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Burkina Faso: Nuevos colegios, feminismo aldeano y la vergüenza de todos los pájaros

Categorías: África Subsahariana, Burkina Faso, Ambiente, Economía y negocios, Educación, Mujer y género, Política, Tecnología

“Febrero ya está aquí,» escribe la autora de Global Voices Online Paula Odhiambo [1] en un post [2] reciente, “pero seguimos encontrando nuestro lugar y nuestro equilibrio en el 2008. Está destinado a ser un año interesante, y ya está lleno de grandes expectativas.»

Lo mismo pasa para los que bloguean en inglés desde Burkina Faso.

Keith de Under the Acacias [3] se puso a trabajar inmediatamente en uno de sus proyectos para el 2008, planificar la construcción de un colegio cristiano de primaria en Gorom-Gorom [4]. El proyecto está todavía en sus etapas iniciales, y él está usando este tiempo para unirse y diseñar ideas que permitirán al edificio ser más estético y eco-amistoso que «los ‘hornos’ de ladrillo y cemento» que por lo general tienen dos usos como colegios en Burkina Faso. Viajó 200 km hacia el sudeste para ver la escuela Gando [5] y conocer al arquitecto burkinés que lo diseño, Francis Kéré, ganador del premio Aga Khan 2004 para arquitectura [6]. Fue ahí que Keith encontró inspiración:

Casi todos los materiales y el trabajo son locales – mayormente tierra y piedra, ambos siempre a la mano. Las paredes están hechas de ladrillos de barro prensado, con una medida de cemento en la mezcla, usando la prensa de ladrillo. Los ladrillos son resistentes, pero necesitan ser protegidos de la lluvia – en este caso por el techo suspendido de hojalata.

Dos aulas colindantes tienen pisos diferentes – uno de cemento, el otro de tierra apisonada. La tierra apisonada visiblemente parecía resistir mejor. El techo de los salones estaba hecho de ladrillos puestos encima de filas de barras de metal, que proveen aislamiento y permiten que el aire fluya. El techo de hojalata está suspendido sobre el techo de cemento por un marco de metal, que protege al edificio de la lluvia, y permite que el aire fluya. Kéré dice que no han tenido problemas con el viento, ni siquiera cuando vientos muy fuertes han derribado árboles.

Cuando los calendarios marcan febrero en Burkina Faso, todo el país se cubre con una nada fina película de polvo, traída por los vientos del Harmattan [7] desde el Desierto del Sáhara. De Becca Faso [8]:

WOW. ¿Cómo lo describo? El Harmattan es una racha increíble de viento constante que avanza por el Mahgreb y el Sahel y derriba todos los rascacielos, letreros luminosos, postes eléctricos y árboles en su camino. La última parte era una broma. No tenemos ninguno de ésos. ¡Qué raaacha! Hace que mi silla que está afuera se mueva y levanta mi techo de hojalata. Lo que debes recordar es que no hemos tenido lluvia desde comienzos de setiembre. Esto sumado a la persistente fuerza de los vendavales significa que ahora el piso está en el aire. Hay una neblina general todo el tiempo debido a todo el polvo y la suciedad en el aire. ¿Es la suciedad gas de invernadero? ja, ja. No, ¿de verdad? Si no tengo la boca firmemente cerrada afuera, mis dientes lucirán chompas de tierra. Qué asco. Los dientes no son los únicos que sufren. Tengo una constante batalla con la perenne capa de tierra que cubre mi casa. Gracias a DIOS que solamente tengo una choza dos habitaciones que barrer. Todo mi mundo es del color del barro… mi ropa, mi piel, mi gato anteriormente blanco, el aire, el suelo… el harmattan desplaza lo que usualmente permanece bajo mis pies y repinta el mundo entero.

Quizá podamos poner con alfileres el comienzo del 2008, con esas obligatorias resoluciones de Año Nuevo. O quizá sea la sequedad, vientos calientes que obligan a que todo afuera se cubra. No importa cómo lo veas, las personas son más contemplativas en esta época del año. Especialmente, los bloggers de los Cuerpos de Paz, cuando los primeros meses del año presentan un obstáculo mayor: o están en su primer año de servicio o están en sus etapas finales porque en unos meses su tiempo en Burkina Faso habrá terminado.

