- Global Voices en Español - https://es.globalvoices.org -

Egipto: Una visita a una casa de Retiro

Categorías: Medio Oriente y Norte de África, Egipto, Ideas, Religión, Respuesta humanitaria, Salud

Ramadán [1] es el mes de la «Bondad». Así lo consideran los musulmanes de todo el mundo. No se sorprenda si encuentra varias formas de «buenas acciones» llevadas a cabo por jóvenes de mediana edad, aquí y allí. Encontrará algunos uniéndose a ONGs caritativas que preparan «Paquetes de Ramadán» (Una bolsa llena de alimentos esenciales en Ramadán como arroz, aceite, harina, etc.) y luego las distribuyen entre los necesitados. También encontrará personas visitando los orfanatos y las casas de retiro, como nos contó BlueRose [2], una joven doctora egipcia y blogger, después de haber visitado un hogar geriátrico.

Hace días me encontré rompiendo mi ayuno con la gente más encantadora que he conocido – residentes del mismo hogar geriátrico. Era la primera vez que salía con ellos, ya que usualmente los visito dentro del establecimiento. Como mencioné anteriormente, el mayor problema que enfrenta el trabajo con los ancianos es la falta de voluntarios, y de donantes.

A continuación explica la dificultad para encontrar voluntarios en una sociedad oriental como la egipcia, por dos razones fundamentales:

De un lado se debe a que casi todos los residentes de una casa de retiro sufren de depresión, y por tanto son indiferentes a todo, lo que hace que los voluntarios se sientan frustrados al tratar de animarlos.

De otro lado, algunas personas piensan que es inmoral visitar los hogares geriátricos o incluso la existencia misma de dichos lugares, porque le ayudan a los hijos e hijas a abandonar a sus padres.

BlueRose [2] también narra su experiencia personal cuando dice:

Yo solía pensar igual en el pasado, siempre enojada contra las familias que abandonaban sus ancianos en tales lugares, hasta que un día, durante una visita, pregunté si se necesitaban más mantas para el invierno. El supervisor de la casa me respondió que ya otros voluntarios habían ofrecido frazadas aún cuando la mayoría de los ancianos preferían dárselas a sus hijos.
No supe si reir, enojarme o llorar.
Desde entonces decidí no juzgar a los hijos, aún cuando sea sólo en honor a los padres quien aún los aman, y decidí enfocar todo mi trabajo en el tesoro real y nada más: el placer de dar.

Escrito por: Eman Abd Al Rahman [3]

.