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Ex Unión Soviética: Historias familiares de guerra

Categorías: Europa Central y del Este, Norteamérica, Estados Unidos, Hungría, Rusia, Ucrania, Guerra y conflicto, Historia

Durante tres años, aurinko25, usuario de LiveJournal, ha estado recolectando enlaces a historias familiares de guerra publicadas por bloggers rusófonos – 9 de mayo del 2005 [1]; 9 de mayo del 2006 [2]; 9 de mayo del 2007 [3].

Es un compendio abrumador, lleno de historia cruda y genuina, lleno de vida, muerte y angustia.

Tratar de escoger algo para traducir resultó ser muy difícil: muchos de estos textos merecen ser puestos en vitrina – y, al mismo tiempo, deben continuar siendo parte de una narrativa continua.

Terminé eligiendo dos breves posts que datan del 2004 y 2005 – ambos escritos por bloggers que viven ahora en Estados Unidos.

Del usuario de LiveJournal, modern-times10 de mayo del 2004 [4]:

Mi padre fue reclutado durante su cuarto año en la facultad de Medicina. En realidad, era el curriculum del quinto año, porque cuando la guerra empezó, tomaron un curso rápido, dos años en uno. Partió para el frente como doctor paracaidista y llegó hasta Austria.

Cuando estaban apostados en Hungría, un campesino local llegó pidiendo ayuda. Ansiosamente, trataba de explicar algo y ellos entendieron que alguien estaba enfermo y necesitaba ayuda.

Cuando papá y otro doctor llegaron a la casa del campesino, resultó ser que era su esposa quien estaba dando a luz. Ni papá ni sus compañeros del servicio habían sido asistentes en partos, pero todo salió bien, un saludable bebé nació, todos tomaron un poco de [slivovitsa [5]] a la salud del recién nacido, el feliz padre preguntó los nombres de los flamantes obstetras, y eso fue todo.

Imaginen la sorpresa de mis padres cuando, 23 años después, recibieron una invitación para el matrimonio de ese niño. Por supuesto, fueron y, por supuesto, les dieron permiso [las autoridades, para dejar la Unión Soviética y asistir a la boda en Hungría], y fueron recibidos casi como dignatarios de estado, Y esta visita se presentó como ejemplo de irrompible amistad internacional. Pero esto es irrelevante, porque el campesino lloraba y abrazaba [a mis padres], y su esposa lloraba y los abrazaba, y el niño – es decir, el novio de la boda -resultó que se llamaba Sandor Veniamin Rudolf – en honor de su abuelo y de los dos doctores que lo trajeron al mundo.

El usuario de LiveJournalwall49 de mayo del 2005 [6]:

Cuando era pequeño, me gustaba ir al Mercado de Cracovia de [Lviv] con mi abuelo. El abuelo Misha se compraba una cerveza y [kvas [7]] para mí, y después caminábamos ociosamente por los pasillos con verduras, queso cabaña hecho en casa y […] aves. El abuelo tocaba meticulosamente las piernas de los pollos y daba cumplidos a las animadas viejas aldeanas que hacían negocio en el mercado. Y en el camino de vuelta a casa, hablábamos sobre novedades de fútbol y el abuelo me contaba historias sobre su difícil vida.

Aquí una de ellas.

Durante la guerra, el abuelo se encontraba en la carnicería de [Stalingrado [8]]. Una vez, en medio de la batalla, lo hirieron en la cabeza con una metralla. Estaba entre nuestras posiciones y las alemanas. Todo era blanco por la nieve, la sangre manaba por toda su cara y no podía ver hacia dónde correr. Y se fue hacia las trincheras alemanas. Los alemanes le gritaban animándolo, pensado que era un desertor; los rusos comenzaron a dispararle, pensado lo mismo. Y de repente, el comandante de la compañía, un joven [teniente], entedió lo que estaba pasando y empezó a guiar al abuelo de vuelta a nuestras posiciones. “¡A la izquierda, [maldición]! ¡Más a la izquierda, y ahora de vuelta!”

Como sea, el abuelo regresó a su compañía. Limpiaron la sangre de su cara, le dieron un trago de alcohol. Y al [teniente] lo mataron al día siguiente. Y esto me hace pensar – ¿y si hubiera muerto el día anterior? ¿hubiera habido alguien que salvara a mi abuelo?

Los huesos de este hombre joven yacen en las lejanas estepas del Volga, y mi abuelo Misha está enterrado en un tibio y ordenado cementerio en Connecticut. Descansen en paz, queridos [amigos], y feliz Día de la Victoria para ustedes!