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Burkina Faso: Incidentes exteriores, locales e internacionales

Categorías: África Subsahariana, Burkina Faso, Derechos humanos, Economía y negocios, Etnicidad y raza, Guerra y conflicto, Periodismo y medios, Trabajo

A sólo unas cuantas semanas de Año Nuevo, la normalmente apacible ciudad de Uagadugú observó su primer crimen sensacional del 2008. Supuestamente un libanés había asesinado a un cambista local mientras realizaba un negocio que salió mal. El viernes por la mañana en el momento en que se encontró el cuerpo de la víctima, el presunto asesino, su chofer y su familia habían huído del país.

Al principio los medios de comunicación no informaron sobre el incidente por el temor de encender las llamas del sensacionalismo, de modo que todos tuvieron que confiar en los rumores para especular lo que había sucedido. En medio de todo esto, esa tarde una madre burkinesa [1] se encontraba cerca al centro de la ciudad e informó lo siguiente:

Mientras me contaba todo esto, vi que algunas de las tiendas estaban cerradas, a pesar de que eran las 5pm.
Todos reaccionaban ante el rumor que la muerte iba a ser “vengada” por la multitud burkinésa, quienes vendrían y atacarían a las empresas libanesas, las cuales son numerosas aquí… Desde luego a diario existe mucha tensión entre la comunidad burkinesa y la comunidad libanesa. Muchas comunidades libanesas han estado aquí por generaciones, sin embargo mantienen una identidad muy separada. Como regla general, los libaneses son mal vistos por su prosperidad. Además, los burkineses los ven como empleadores explotadores.

Espero que todo termine en nada. Pero estoy contenta de haber terminado de hacer las compras y de ya no arriesgarme mañana. La gente dice que el fin de semana será “chauffe” (¡caluroso!).

El domingo, el gobierno informó que el presunto asesino, libanés, y un cómplice, burkinés, fueron detenidos fuera del país y extraditados de vuelta a Burkina Faso. Las tiendas libaneses permanecían cerradas todo el fin de semana, y no se informaron incidentes de represalias.
Sin embargo, al leer un informe de acontecimientos en línea, la madre burkinesa se encontró con este comentario [2] al final de la historia de noticias de “Un Ciudadano Preocupado.”

Evitaré citar especialmente a los libaneses, aunque son ellos los que realizan este tipo de actos con el apoyo de los políticos y agentes de policías codiciosos por las maletas llenas de dinero en efectivo. No llamaré a una revuelta popular en contra de esta comunidad, de la cual algunos miembros son burkineses reales y forman parte activa en la construcción de nuestra Nación. Sin embargo debemos reconocer que una gran cantidad de extranjeros aún piensa que África sigue siendo de los ‘esclavos negros y sucios’ donde todo está permitido .”

Pero hablando un poco menos en serio, por algunas razones obvias los ex-patriados burkineses siempre tratan de buscar métodos para hacerse distintos a los turistas. En las semanas de Navidad y de Tabaski [3], el clima en Burkina Faso se vuelve frío, y los turistas parecen estar en todos lados. Una manera de no ser objeto de burla para los locales, según Valentine en My So-Called Life in Africa [4], es romper el código de vestimenta de los turistas. Aquí ella describe cómo reconocer a un turista (Casi siempre en parejas o grupos grandes):

1)Casi siempre visten pantalones cortos. (¡que los delatan muy rápido!)
2)Tanto los hombres como las mujeres usan gorros de béisbol.
3)Llevan grandes mochilas de montaña y bolsas de plástico negras.
4)Utilizan lentes de sol. (Sé que tiene sentido utilizarlos, pero no deberían)
5)Casi siempre las mujeres tienen el cabello trenzado conectado con cabello falso al estilo burkinés. (Piensan que se adaptarán mejor si adoptan los estilos locales de corte de cabello – ¡pero una mujer blanca con trenzas en hilera es obvio que no corresponde!)
6)Los persiguen una gran cantidad de ambulantes preguntándoles repetidas veces si desean algo que ya han rechazado cientos de veces. ( ¡Como si después de cien veces el turista de pronto cambiara de parecer y les comprara ese horrible llavero!)
7)Además, los persiguen algunos hombres rastas pidiéndoles ser su “Amigo”.

