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Palestina: Los chicos que olvidaron cómo divertirse

Categorías: Medio Oriente y Norte de África, Palestina, Derechos humanos, Educación, Guerra y conflicto, Juventud, Refugiados, Salud

La situación en la Franja de Gaza ha afectado a todos los ámbitos de la vida y a todas las edades. El blogger Samaher Al Khazandar describe las dificultades que tiene un jardín de infantes al intentar realizar una fiesta de fin de año.

Samaher dice [1]:

En circunstancias normales, los jardines de infantes organizan una fiesta para celebrar el fin de un largo año de actividad y de aprendizaje de lo básico que ayudará a los alumnos en su primer año de escuela. Pero las circunstancias de este año no fueron para nada normales y muchos de los jardines de infantes no pudieron organizar una fiesta debido a que muchas personas no podían abonar los pagos mensuales. Ya que los jardines de infantes son empresas comerciales, han sufrido grandes pérdidas, motivo por el cual son reacios a gastar más pagando una fiesta, aunque sea sencilla.

Ella explica cómo convencieron a la dueña de un jardín de que los chicos necesitaban una fiesta:

Un ejemplo de este tipo de jardín de infantes es el del jardín islámico Khalid bin Al Waleed, el cual y según Mariam Abu Alkhair, su dueña, hasta dos días antes de su fiesta no tenía intención de realizarla… Ella dice que muchas personas no estaban dispuestas a abonar la tarifa impuesta por el jardín y que ella no tuvo intención de realizar una celebración debido a la dura situación económica, a las dificultades de los medios de transporte y al estado general de depresión sufrido por todos. Sin embargo, luego de haber recibido llamadas telefónicas de algunas madres, le simpatizó el pedido de darle la alegría a los niños que se les niega desde hace mucho tiempo. Se contactó con muchas personas conocidas de ella y contribuyó comprando lo necesario para la modesta fiesta de los chicos del jardín.

Cuando llegué el día de la fiesta, me sorprendí por la gran cantidad de madres y encontré a Mariam y a Suzanne (maestra del jardín y asistente principal de Mariam) dándole la bienvenida a cada persona que llegaba. Mariam estaba en un estado realmente de tensión. Cuando le pregunté a su asistente que le sucedía, me contestó riéndose «El grupo de actuación está llegando tarde… Su nivel de azúcar en la sangre se ha elevado y pronto su presión sanguínea también lo hará.» Me reí, pero me sorprendió escuchar algo sobre ese grupo. De todas formas, luego de una pausa durante la que las madres intercambiaron todo tipo de quejas sobre las dificultades de la vida y de sus desgracias, el grupo llegó. «The Playbus» del Centro de Orientación Educacional de Jabaliya [2] [un campamento de refugiados del norte de la ciudad de Gaza]. Los miembros del grupo comenzaron a preparar la actuación y a preparar a los chicos. Las madres siguieron las rápidas preparaciones con curiosidad. Mientras tanto, un miembro del grupo puso una canción muy conocida del popular canal de chicos de Palestina «Birds of Paradise» (en español, Pájaros del Paraíso). Los chicos prudentemente comenzaron a seguir al joven, quien había comenzado a cambiar las melodías y a hacerlos reir con sus movimientos infantiles. Era claro que el joven tenía experiencia en esto y que lo hacía espontánea y alegremente; los niños nunca tardaban en responderle.

Clowns at a Gaza kindergarten partySentí una gran frustración al ver la languidez y la cautela de los chicos, así como también sus apariencias aterradoras. Era como si no creyeran que alguien quisiera divertirse con ellos o como si tuvieran miedo de divertirse porque era algo totalmente extraño para ellos. La actuación comenzó pero los chicos aún tardaban en responder y algunos incluso comenzaron a llorar cuando los miembros del grupo entraron disfrazados. En ese momento, algunas de las madres comenzaron a convencer a sus niños de que los jóvenes eran hermosos personajes como los que ven y admiran de los dibujos animados. Algunas de las madres incluso impulsaron a sus chicos a bailar, animándolos y haciéndoles creer que eran personajes agradables y no monstruos. Luego de varios intentos, muchos de los chicos se unieron, especialmente cuando comenzó el juego de las sillas.

Los intentos de las madres por involucrar a sus hijos a la fiesta y a los juegos fueron muy conmovedores para mí. Sentí todo lo que debemos vivir y aceptar como madres; pero los niños, luego de los notables esfuerzos de los miembros del grupo, se unieron a ellos y comenzaron a interactuar y a participar bailando, cantando, saltando y riéndose.