Bielorrusia: Protesta del Día de la Libertad

El martes 25 de marzo, la policía disolvió una manifestación de la oposición en Minsk, la capital de Bielorrusia, golpeó a los protestantes con porras y detuvo a docenas de personas. Según informes de los medios, miles de protestantes aparecieron para la manifestación anual del Día de la Libertad, prohibida por el gobierno, y trataron de reunirse en una de las plazas centrales de Minsk, que estaban bloqueadas por la policía. El miércoles, los protestantes detenidos – así como varios periodistas – fueron sentenciados a prisión en plazos de van de tres a 15 días.

Los usuarios de LiveJournal dranik80, ialeks, coipish publicaron informes muy vívidos con fotos de la manifestación del 25 de marzo – acá, acá, y acá.

El usuario de LiveJournal mmpbel, 30 años, publicó un extenso y detallado relato (RUS) de sus experiencias en la manifestación, y luego, dentro de un bus de la policía:

[…] Cuando nos acercábamos a Plaza de la Victoria, finalmente vi a la gente que, así como yo, insistía en celebrar [el Día de la Libertad]. […] [Estaban] parados en todos los lados de la intersección. A lo largo de la calle, había policías de tránsito. Principalmente había gente joven, veinteañeros y menores. Vi muchas personas de mediana edad, unas cuantas familias. Había [banderas blancas-rojas-blancas], y repartían cintas blancas-rojas-blancas (a mí no me ofrecieron). Casi no había flores. Solamente vi una mujer con un ramo blanco-rojo-blanco. El ánimo era festivo. Vi un pequeño grupo de gente joven que caminaba en la vía, un tipo ondeaba una bandera, animando a la gente a seguirlo, pero no muchos lo hicieron y los policías de tránsito se las arreglaron para despejar el camino muy rápidamente. Pronto, había un sólido cordón de policías de tránsito y, un minuto más tarde, otro hecho de policías antimotines. […]

La gente empezó a ir hacia la Plaza de la Victoria, empezó la marcha. Los que estaban en la primera fila de la formación llevaban un cartel (pero no vi lo que decía). Podía escuchar los lemas usuales. (Qué pena que no fueran canciones. No soy de la clase [que corea lemas], pero me hubiera unido a una canción.) […]

Muy cerca del puente, la formación se detuvo. Debe haber sido por la policía que estaba en el camino. Nos paramos por unos cuantos minutos. Vi [al líder de la oposición Anatoly Lebedko] caminar hacia adelante, para hacer algo. Después de un rato, los que estaban adelante de la formación comenzaron a voltear. Al mismo tiempo o un poquito antes, un bus de la policía iba hacia el puente. Entonces las cosas comenzaron a moverse rápido. Vi policías con cascos correr. Los jóvenes con el cartel empezaron rápidamente a acomodarse, para estar de nuevo delante de la formación. Alguien escondía apresuradamente una caña de pescar con la bandera. Un tipo que agarraba el cartel se volteó y empezó a gritar un nombre de mujer, y entonces alguien gritó “¡Andrei!” y vi que agarraban a una chica y la arrastraban al bus. Rápidamente, la gente empezó a dispersarse. He estado antes en una estampida, pero era la primera vez que los policías me perseguían. Indeciso, también empecé a moverme más rápido, aún sin creer que esto estaba pasando de verdad. Tal como lo entendí, principalmente detenían a jóvenes con banderas. […]

[…] Sentí que todo había terminado y decidí tratar de llegar al monumento del poeta bielorruso Yanka Kupala, [a ponerle flores]. […] Fui de nuevo hacia el puente. Había un bus de la policía por ahí cerca, y desde su ventana, una detenida estaba haciendo el signo de la Victoria con los dedos. Los jóvenes estaban parados cerca del bus – posiblemente, amigos de los detenidos.

[…] Unos cuantos policías ordinarios [no anti motines] estaban parados en la entrada del parque. Le pregunté a uno de ellos: «¿Está cerrado el parque?» Dijo, “Si.” […] Cuando caminé por la calle Yanka Kupala, vi que la entrada lateral del parque no estaba vigilada y que el parque estaba vacío. Un hombre y dos mujeres pasaron caminando: él les rogaba que se detuvieran porque tenía miedo de entrar al parque. […] Llegué al monumento y puse las flores. Mis flores no eran las únicas en la nieve, pero debajo de la nieve había muchas más flores blancas-rojas-blancas. Un anciano […] pasó de largo. Solamente estábamos los dos en el parque. Me paré unos segundos por el monumento, tratando de imaginar “qué pensaría Él [Yanka Kupala] de las cosas que estaban ocurriendo.”

