A principios de Octubre, la bien establecida revista brasilera Veja hizo un reportaje para marcar el 40º Aniversario de la muerte del Ché Guevara [pt]. Una semana antes, el editor de noticias internacionales de la revista, Diogo Schelp, había contactado a Jon Lee Anderson, reportero de asuntos exteriores para una bien establecida revista americana, The New Yorker, y biógrafo de Guevara.
Anderson aceptó conceder una entrevista, pero nada más; la edición sobre el Ché fue publicada y el americano, al leerla, envió una carta al editor de Veja estableciendo su opinión sobre la producción y calidad de la pieza –según él una “pieza de Opinión Editorial camuflada de periodismo preciso”- y reenvió el mensaje a otros pocos contactos que tenía en Brasil.
Este asunto, en otros tiempos, no habría tenido más audiencia que entre los colegas de ambas oficinas de noticias, pero el intercambio de e-mails se ha filtrado hasta la blogósfera donde la correspondencia encendió un jugoso, público y abierto debate acerca de la calidad, imparcialidad y credibilidad del periodismo brasilero.
Lista negra
En una carta abierta, respondiendo a Anderson [pt] y publicada en uno de los blogs de Veja, Schelp se queja acerca de la falta de ética del reportero del New Yorker al hacer pública la correspondencia y finaliza diciendo: “Puede confiar en el hecho que no aparecerá de nuevo en las páginas de esta revista”. En otras palabras, él admite: Veja pone en práctica las listas negras.
Pedro Doria [pt] fue el blogger que dio la primicia, primero publicando la carta crítica de Anderson, seguido por la respuesta de Schelp. Luego escribió un análisis del comportamiento de Veja y publicó un tercer e-mail en el que Anderson responde a la carta pública de Schelp. Juntos, estos cuatro posts han acumulado casi mil comentarios. En la siguiente pieza, discutiendo la respuesta de Schelp, él comenta sobre el hecho más preocupante de todos:
Finalmente, el reconoció públicamente que Veja tiene una lista negra: aquellos que caen en ella no son presentados en la revista. Esta no es la única compañía grande de medios que tiene una lista negra, pero hay una razón por la que nadie admite tener una. Es el hecho que no se puede tener una. Reportan las noticias y deberían siempre buscar fuentes que les informen mejor acerca de un tema. Cuando una publicación admite que tiene una lista negra, está diciendo que no tiene vergüenza en usar sus influencias para hacer que alguien se desvanezca del mapa de relevancia, sin importar si es noticia o no. (No que en este caso en particular Anderson se pierda de algo).
Carlos Brickmann [pt], también sobre las listas negras en dos momentos diferentes:
Peor aún, cuando una “lista negra” es mencionada, es del comando supremo de los medios de comunicación o de la compañía que venga a la mente. Nunca se pensó que un reportero, sin importar cuán bueno sea o cuán alto ha llegado en la jerarquía reporteril, podría incluir nombres en una lista negra.
Una lista negra es lo opuesto del periodismo, es la negación de la libertad de prensa. La opinión es libre, pero llevar al lector “todas las noticias que caben en el impreso” es la obligación de cada periodista.
Clarice Gontarski [pt] compara el periodismo con un juego de fútbol amateur:
Lindo ¿no? Estos tipos muestran cuán preparados están para un debate de opiniones y para la visión pluralística de la sociedad. La verdad es: la prensa en Brasil es como juego de pelota, es mía y los que juegan son los que yo permito que jueguen.
Debatiendo actitudes hacia el periodismo
Algunos bloggers discutieron el tono en el que Veja reaccionó ante el asunto, respondiendo a Anderson a través de Reinaldo Azevedo, uno de los bloggers contratados por Veja. Daniel Lopes [pt] ha estado siguiendo de cerca el intercambio de e-mails y decidió contactar al mismo a Anderson acerca de la carta abierta de Schelp. Esto generó una contra-respuesta la semana pasada, que él publicó en inglés y portugués. Él dice que la actitud de Veja es arrogante:
Reinaldo intentó descalificar los argumentos del periodista gringo, y a “los sinvergüenzas” que pensaron que la pieza de Veja fue mal periodismo. Con su arrogancia habitual, acusó indirectamente a Pedro Doria de ser un “petralha” [un neologismo peyorativo para describir a los seguidores de PT] y dueño de un “blog insignificante”.
Sin embargo, es en el post de Reinaldo donde la mayoría de los lectores de Veja llegaron a defender la actitud de la revista y la pieza sobre el Ché, entre muchos otros comentarios que fueron ‘removidos’ por el administrador del blog. Un lector anónimo agradece a Veja por la pieza:
Reinaldo, tu texto es brillante. Soy de la época del “CHE”, pero como he tenido que trabajar desde que tenía 15 años para ayudar a mi familia, no tuve mucho tiempo para conocer muy bien a ese sinvergüenza. Como a The Beatles, a quienes considero los padres del vicio, las drogas, etc.… Ese cerdo y sus seguidores fallaron al convencerme, porque el que tiene el ideal de mejorar a través del trabajo no tiene tiempo de seguir mitos. ¿Han visto sus fotos de los sicarios de esa época hasta ahora? Sucios, barbudos, apestosos, flojos, pero aún enfrentando a quienes tomaran su lugar.
