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Medio Oriente y África del Norte: Cliente número nueve

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La caída en desgracia de Eliot Spitzer tomó los titulares en cuanto los periodistas se enteraron del escándalo. Los bloggers lo siguieron muy de cerca, incluidos los de Medio Oriente y el Norte de África, cuya atención se volcó sobre la humillación que debe haber sentido la esposa y la indignación de haber tenido que pararse al lado de su esposo cuando este anunció su renuncia.

Yemen:

El yemení Omar Barsawad [1] está indignado por la humillación sufrida por la esposa y la familia de Spitzer. Escribe:

Para un hombre que propugnaba una moral alta y un hombre que parecía tener una integridad sólida e impecable; para un político que surgió de una espada de rectitud y que persiguió la corrupción oficial y la inconducta con ganas, Eliot Spitzer no solamente ha caído, sino que ha hecho un tonto de él mismo. Y ha traicionado tremendamente a su esposa e hijos. No entiendo cómo los políticos norteamericanos no tienen ninguna consideración por sus cónyuges; Spitzer pudo al menos ahorrarle a su esposa la humillación pública de tenerla parada a su lado cuando anunció su renuncia.

Que un hombre casado se enamore de otra mujer o se tambalee por los encantos de otra mujer – puedo entenderlo. Pero que un hombre casado – especialmente en la posición de Spitzer – busque los servicios de una prostituta, y varias veces, eso no logro entenderlo. ¡No sabía que hubiera prostitutas tan grotescamente caras! Estados Unidos es verdaderamente una tierra de extremos y excesos.

Barsawad explica más adelante:

Entre los hipócritas, pocos pueden igualar a Spitzer. Engañó a todos con que era especial y no un político común norteamericano. Al final, hizo de sí mismo un gran tonto y un bufón. Muy desafortunadamente, está casado. Y eso es lo que me parece más triste: herir a su familia tan profundamente y tan terriblemente como lo ha hecho.

Palestina:

Al Falasteenyia [2] tampoco puede ocultar su repugnancia por la manera en que la señora Spitzer desfiló al lado de su esposo caído. También traza un paralelo sobre cómo se hubiera descrito la situación si Spitzer hubiera sido “otra” persona. Escribe:

“No sé por qué se paró con él en esa plataforma.”
” Yo no lo hubiera hecho.”
“Oh si, hubiera estado ahí con él, muy bien, ¡estrangulándolo!”

…la conversación siguió entre estas tres mujeres, cuando estuve con ellas en el ascensor. Y entonces se me ocurrió, si esto hubiera pasado en otro tiempo, en otro lugar, si el nombre de Spitzer fuera ‘diferente’, si su esposa ‘tuviera un aspecto diferente’, entonces la conversación hubiera sido diferente.

Me imagino que hubiera sido algo como esto

“esas pobres mujeres de por allá.”
“es una cultura tan opresiva – la manera en que se paran en la sombra de sus esposos. “
“en serio. si solamente pudieran venir y ver cómo vivimos – lo liberadas que somos.”

Aunque muchos no están de acuerdo con Silda Spitzer y la critican por estar al lado de su esposo, nadie dice que está oprimida. No digo que lo esté – simplemente cuestiono el uso de la palabra. Es gracioso lo fácil que las personas califican a otras personas en otras partes como oprimidas; como si la opresión (de cualquier forma) no exisitiera en EEUU.

Israel:

Desde Israel, Sharvul [3] tampoco puede entender por qué vimos a la señora Spitzer al lado de su esposo.

Vi unos pocos segundos de la conferencia de prensa en la que Eliot Spitzer renunció. Hay algo que no entiendo: ¿por qué estaba su esposa ahí, a su lado? Dadas las circunstancias, ¿no hubiera preferido quedarse en casa? ¿Por qué los políticos insisten en tener a sus esposas a su lado en este momento de pública humillación? Después de todo, no es que haya dudas y que ella esté ahí para demostrar su apoyo ante acusaciones sin base, ¿verdad? No puedo entenderlo.

Arabia Saudita:

Al último pero no menos importante, Dotsson [4], que vive en Arabia Saudita, vuelca su atención sobre la prostituta de 22 años con la que atraparon a Eliot Spitzer. Agrega:

Ashley tiene un perfil en MySpace y varias fotos que ya he guardado en un lugar seguro en el caso que ella decida hacer privado su perfil… Nada mal. Para nada mal. Ashley le gana a la Monica Lewinsky de Bill Clinton, pero no me convence que cueste $4,300 la hora. Veo el trato de un libro en el futuro de Ashley y ojalá que un par de poses para Playboy.

* Este artículo ha sido publicado en Voices without Votes [5].