Con 26,176 kilos de carne a la parrlla, Paraguay entró en el Libro Guinness de Records Mundiales por la más grande parrillada al aire libre [1], en un acto llamado “Todo Bicho Que Camina Va Al Asador”. Sin embargo, no lo lograron sin pagar un alto precio. Debido a la pobre organización del enorme acontecimiento, mucha gente esperó en largas e infelices colas debajo del ardiente sol. Muchos niños se deshidrataron y muchas personas pidieron que les devolvieran su dinero porque aparentemente no había suficiente carne para todos los que compraron tickets pre pagados para entrar. La organización fue tan mala que incluso la policía tuvo que intervenir para minimizar el caos que generó la situación.
Muchos bloggers paraguayos reaccionaron a esta situación y expresaron sus opiniones. Daniel Ortiz en su blog, El Peatón dice que Paraguay no solamente merecía el record por consumo de carne, sino también por la peor organización [2]:
Todo bicho que camina…” no solo se merecía el récord Guinness por consumo de carne, sino también por la desorganización. Los que asistieron a este evento solidario sabrán de lo que hablo, y los que no fueron, no saben de lo que se salvaron.
Rescatar en su blog se refiere al acontecimiento más objetivamente y destaca lo positivo y también los riesgos de la organización, y dijo que [3]:
Se conquistó un record con todas las de la ley con un total de 26.175 kilos de carne. Sin embargo, la hazaña ha generado una ola de criticas a la desorganización debido que con más de 40 mil comensales, probablemente los recursos humanos y técnicos aportados al esfuerzo daban para atender con eficiencia a la mitad de los comensales.
Jorge Torres Romero dice que en vez de criticar todas las nobles iniciativas, deberíamos enfatizar el lado positivo y el éxito del acontecimiento [4]:
No basta maldecir en las tinieblas sino encender una luz”. Claro, nunca vamos a poder construir el Paraguay desde lo negativo. La experiencia vivida el domingo en la Rural fue positiva desde todo punto de vista y vale la pena resaltar: El mérito del éxito no es sólo de Humberto Rubín -si bien fue el artífice de la iniciativa-, sino de las 50 mil personas que acudieron movidos por un espíritu de solidaridad fenomenal.
Un acontecimiento como este necesita estar muy bien planeado con anticipación, y tengo la certeza de que después de esta experiencia el del próximo año estará mejor organizado. Ojalá que de esa manera podamos ser capaces de romper nuestro propio record para el libro Guinness. Incluso a pesar de algunas quejas, hubo un aspecto positivo adicional, pues el dinero recolectado fue destinado a dos grandes fundaciones paraguayas, Kuña Aty y Asoleu.