De Dori, (265 kilómetros al norte de Uagadugú), Keith from Under the Acacias [5] contó una historia que se llevó a cabo el mes pasado mientras observaba una pelea entre un hombre local y un soldado joven destinado en la ciudad.

Aparentemente comenzó con una pelea a golpes por una mujer. Hasta el momento, como se había previsto. Lo raro de esta pelea es que era entre un hombre local y un soldado – y el hombre local ganó, haciendo que el soldado necesitara de un tratamiento médico.

Luego, los amigos del soldado aparentemento decidieron vengarse, y luego fueron a destruir lo que sea en Dori. A cualquier hombre que encontraban en la calle, lo golpeaban, sin mirar de quien se trataba, y sin preguntar. Dos pastores locales, amigos míos, que estaban en la ciudad en ese momento, estuvieron entre los que fueron golpeados.

Le siguieron un par de días de gran tensión, con toque de queda nocturno, y amenazas mutuas de más venganzas, y hasta era posible que Tabaski se cancelara en Dori. Pero al parecer, luego de un “acuerdo” entre el jefe militar y las autoridades locales, la paz reina nuevamente en Dori.

Hace un tiempo, a fines de Noviembre Burkina Faso perdió a uno de sus más heroicos periodistas que hacía campañas sobre enfermedades crónicas. Liermè Somé había agarrado las riendas de L’Independant [6], el lanzamiento semanal realizado por el periodista de investigación Norbert Zongo [7], quien fue asesinado junto con otros tres en 1998. Aquellos asesinatos nunca han sido resueltos, sin embargo después de casi un año de manifestaciones anti-gobernistas, la muerte de Zongo ayudó a anunciar una variedad de reformas de medios de comunicación, incluso una mejor protección para los periodistas. Sin embargo, Somé seguía teniendo disputas con las autoridades, y es debido a eso que lo conocí en el 2003.
De AfricaFlak [8]:

Cuando lo conocí por primera vez en la discoteca, yo estaba sorprendida. Estuve algunas semanas en Burkina Faso, a unas cuantas semanas de salir del colegio de periodistas. Él fue un verdadero periodista africano, acostumbrado a las batallas en vivo. (Además le gustaban los bares sucios.) Ha sido encarcelado, amenazado, ha visto a su colega asesinado y ha sido escogido para reemplazarlo. Este es el tipo de persona sobre el que leí en el colegio. Desde el primer instante, Liermè hizo lo que pudo para derribar ese pedestal que construí para él – nadie podría ser un modelo de perfección, especialmente un periodista. Si Liermè me enseñó algo era estar contento con el simple hecho de ser humano: Desordenado, imperfecto e incluso siempre esforzándote por hacer algo mejor por ti mismo, tu familia y tu mundo.

Cualquier extranjero que pasa su tiempo en Burkina Faso te dirá que hay mucho más que enfermedad, asesinatos y amenazas en el país. Por mientras, coja las alverjas. No son sólo importantes en el aspecto culinario local, sino también este vegetal ha llegado a estar involucrado en un amplio mercado mundial. Quizá las alverjas sean bastante baratas – e importantes para la economía – pero sólo las podemos encontrar en los mercados de pueblo durante ciertas temporadas del año. Principios de año es una de ellas. Girls Raised in the South [9] encontró las alverjas de una sola forma.

Mi amigo, Rasmane, se acercó y nos preguntó si queríamos alverjas. Claro ¡POR SUPUESTO QUE SÍ! Nos dijo que las conseguiríamos, pero que no puedo comprar ninguna. Hah…eso lo veremos. Luego de una larga caminata llegamos a este enorme campo. Más o menos treinta personas están sentadas sobre los tapetes clasificando montonoes y montones de alverjas, mientras que otras están en el campo sacándolas de las plantas… Nos pusieron a  trabajar inmediatamente junto con el resto clasificando las alverjas–suponiendo que recibiría un premio por mi trabajo difícil. Vaciar las alverjas clasificadas es más difícil de lo que pensé. Me gritaron muchas veces por no sacar las que estaban en mal estado. Ellos sólo aceptaban alverjas perfectas para que sean empacadas en cajas, las otras defectuosas se las amontonaban en el tapete. Las alverjas en buen estado se empacaban en cajas y se enviaban a Francia, mientras que las que estaban en mal estado se las comían o las vendían en nuestro mercado.