Decidí salir del parque por la salida vigilada por la policía. […] No tenía nada que pudiera hacerlos sospechar. Había un bus que ya había visto. […] Un policía se me acercó [y me dijo que me fuera.] […] Otro policía se me acercó y dijo: «¿Qué haces aquí?” Yo [exclamé, en bielorruso]: “¿Por qué me habla así?” (normalmente, hablo ruso, ay de mí). (Parezco muy joven, pero detesto cuando extraños maleducados se dirigen a mí [informalmente], especialmente los uniformados.) Y empezó. El policía me agarró del saco y me arastró dentro del bus, gritando algo. […] La pista estaba resbalosa, casí me choqué contra el bus. […] Me empujaron dentro, me golpearon en el estómago, hubo gritos y órdenes de que les enseñara qué había en mi mochila. Todo era solamente para asustarme, sin ningún orden. El bus era pequeño y estrecho, había como una docena de policías dentro. Quizá eso explique por qué el golpe en mi estómago fue débil. […] Un policía me llamó a la parte de atrás del bus, me rebuscó, pero no miró dentro de la mochila. Me dijo que me sentara atrás. Después se olvidaron de mí.

Los policías estaban todo el rato hablando, bromeando y parecían aburridos. Hablaban por teléfono con sus esposas, les explicaban que estaban en un «incidente». […] Decían lisuras constantemente. […] Hablaban de los carros que se habían comprado.

Después de un rato, hubo gritos, la puerta se abrió, y metieron a un tipo alto, flaco de unos 30 años. Otra vez hubo intimidación, [le ordenaron que se tirara al piso.] […] Lo llevaron a la parte de atrás del bus y lo rebuscaron. Encontraron un inhalador de asma […]. Le ordenaron que se sentara a mi lado. Trajeron a dos mujeres al bus después que él (pareció que no las empujaron hacia dentro). Una de ellas era la mamá del tipo, la otra era su amiga. Parecían muy refinadas […]. La madre pidió que dejaran ir a su hijo, habló de la mala salud del hijo y de la suya propia (ella tiene problemas en el corazón) preguntaba quién estaba a cargo. Nadie la escuchaba, el que estaba a cargo no respondió. Alguien dijo que habían violado la ley de actos masivos, entraron en el parque cerrado por reparaciones, tenían banderas [anti gobierno] con ellos, llamaban a un derrocamiento violento del [régimen]. La madre les rogaba a los policías, trataba de razonar con ellos, pedía que la dejaran salir a tomar un poco de aire fresco, llamar a sus parientes. Se negaron a dejarla hacer todo eso. […] Nos ordenaron apagar nuestros teléfonos.

[…]

Las cosas se estaban calmando y los policías se estaban aburriendo. 

Un policía que parecía estar a cargo llegó y ordenó que la mujer y el tipo se fueran […]. […] No les dejaron llevarse su paraguas blanco-rojo-blanco.

De nuevo me quedé solo. Me sentí como un soldado del Ejército Rojo apresado por los fascistas. Odio y la sensación de completo desamparo. Si me hubieran llevado al bosque para disparar, no me hubiera sorprendido. No había ninguna señal en absoluto de derechos legales.

[…]

El bus comenzó a moverse […]. [Después se paró.] […] [Me dijeron que me levantara y me fuera.] Me levanté y me fui. […] El policía a cargo, parado en la puerta, me llamó […]. Me acerqué. Me golpeó en la oreja por detrás de la cabeza. Escuché risas que salían del bus. Me voltée, la puerta se cerró, y el bus se alejó. […] Prendí mi teléfono y llamé a mi esposa. Era cerca de las 8:30 PM.

Se me ocurrió presentar una queja en la oficina del fiscal,  pero no lo tomé en cuenta mucho rato.

El usuario de LiveJournal annie-minsk, 21, describió (RUS) qué se siente estar en una manifestación en Bielorrusia:

No tienes miedo cuando te encuentras en medio de todo – policía, gente, banderas

No, te endureces aún más. Las lágrimas, el miedo y estrechar manos se ha olvidado hace tiempo, reemplazados con […] una sonrisa malévola y la fría calma de una persona condenada. […] Ya no eres tímido y dejas [de usar la manera educada de dirigirte a los demás]. […] Tu sangre se llena con adrenalina. Todos son iguales ahí, todos [son tus amigos] – ¡bienvenido al infierno!

Cuando ves las fotos en la web la mañana siguiente, sientes todo otra vez. Como si estuvieras ahí otra vez. De nuevo en ese nervioso desorden sucio, húmedo compuesto de gente, cámaras, gordos policías anti motines con nudillos de acero y ecuánimes policías de tránsito. Y los quejidos de los bastardos vestidos de negro [policía anti motines] – “Reh-eh, reh-eh” (así es como gritan cuando empujan a la gente, para que se muevan sincronizadamente) – ya no te espantan, no como antes, la primera vez, en el frío marzo del 2006 [una traducción de GV de esa época está acá]. Entonces pareció violento. Monstruoso, inhumano. Esperábamos que para mejor, creímos que era solamente una amenaza. Nos asustaron y nos dejaron ir. Y todos se irían a casa, y se hablaría en la cocina y alguien escribiría de esto en LiveJournal.

