- Global Voices en Español - https://es.globalvoices.org -

Yemén: Gaza, mi abuela y velas

Categorías: Medio Oriente y Norte de África, Palestina, Yemen, Ambiente, Desarrollo, Gobernabilidad, Guerra y conflicto, Respuesta humanitaria, Tecnología

La blogger yemení Maysaa Shuja ha escrito un post profundamente reflexivo sobre velas, electricidad y la posible introducción de la energía nuclear a su país natal – un país que no puede proveer un flujo estable de electricidad.

Y mientras la corriente de solidaridad por Gaza y sus problemas de electricidad continúan, Maysaa Shuja [1] nos cuenta cómo su emprendedora abuela, que Alá se apiade de su alma, le enseñó el valor de las velas en las mayores horas de necesidad.

Maysaa explica:

Que Alá tenga el alma de mi abuela en paz. No vivió lo suficiente como para pasar por los asuntos de Gaza después que perdieran el suministro de electricidad y beneficiarlos con su experiencia. Hubiera podido enseñarles lo que no saben acerca de cortes de electricidad y la política de ahorrar al usar velas y la mejor manera de usarlas. Soy yemení y sé de velas más de lo que sé de electricidad. Y recuerdo cómo cortaban la electricidad durante tres días completos. Todavía le echo la culpa a los cortes de electricidad por mi mala vista y de cualquier baja en mis notas en esos tiempos y hasta de todo fracaso en mi vida. Es por eso que entiendo totalmente el sufrimiento de la gente de Gaza sin electricidad, porque tengo un gran corazón y no porque abrigue sentimientos nacionalistas o religiosos – sino simplemente porque he pasado por su sufrimiento y lo sigo haciendo cada día. Pero mi sufrimiento no provoca titulares de noticias. Tampoco he tenido tanta suerte como para encontrar un enemigo claro como Israel para achacarle las responsabilidades de toda mi miseria.

En mi país, las velas son un derecho. Cuantos más cortes de electricidad tenemos, más pequeñas y delgadas se ponen nuestras velas. Debido al aumento de cortes de electricidad, mi abuela, que su alma descanse en paz, empezó a imaginar que las estaban desapareciendo. Entonces decidió controlar el uso de las velas en nuestra casa y confiscaba velas de cualquiera que las comprara, y descubría el tráfico de velas de cualquiera que las guardara.

Mi abuela implementó una política de racionar las velas y nadie podía usar velas en nuestra casa sin su permiso, pues ella decidía a quién le daba velas, tras evaluar las necesidades humanitarias. Para los que estudiábamos, podía excederse de la ración y darnos dos velas, los que leían un libro no académico, recibían una vela; y al que hablaba le quitaba las velas porque no eran necesarias cuando se habla. Para los que necesitaban usar el baño, recibían velas pequeñas, pues ella se resistía a bañarse en la oscuridad.

Tan pronto como la electricidad se iba, mi abuela activamente iba por toda la casa, inspeccionando las velas y suervisando su uso. A los que jugaban con las velas se las quitaba y era estricta cuando pedían velas más adelante. Seguía en esta tarea hasta que la electricidad regresaba, y entonces recogía todas las velas sobrantes y las regresaba a su lugar seguro.

En realidad, la electricidad es un invento occidental, que quizá no merezcamos porque no intervinimos en su desarrollo. Nuestro problema con ella es que solamente somos consumidores y nuestros problemas con el resto del mundo es que solamente somos consumidores también – consumidores que no dejan de quejarse. Nuestro problema con los gobiernos árabes es que no dejamos de exigir nuestros derechos, y ellos, a cambio, no dejan de negarnos esos derechos. Nuestro problema con Gaza es que no es el único ahogándose en la oscuridad y clamando por ayuda de aquéllos cuyas circunstancias no son mucho mejores. Iraq, por ejemplo, ahora está sumido en la oscuridad después que construyeron un reactor nuclear en los años 80. Ahora están usando un invento local y han regresado a construir las casas con yeso en vez de hacerlo con cemento para que puedan adaptarse a su ambiente. Así es como somos, en un constante retroceso y con la injusticia de la oscuridad, y la electricidad es una de esas injusticias.

Pero el otro lado del mundo se ve diferente. Como yemení, encuentro gracioso que Londres considere la cera como una vuelta al pasado y la ponga en un museo, y forme figuras de cera y desperdicie un recurso muy necesitado. Tal vez si el Reino Unido nos hubiera suministrado parte de esa cera, mi abuela me hubera dado dos velas para leer, y eso me hubiera ahorrado el costo de los lentes que ahora uso. Otros son más tontos, y consideran a la cera como fuente de belleza romántica, mientras que yo usaba todos los medios para contrabandear velas furtivamente y esconderlas de la censura que se había impuesto para proteger el escondite de las velas. Pasé largas horas de mi vida miserablemente, pensando sobre cualquier esperanza que la vida pudiera darme a la limitada luz de las velas. También aprendí cómo pasar el tiempo, como los prisioneros, para no morir de la pena.

Aún así, los gobiernos llegan con una novedad cada día, la última de las cuales es unirse a las potencias nucleares y usar energía nuclear en un país donde el analfabetismo suele exceder del 50 por ciento. Que Alá dé descanso en paz al alma de mi abuela. Ella no vivió hasta el día de ver al gobierno yemení – que no podía proveer de electricidad a su pueblo – hablar de energía nuclear, ¡lo que de todas maneras no hubiera entendido! Ni siquiera hubiera podido pronunciar su nombre correctamente y, seguramente, no hubiera sabido de la calamidad ocurrida al tesoro de velas que guardaba y que nosotros erradicamos totalmente.»

En vez de insultar a la oscuridad, prende una vela para que no caigas víctima de la desesperación ni insultes a la oscuridad de la que es culpable el gobierno. Para ser un ciudadano mas positivo, prende una de las velas que están fácilmente disponibles, gracias al gobierno que las suministró. En realidad, es el gobierno que ha tratado tanto para enseñarnos cómo usar la electricidad de manera conservadora, y mi abuela que nos enseñó cómo economizar en usar velas, lo que resultó en enseñarme cómo economizar en mis sueños para no llorar sola en la oscuridad sin electricidad.