Para los que se van en poco tiempo, es un momento natural para preguntarse si es que han hecho algún bien. Girl Raised in the South [9] tuvo hace poco una epifanía acerca de su trabajo:

Me parece que todo voluntario de los Cuerpos de Paz habla del «momento»… el momento en que repentinamente sienten el impacto que están dejando en sus aldeas (por más pequeñas que sean). He hecho algunos proyectos interesantes… pero no he sentido el impacto y la gratitud de las personas involucradas. Creo que es algo que necesitaba que me mantuviera a flote… que me diera una chispa extra. Me sorprendió que el único proyecto al que no pude dedicarle mucha atención ni tiempo iba a terminar siendo ese momento. Desde el primer día y hasta el último, fue la experiencia más divertida y beneficiosa que haya tenido. El grupo de 8 chicos fue ¡INCREÍBLE! Todos participaban y reían y compartían sus experiencias… nunca había un momento de silencio en el cuarto… no podía creer la respuesta que recibía de ellos. Honestamente, me hinchaba de orgullo. De verdad LO TENÍAN… ¡entendían de lo que hablaba! No solamente eso… lo decían, y también decían la palabra más esquiva para mí acá… «gracias.» Aparte de cuando daba regalos, nunca había óído esa palabra tan frecuentemente con relación a mi trabajo. Las personas asumen que los extranjeros están acá para dar… ¿así que para qué decir gracias? Era tan refrescante ver a las personas -delante de mis ojos- beneficiándose del conocimiento que compartía de ellos.

Aún cuando la situación laboral se haya resuelto sola, vivir en un país extranjero siempre hace que surjan preguntas. Jill, de Jill and Marcus in Burkina Faso [10], actualmente está trabajando en su relación con la cultura burkinesa:

Me tomaría mucho más de dos años para integrarmente realmente en la cultura burkinesa porque yo tendría que cambiar. Mucho. Por ejemplo, no cocino. No me gusta hacerlo y, más importante, lo hago muy mal. Y soy tan mala que no puedo mejorar con práctica. Markus, de otro lado, es un gran cocinero. No me parece justo someterlo a dos años de arroz quemado y tallarines crocantes solamente para que encajemos en los tradicionales roles de género burkineses.

Ya que no puedo ser como una mujer burkinesa, quizá pueda ser como un hombre burkinés y tomar té y conversar por horas y horas. Eso sería mucho más fácil para mí que tratar de cocinar…

Entonces, reacciono ante Burkina como lo haría con una pareja de prom [11] con una impresión errónea – manteniéndolo a un brazo de distancia. Pero solamente porque yo, una inopinada feminista tipo A, que es una pésima cocinera, no encaje acá no significa que no pueda apreciar la cultura desde afuera. ¿Dónde más puedo sentarme bajo un árbol en mi bar favorito, tomando cervezas heladas, mirando gente, saludando a los amigos, y donde me saluden pequeños estudiantes de primaria? No tienes que ser como un burkinés para apreciar cosas como éstas.

El tema de los roles de género plantea un punto interesante. De los extranjeros, especialmente los que viven en áreas rurales, uno escucha mucho acerca de lo que sienten ante la naturaleza reprimida y estrecha de las vidas de las mujeres en Burkina Faso. Para algunos, este entendimiento no solamente les enseña acerca de los llamados modos del mundo, sino que también les enseña un poquito sobre ellos mismos. De Moco in Burkina Faso [12]:

Realmente nunca me concebí como feminista antes de venir aquí. Si me hubieran presionado para decir si lo era o no, hubiera contestado que si, pero no era un pensamiento constante en mi cabeza. Es gracioso cómo cambian las cosas cuando llegas a un país donde las mujeres están tan increíblemente marginadas. Por ejemplo, un colega burkinés hablaría de las próximas elecciones presidenciales en EEUU, y afirmaría de mala manera “La mujer de Clinton no puede ganar porque las mujeres no pueden ser presidentas; no son suficientemente fuertes para dirigir hombres.» Otro día, con otro hombre, surge el tema de la extirpación (mutilación de genitales femeninos, búsquenlo), y me explican que, a pesar de ser ilegal, sin esto, las mujeres no serán fieles ni obedientes con sus esposos, así que sigue. No necesito decir, estas conversaciones son un poco duras para mi estómago, y hay una delgada línea entre expresar mis opiniones y ofender a personas de otra cultura.

No sería un resumen de blogs de Burkina Faso sin una o dos interesantes historias de animales. Ponganse cómodos para un artículo de Clay en Notes From Burkina Faso [13]:

Caminé a la casa de mi vecino hace unas semanas para ponerme al día en las noticias. Sagnon estaba sentado en su pórtico, y cuando me vio caminando jaló otra silla a su costado. Me senté, mirando sus pollos recién nacidos caminando por el patio, le pregunté cuántos había tenido. En cuanto le pregunté, se abatió al piso una gran águila salida de la nada, agarró un pollito y se fue. L'aigle! L'aigle! Sagnon estaba parado en su pórtico, gritando y palmeando al  águila que se había ido hacía rato. Bueno, parece que solamente tengo tres, dijo, y se sentó de nuevo. ¿Quieres un poco de té?

Finalmente, Stephen de Voice in the Desert [14] traduce un poema Fulani [15] sobre murciélagos:

Wilwindu semtini pooli
Alla semtin dum
Sabu bilan koyde de jumnita hoore
Walaa leebi nguuri ina piira

Oh murciélago, ¡eres la vergüenza de todos los pájaros!
Dios mismo se avergüenza de ti
Te columpias por tus pies y cuelgas tu cabeza hacia abajo
No tienes plumas y vuelas por tu piel.