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Guatemala: Migrantes y Feriados

Categorías: Latinoamérica, Guatemala, Migración e inmigración, Trabajo, Viajes

Los feriados son fechas para reunirse y compartir en familia. En Guatemala, muchos tienen parientes que han emigrado al extranjero en busca de mejores oportunidades y por consecuente, éstos no tienen la posibilidad de retornar a sus patrias, o las deportaciones los han separado de sus seres queridos. Para aquellas personas que si pudieron y han vuelto a Guatemala, las escenas en los aeropuertos son memorables.

Uno de los bloggers pro-inmigrantes es un admirable joven llamado Kyle de Beausset. En su sitio en la web Citizen Orange [1], recopila diversos puntos de vista sobre los problemas de la inmigración. Él responde [2] a las preguntas: ¿Quién es el inmigrante? y ¿De qué se trata?

Durante los últimos dos años, generalmente caracterizaba a los inmigrantes como «ellos». Aunque accidental, como lo son muchas de sus sistemáticas formas de pensar, me había mantenido alejado de los inmigrantes cuyas injusticias ahora quiero hacerlas escuchar. Siempre he hablado sobre el miedo con el que otros inmigrantes han tenido que lidiar y la injusticia que algunos otros han sufrido. Claro, no pretendo desligarme, pero separándome de los inmigrantes, me he sometido a las fuerzas que intentan calificarlos como los «otros». Más importante aún, ignoro la verdad fundamental que si un inmigrante vive en el miedo, yo también vivo así, que si un inmigrante sufre una injusticia, yo también la sufro. Esto es porque somos uno solo. La injusticia es una amenaza a la justicia en cualquier lugar. Todos somos inmigrantes. Nos trasladamos de un lugar a otro todos los días. Ya sea tan simple como ir a la escuela o al trabajo, o tan significativo como ir al otro lado del mundo, todos nos trasladamos de una forma u otra. De eso se trata ser un inmigrante, de emigrar. El problema es que miles de personas, por algún motivo, han sido condenados por el simple hecho de trasladarse.

Sabias palabras del blog Principios [3],  en el post Nacidos, Nunca Escondidos.

Emigrar, a pesar de los peligros y riesgos que involucra, representa un renacer para quienes el presente gris ofrece un futuro negro, ausente de color. Aunque algunos llegan a pagar la osadía de desafiar a los gobiernos de los países desarrollados con sus propias vidas, todos esperan encontrar un mejor mañana en tierras ajenas. De otra manera, nunca se arriesgarían.

Las festividades son la ocasión perfecta para que aquellos que han emigrado se reunan con sus familias. El blogger Homo homini lupes, en su post «El futuro de Guatemala está en los mojados»  [4]comparte las emociones en el aeropuerto y describe su experiencia al viajar en un avión con inmigrantes que volvían a sus hogares.

Ellos, traen dinero, regalos, maletas y más maletas. Los otros, se emocionan al ver pasar a quien es potencialmente “el Pedro” y corren a ser los primeros para abrazarlo. Mi avión venía repleto de potenciales “Pedros y Marías”. Más de cien asientos estaban cargados de inmigrantes que hablan mal inglés, visten como inmigrantes de pocos recursos en Estados Unidos y estrenan sus mejores vestidos para regresar a Guatemala. Copetes sensuales, blusas con encajes, botas vaqueras lustradas, brutales radios como equipaje de mano, tennis Nike nuevitos y brillosos, maletas y más maletas. Una lluvia de emociones, sentimientos y pasiones. ¡Mujeres que lloran al tocar tierra guatemalteca, abrazos y gritos al atravesar la puerta de salida!

Para todos es importante estar en el hogar durante las festividades, se pueden ver los aeropuertos repletos de gente, muchas maletas y calurosas bienvenidas alrededor del mundo, y Guatemala no es la excepción. Pero, según El Toronteco [5], blogger guatemalteco en Canadá, el concepto de hogar es relativo. 

No, no estoy tomando un avión en el último minuto para visitar a mi familia, a mis seres queridos, en la cálida (todo es relativo) Guatemala, la tierra que me vio nacer. Tampoco he comprado un «hogar», término marketero para decir «casa» (Aeronica, la línea aérea Nicaraguense, tiene un lindo slogan: «Tu origen, tu destino». Otro buen ejemplo del marketing en este «bendito mundo»). Lo que estoy haciendo es tomar una decision real de quedarme en casa. Sentar cabeza es una frase que viene a mi mente, pero no en su empleo común. La frase «Sentar cabeza» literalmente quiere decir apoyar la cabeza en el suelo. Y eso es exactamente lo que estoy haciendo ahora, pongo mi cabeza en el suelo y nombro a cualquier pedazo de tierra «hogar». Un hogar es un enorme lujo. Se vende a precios exhorbitantes, en especial, al finalizar el año. Después de recibir mi residencia en el 2005 decidí visitar a mi familia tan pronto salí de vacaciones. Comparé los precios de los boletos de avión de diciembre con los de febrero para la semana del Reading Week. El boleto era un tercio más barato para la semana del Reading Week (Bueno, alrededor de $400 menos pero 1/3 suena mas dramático). Coincidentemente, en esa época de mi vida, aún usaba el término»hogar» para referirme a mi patria, poco sabía que yo estaba cerca al final del periodo de negar mi identidad guatemalteca.

Luchas Libres y más, en su post Sin Documentos [6]:

…han regresado 16,890 guatemaltecos que fueron deportados de Estados Unidos. Casi un avión diario regresa a Guatemala con los sueños en pedazos de hombres y mujeres que han dejado parte de su vida en las cocinas, campos, y construcciones estadounidenses. Muchos de ellos incluso tienen familias que se han roto por estas constantes deportaciones. Niños que se quedan sin padre, madres que se que quedan sin hijos, esposos separados, abuelos sin nietos, toda una sociedad fragmentada por el único pecado de querer salir adelante sin pensar en fronteras. ¿Qué ha hecho Berger por acabar con esta situación? ¿Qué resultados puede mostrarnos Marta Altolaguirre? ¿Quién defiende a los migrantes de tantos abusos?

Durante las festividades, la nostalgía por la patria está en el aire, ya que a veces «hogar» es un país, a veces es una persona, o la mezcla de ambas cosas. La migración incrementa la complejidad pero también nos hace ver que actualmente, una ciudad, un país, o incluso el planeta puede ser nuestra patria.  Y como De Beausset dijo: «Todos somos migrantes, soñamos con un hogar que siempre espera por nosotros».