[…]

He escuchado tantas veces la misma respuesta tantas veces: «¿Qué tratas de conseguir con tus manifestaciones?» Mi respuesta es, mira tú, encuéntralo. Y no me molesten, porque de todas manera no nos vamos a entender.

Sin duda hay unos cuantos observadores por ahí que cuestionan el enfoque de la oposición bielorrusa.

Mark Grigorian – usuario de LiveJournal markgrigorian, periodista y analista político armenio radicando en Londres – escribió esto (RUS) en su blog el 26 de marzo:

He estado siguiendo los acontecimientos en Bielorrusia por mucho tiempo.

Y veo cómo se repite la misma historia año tras año: la oposición bielorrusa anuncia una marcha, manifestación o mitin dedicado a una fecha importante para el país y para la nación bielorrusa en su conjunto. Las autoridades les ordenan cambiar la ruta o la fecha o el lugar, del centro de la ciudad hacia las afueras.

La oposición discrepa, mantiene la marcha (manifestación, mitin) donde quiere llevarla a cabo. A menudo, termina en enfrentamientos con la policía. […] Hay docenas de detenidos como resultado (incluidos periodistas), hay arrestos de corto plazo, ruido de violaciones de derechos humanos y artículos solidarios en la prensa occidental.

Entiendo que me arriesgo de obtener reacciones extremadamente negativas por parte de mis [amigos] bielorrusos. Pero tengo que mencionar que la necedad con que la oposición insiste en hechos de este tipo, que terminan de una manera más o menos predecible, hace pensar en falta de imaginación.

Además: no sé cuál es la reacción a estas acciones dentro de Bielorrusia. Afuera – si, son efectivas. La prensa escribe sobre esto, los políticos europeos y norteamericanos sacan conclusiones. ¿Pero dentro del país? ¿Qué cambia en Bielorrusia? ¿Hay más partidarios de la oposición? ¿O, de lo contrario, hay menos? […]

Si hay un componente político, se debe considerar esto: ¿cuáles son los resultados políticos dentro del país? Si son negativos, ¿por qué insistir en nuevas acciones [de protesta]?

[…]

Y si las dispersiones, golpes y arrestos son tan fáciles de predecir, ¿entonces por qué empujar a hombresy mujeres jóvenes a los cordones de la policía anti motines?

[…]

Acá el comentario de un lector del post de Grigorian:

pisalnik:

Creo que es un error pensar que son los politicos los que empujan a los jóvenes hacia los cordones de la policía anti motines. No sobrestimaría el impacto que los políticos adultos tienen en el ánimo de varios grupos juveniles de oposición. En realidad son los jóvenes los que suelen criticar a los políticos adultos por ser tan moderados y no suficientemente radicales. La teoría de manipulación de imprudentes jóvenes por parte de los adultos (incluidos los del exterior) ofrece, por cierto, la explicación más conveniente para tales hechos, pero resulta que esta teoría es, la mayor parte de las veces, un simplifcación inaceptable y no puede servir como una base para la conclusión a la que has llegado. La oposición bielorrusa está lejos de ser monolítica, y es por eso que no debemos presumir que puede coordinar sus acciones. Esto es – lo que observamos en Bielorrusia no es el tema de falta de creatividad e imaginación, sino el problema de discordias dentro de la oposición y el conflicto «padres e hijos».

En cuanto a consecuencias políticas de tales acciones aparentemente sin sentido, a veces hay que esperar mucho tiempo. Pero no habrá resultados si la resistencia cesa.

[…]

Encuentro difícil de imaginar cómo es posible diversificar la situación, cuando el régimen siempre tiene una obvia ventaja en su enfrentamiento con los protestantes, principalmente en la forma de la disciplinada y obediente maquinaria represiva. […]

Al final, todo se trata de la imposibilidad de coordinar las actividades de los conflictivos grupos opositores […] – y el régimen hace uso de esto de manera más o menos exitosa. Actividades coordinadas y buena disposición para expresar solidaridad dentro del ámbito de la oposición – he ahí el principal problema. ¿Cómo resolverlo? No lo sé.

En cuanto al impacto de las protestas de la oposición dentro de Bielorrusia, algunos bloggers piensan que no hay mucho de esto.

El usuario de LiveJournal lidial respondió una pregunta (RUS) de live_report, un proyecto conjunto de LiveJournal y el Servicio Ruso de BBC, a la comunidad de LiveJournal minsk_by:

BBC pregunta:

¿Qué está pasando en Minsk?

Debajo algunas respuestas:

beatleofdoom:

Nada – contestaría el 80% de los residentes.

lidial:

86% )

aller:

83%

happybullshit:

Algo de 93%

head_of_babulka:

No menos de 96

cx_vutik:

102

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