuevo y más gratificante.

Abu Fares, el caballero de Tartous, decidió dejar atrás su trabajo, laptop, emails y teléfono celular, subió a un ferry con su familia y se fue por una semana a Mersin.

Mersin probó ser un lugar perfecto. Las temperaturas calentaban el lugar. La familia acordó mutuamente en no pasear por varios lugares sino quedarse en una ciudad. En lo que a mí concierne, todo lo que soñaba era sentarme a la sombra junto al agua (una impresionante piscina), leer un buen libro (El Hombre que cayó a la Tierra) y sorber mi brumosa bebida (Vodka con cualquier cosa). Los pequeños estaban extasiados de pasar tiempo conmigo y de nadar todo el día. Om Fares y Diana no pudieron pedir más que poder alejarse de nosotros tres y recorren las tiendas y mercados de Mersin. Un excelente status quo se logró en horas del día y más tarde en la noche, cuando todos nos reunimos, experimentamos las pequeñas alegrías de las vacaciones familiares.

Golaniya, una estudiante siria radicada en el Líbano, toma un descanso de su excelente trabajo voluntario en Nahr el-Bared y reporta sobre las fronteras sirio-libanesas, y también se dirige a nuestro vecindario del norte, pero esta vez en un autobús.

Y aquí estoy, en el autobús que me llevará a Turquía, dando un paso más hacia mi autonomía, mi rutina y el típico patrón sirio/familiar. Sabía que iba a ser una “turista” algún día, pero nunca pensé que sería tan pronto. Sé que la vida de campaña ha afectado mi personalidad de una forma que me ha hecho una persona menos indecisa, más aventurera y atrevida.

Su recolección de fotos del viaje aquí, es muy descriptiva.

Katia, una siria que vive en Bruselas [quien celebró su cumpleaños hace dos días, con una mesa llena de platos deliciosos], nos cuenta una hermosa historia acerca de la primera cita de su prima

Una vez fuera, lo noté un poco nervioso. Se inclinó un poco en el gran escalón de concreto a la derecha de la puerta y, aunque no fuese el momento oportuno, sentí que estaba a punto de tener la más dulce y genuina conversación jamás. Y antes de saberlo, él dijo “¿Estarás libre mañana en la noche?” Aunque era la primera vez que invitaba a una chica a salir, eso creo, decidió lanzarse a la primera. Él es valiente, ves? Yo, por otro lado, estaba un poco confundida. Debo haber dicho algo junto con las palabras “Sí, no tengo nada planeado aún”. Mi falta de planes claramente le agregó más coraje a él e inmediatamente me preguntó si quería cenar con él. De alguna forma sintió que debía agregar que solo seríamos nosotros dos, como para asegurarse que estábamos en la misma onda. Yo sonreí. Seguro que quería y me encantaría y cualquier palabra de aceptación que se me pudiera ocurrir. “¿Está bien a las 6?” me preguntó. A las 6 era perfecto, pensando en que ya el calor habría mermado para entonces y así podríamos ir a caminar.

Omar, un sirio que vive en Canadá, escribe otro de sus sorprendentemente precisos, aunque incoherentes posts. Este pretendía ser un post de regreso, luego de un tiempo lejos de la blogósfera…

De nuevo, ¿cómo puedo resumir las últimas 8 semanas? ¿Hablo de mi boda? ¿Hablo de mi luna de miel de 4 días en Nueva York, más corta que un chiste? ¿Mis primeras vacaciones relajantes en Damasco después de mucho tiempo (donde finalmente logré NO pelear con mi papá por muchas cosas)? ¿De cómo casi fui llevado al hospital 1 hora antes de mi boda, porque tuve una repentina infección estomacal que me dejó inconciente con fiebre por 2 horas mientras mi novia esperaba en casa a que yo llegara por ella? ¿Acerca de los 3 extraños médicos que casi me salvaron de la muerte mientras la infección me comía el cerebro, enterrándome intravenosas en los brazos y dejándome ir para asisitir a mi propia boda? ¿De cómo me reconecté finalmente con mi hermana luego de una autoimpuesta relación de frialdad, porque decidió ponerse un velo, y de cómo finalmente hice las paces con Damasco luego de 7 años de emociones contradictorias? ¿O acerca de cómo (otra vez) decidí regresar a los estudios y sumergirme en otra extraña aventura artística y filosófica…?

Wassim, un sirio que vive en Londres, escribe acerca de sus entrañables recuerdos en Siria.

Los días nos llevaban sutilmente a una rutina somnolienta. En la mañana, nos despertábamos con el ruido de la gente iniciando sus labores. Los aromas de la vieja panadería bajo nosotros llegaban como bocanadas y nos tentaban a salir de la cama. El vendedor o mazoot pasaba con su carreta halada por caballos y sonaba esa horrenda corneta. Recuerdo que la atracción eran siempre los caballos, hermosamente decorados y con campanitas y borlas y esos grandes penachos de plumas sobre sus cabezas. Solíamos siempre correr hacia el balcón para ver a esos caballos o burros, andando pesadamente durante el día. En la noche, el hombre con su vagón de dara (maíz) pasaba y se le veía paseando con un gran caldero hirviendo. Los envolvía en papel periódico y les espolvoreaba sal si querías, nunca perdimos la oportunidad de comprar dara.

Y finalmente, culminamos con Bassam, un físico sirio que volvió al país hace dos años desde los Estados Unidos y decidió reseñar sus experiencias y su vida en el blog, Bassam in Syria. Bien, ahora Bassam regresa a los Estados Unidos y éste fue su post de despedida.

Espero que después de cinco o seis años, yo visite mi blog de nuevo y me ría de lo que me pasaba entonces. Y al mismo tiempo, ver cómo han resultado las cosas, qué cambios se han hecho, ya sea en la ciudad de Damasco, en el gobierno, en mí o en cualquier cosa que haya notado. Y si algo estaba yendo en la dirección que he querido, me daré el crédito… al menos por quejarme al respecto.

Escrito por Yazan Badran.

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