Lo mejor del debate está entre los casi mil comentarios en los posts de Pedro Doria, que tienen a ambos lados presentando sus opiniones y mucha reflexión sobre el periodismo y la ilusión de la libertad de prensa. Como dice Brancaleone [pt]:
De vez en cuando, una y otra vez, volvemos al mismo tema de la “verdad en la prensa”. Esto no existe. Ningún diario, revista, radio o TV en ningún lugar del mundo tiene el poder divino de decir la verdad, porque no hay verdad en la información. Toda información tiene el punto de vista del que la reporta. No hay nadie en el universo que pueda reportar nada sin ser parcial, interesado o falso.
Renato [pt] cree que el hecho que era el Ché se aparta del punto:
Sea el Ché, la Madre Teresa o el Papa, el problema no es que Veja haya dado su opinión, sino el tipo de periodismo malvado del que ha sido ejemplo este caso. Para quienes lo defienden, digo que hoy es el Ché pero mañana puede ser alguien en quien creen. Atacarán o promoverán a la gente simplemente de acuerdo a sus intereses.
Al leer los e-mails de Anderson, Catatau [pt] reflexiona sobre lo que hace falta en el periodismo brasilero:
Todo está allí: el papel del periodismo como difusor de información, el cuidado acerca de las opiniones o teorías (especialmente si es amplia y limitada), el intento de lograr precisión e imparcialidad y lo similar.
Marcia Benetti Machado [pt] continúa:
Para mí, la discusión entre Schelp y Anderson no tiene importancia específica, aunque he leído todo y tengo mi opinión formada. Schelp estaba equivocado. El reportaje fue flojamente investigado, de hecho, y la contra-respuesta de Anderson explica bien las fuentes escogidas por la revista. Se comprueba una vez más que Veja hace “periodismo teórico” donde “periodismo” es sólo un título poético, porque conceptualmente no es periodismo.
Douglas Duarte [pt], quien ha visto a Anderson unas cuantas veces en el transcurso de la producción de su documental acerca del Ché, Personal Che, cree que la pieza fue sólo propaganda:
El artículo de Veja –ustedes dirán a quién culpar- es una pieza de propaganda y no un reportaje. Lo digo como periodista y luego de haber leído las cuatro biografías más importantes, entrevistado a los dos biógrafos más respetados y haber pasado por otro número de piezas de propaganda –tanto a favor y en contra del Ché. Veja ni siquiera descubrió nuevo lodo para cabestrillo.
El tiempo cambia las líneas editoriales
En un post llamado El Ché y el periodismo nazi, Luiz Raatz [pt] dice que la revista es más que sólo noticias desde la perspectiva derechista:
La revista se ha especializado en atacar lo que es extraño a ella. Cualquier cosa perjudicial y externa, a lo que el semanario juzga como normal, está limitado. Este es un principio fascista. La limpieza étnica del comportamiento. No puede haber punk. No puede haber heavy metal. No puede haber comunistas. No puede haber un seguidor del PT [Partido Laboral]. No puede haber promotores de los derechos humanos. Veja quiere el holocausto de la izquierda. Mandar a todo el que no esté de acuerdo con su punto de vista a campos de concentración y cercenar sus ideas en la cámara de gas.
Otros bloggers compararon esta última pieza de Veja con otra historia sobre el Ché Guevara [pt] que se publicó hace 10 años en la misma revista. La estudiante de periodismo Luana Farias [pt] compara ambas historias para observar cuánto ha cambiado la línea editorial en una década:
La historia más reciente tiene un carácter predominante de disertación. No identifica las fuentes que los autores tuvieron para la información, lo que sugiere que la historia fue escrita en las oficinas de la publicación. Parte de la tesis, de acuerdo al texto, es que el mito del Ché es una farsa ”producto de la maquinaria de propaganda marxista”. Y se intentó probar esta verdad. El artículo de 1997 fue escrito en Bolivia y tuvo en su objetivo principal escuchar declaraciones y describir eventos que fueron atestiguados. (…) Dorrit Harazim se enfoca en las fuentes que encuentra en el camino y la gente que lo admiraba en las ciudades bolivianas, donde el Ché fue un ser mítico, literalmente adorado como santo.
Ahora los internautas se preguntan: ¿en cuál Veja deberían creer? La que en 1997 desarrolló un reportaje llamado “La Resurrección del Ché Guevara” o la edición de 2007 “Ché: La Farsa del Héroe”?
Si quieren ir más allá en el periodismo contemporáneo sudamericano con un énfasis en la prensa brasilera, un buen blog en inglés para visitar es The New Market Machines. En este tema específico, Brayton tiene una pieza bien armada, Veja (Brasil) y The New Yorker: Las Cartas del Ché.
Escrito por Paula Góes.
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