En Chile, una estudiante cansada de la represión y de la encarcelación que sufrieron los participantes de la protesta contra la nueva Ley General de Educación (LGE), y en desacuerdo con las golpizas y con el abuso que ella misma sufrió de los militares durante la protesta, se quejó contra la Ministra de Educación en una de las reuniones de participación organizadas por ella misma [1] para debatir sobre dicha Ley, discusión que terminó -como puede observarse en el siguiente video- con una jarra de agua arrojada a la cara de la Ministra.
En el video, subido por profemetropolitano [2], se muestra una conferencia en la que se observan los diálogos de participación que la ministra ofreció. Alrededor de las 2:02 pm, en medio de cánticos contra la Ley General de Educación, una estudiante de 14 años de edad, vestida con una chaqueta color rojo, comenzó a preguntar sobre sus compañeros detenidos y pidió explicaciones sobre los golpes recibidos. Luego siguió cuestionando a la ministra Mónica Jiménez hasta que fue separada por oficiales del gobierno. Fue en ese momento cuando tomó una jarra con agua y la arrojó a la cara de la ministra.
Los estudiantes chilenos han protestado contra el proyecto de la nueva Ley General de Educación, como lo hizo Erwin -colaborador de informes del blog de américa latina [3]. Dicha ley está por decidirse en el senado, específicamente en áreas sobre pautas de educación lucrativas, así como también se decidirá sobre la posibilidad de seleccionar estudiantes acorde a los niveles socio-económicos y a la formación académica para poder matricularse en las escuelas. Se quejaron, además, que el gobierno no llevó a cabo los acuerdos redactados durante las protestas del año 2007. En medio de estas protestas masivas, se produjeron ocupaciones en escuelas y cortes de calles en todo el país, cientos de estudiantes y maestros fueron reprimidos por la policía y, en alguno casos, hasta detenidos, tal como se puede observar en estas imágenes televisivas que reportaron el evento [4].
La Ministra declaró que el agua arrojada en su cara es un claro ejemplo de cómo la gente (que carece de argumentos para defender sus posturas) recurre a la violencia.