Egipto: Historia de una tienda

Hoy me detuve en un blog y fui inmediatamente capturado por la manera en que “Tak Hank” (Ar) describe el flujo de vida a través de una historia de una pequeña tienda en su vecindario.

Hay algunas tiendas que parecen tener alguna maldición, que lleva a sus dueños a la bancarrota. Noté esto mientras miraba una tienda cerca de mi casa que pasó por constantes cambios de propietarios y arrendatarios, así como cambios de actividad y clases de mercadería en venta varias veces.

El primer recuerdo que tengo de esta tienda en particular se remonta a mi niñez, cuando era pequeña y tradicional, en donde podías comprar juguetes o dulces. Una vez quise comprar una espada de plástico para usarla en mi pequeño papel en la obra teatral histórica escolar en la que actuaría (todavía recuerdo la única frase que iba a decir y que ensayaba repetidamente “¡Ésta es mi recompensa por salvarte de la muerte!”).
Fui donde el viejo vendedor y le pedí educadamente que me diera la espada de plástico; para mi sorpresa, explotó furioso. Gritaba maldiciendo los días que vivíamos, lamentando lo que le pasaba al país y su gente; cuando los muchachos iban pidiendo una espada, y un joven comete un terrible crimen; después el viejo empezó a pedir a Dios que se lo llevara para no ver qué más podría pasar en los días por venir. Por supuesto, no pude responder, y regresé triste a mi casa. Tendría que decir “¡Ésta es mi recompensa por salvarte de la muerte!” sin una espada de plástico.
En ese tiempo, había una historia sobre un crimen que aterraba a todo el mundo, en la que un joven había matado a su madrastra, y parece que el vendedor relacionó ese crimen y las tendencias criminales que habían surgido en la comunidad, y que hacían que un niño inocente pidiera una espada plástica para jugar.
A veces me gusta pensar que la maldición que caía sobre esa tienda empezó en ese momento cuando el vendedor gritó en la cara de este niño, rompiéndole el corazón y privándolo de la diversión de decir “¡Ésta es mi recompensa por salvarte de la muerte!” de una manera apropiada.

Mi siguiente recuerdo de esta tienda fue cuando se convirtió en una tienda de cassettes. Compré una cinta de nombre “El Farha” de Mohamed Mounir (es una cinta bastante mala, por cierto). Entonces comenzó la etapa de cambios rápidos de activación de negocios, propietarios y arrendatarios. Por lo que decidieron adecuar la tendencia actual y empezaron a vender osos de peluche, pero fracasó a pesar del éxito de sus competidores. Una opción más «segura» para una tienda en su condición fue vender accesorios para celulares, tarjetas de recarga, etc. Pero incluso ese intento falló, y la llevó a una seria depresión (una larga temporada de cierre). Un hombre con barba comenzó a vender colonia, perfumes, cintas religiosas, pero el compromiso del centro religioso no fue suficiente para superar la mala suerte y el fracaso del proyecto que terminó cerrado por otro periodo. Si embargo, a unos pasos de la tienda, el hombre con barba comenzó a vender los mismos artículos, hasta ahora con éxito, detrás de una pequeña mesa a la entrada del edificio.
La tienda permaneció cerrada por largo tiempo, ¡aún cuando la persistencia la hizo tratar con la venta de zapatos! Cuando pasé por ahí hace dos meses, vi a un hombre poniendo zapatos en la ventana de la tienda. Todavía, una vez más, el nuevo proyecto fracasó antes de comenzar y la zapatería nunca abrió. Los zapatos desaparecieron de la ventana… y hasta el día de hoy la tienda sigue cerrada.

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