El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo recientemente publicó su Índice de Desarrollo Humano, que clasifica a los países no sólo por sus ingresos, sino también por sus indicadores sociales como la esperanza de vida, el alfabetismo y la educación.
Este año, las noticias no fueron buenas para Burkina Faso, que bajó del cuarto país más pobre al segundo más pobre. A la prensa local independiente no se le escapó el hecho de que en realidad está en la última posición de la lista, porque el único país por detrás suyo, Sierra Leona, está intentando reconstruise después de una guerra civil de una década.
A Burkina Mom le pareció tristemente irónico que los indicadores de desarrollo se den a conocer mientras que el gobierno se dedica a sí mismo una fiesta enorme el Día Nacional, repleta con muchas festividades y un desfile gigantesco. Realmente no fue más que otra oportunidad para las élites locales de darse unas palmaditas en la espalda:
La gente de Burkina se está quedando atrás cada día y el gobierno piensa distraerlos con el ocasional desfile o discurso patéticos. ¿Alguien quiere pan y circo? Hey – al ciudadano medio de aquí le ENCANTARÍA algo de comida y un buen espectáculo. Pero la oferta de entretenimiento francamente deja mucho que desear. El desfile del día 11 en conmemoración del Día Nacional de la República fue principalmente una oportunidad para las élites para darse unas palmaditas en la espalda. Sin duda alguna ninguna de la gente modesta con la que trabajo a diario sabía nada sobre la supuestamente encantadora distracción propuesta por su amoroso gobierno. Por lo que respecta a la gente trabajando en el centro, todo lo que hizo fue evitar que llegaran al trabajo a la hora durante varios días (había ensayos para el desfile que cerraban el centro de la ciudad durante varias horas al día). Y sobre la parte de “pan” de la ecuación, habría sido muy apreciado, ya que el hambre y la malnutrición abundan por aquí. Pero no hay almuerzo gratis. O siquiera un pequeño tentempié gratis.
Burkina Faso también conmemoró el noveno aniversario de la muerte del reivindicativo periodista independiente Norbert Zongo, que fue asesinado junto a otras tres personas en un pueblo a unos 100 km al sur de Ouagadougou.
Zongo, el fundador del primer periódico independiente del país, L’Indépendant, pasó gran parte del último año de su vida investigando la muerte de David Ouedraogo, el chófer personal de François Compaore, el hermano del presidente de Burkina Faso. Ouedraogo fue secretamente retenido en una base por la Guardia Presidencial, torturado y finalmente asesinado por haber supuestamente robado dinero de su jefe.
El 13 de diciembre miembros de la sociedad civil, grupos por la libertad de prensa y ciudadanos de a pie se juntaron una vez más para exigir al gobierno la reapertura de la suspendida investigación de los asesinatos de Zongo. Pero mientras los años continuan pasando, Africa Flak, (un blog con el que estoy involucrado), se pregunta si se puede hacer algún tipo de presión interna y externa para que encuentren quién mató a Zongo y a sus compañeros:
“Con nueve años y sumando desde los asesinatos de Zongo, tengo dos opiniones opuestas sobre los pasos que las organizaciones internacionales y los gobiernos pueden seguir. Mi primer instinto dice que es demasiado tarde para que los extranjeros puedan influenciar al gobierno burkinabé sobre este asunto. Dicho eso, no sé cuántas conversaciones sobre el asunto Zongo han tenido lugar en los altos niveles entre, pongamos, la Unión Europea y Burkina Faso. Si efectivamente el tema se ha abordado, hasta ahora estas discusions no han producido ningún fruto – se ha permitido a la investigación de los asesinatos marchitarse y morir una muerte lenta y dolorosa. Hay que decir que en el mundo de la diplomacia pocas cosas son tan sagradas como la soberanía nacional, y los asesinatos de Zongo representan la madre de los asuntos domésticos. ”
Finalmente, Keith de Under the Acacias se entera a través de una persona llamada “H” de la extraña historia de Al Hadji Bani, un hombre que fue a La Meca pero que se desilusionó con la comercialización del peregrinaje. Volvió a Burkina Faso, a Bani, un pequeño pueblo situado a 230 km al norte de Ouagadougou, que ahora es famoso por sus siete mezquitas de barro, seis de las cuales rompen con la tradición islámica al no mirar hacia La Meca.
Al Hadji Bani afirmó que era un profeta enviado por Dios, y la gente empezó a seguirlo, escribe Keith. Afirmaban que Al Hadji Bani tenía sueños y revelaciones sobre las mezquitas – sobre donde debían ser construidas.
“H” dice que Al hadji Bani entonces empezó a decir que era Jesús retornado, y que Bani era la nueva Meca, y que los musulmanes ahora tendrían que rezar mirando a Bani y no a La Meca. Eso fue en 1989, y fue en esa época que “H”, junto con otros, quedó desencantado y dejó la comunidad.
El resto de la historia puede encontrase aquí.
Escrito por John Liebhardt.