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Venezuela: José Ignacio Cabrujas y su huella en la sociedad

Categorías: Latinoamérica, Venezuela, Historia, Humor, Literatura, Periodismo y medios, Política

cabrujas /></p> <p>Thirteen years after his death, Venezuelans still wonder what the writer José Ignacio Cabrujas would say about all the incredible turn of events and anecdotes that have taken place since the start of the Bolivarian Revolution.<a href= Cabrujas fue un extraordinario dramaturgo, director de teatro, actor, escritor de TV, y, por sobre todo, humorista y crítico de la sociedad venezolana. Como destacado crítico de su época, con ironía y humor, logró construir una especie de espejo de la gente común. También es recordado por cambiar el género de la telenovela en Venezuela, parte importante de la vida cotidiana, de distracción superficial para las amas de casa, a crónica real de la cultura. De igual forma, Cabrujas participó en la popular revista El Sádico Ilustrado [1] en la que diversos intelectuales de la época publicaban una perspectiva humorística del país. Cabrujas afirmaba que:

Los venezolanos hemos generado muchos mitos en relación a nosotros mismos, porque los venezolanos somos admiradores de los mitos, porque no entendemos nuestra historia. Como ni siquiera la conocemos, nos hemos visto obligados a sustituir la historia por la mitología, que fue lo mismo que le pasó a los griegos, que tampoco conocían su historia, aunque por razones muy distintas. Los venezolanos tenemos mitos, en los cuales creemos tanto que los convertimos en actos de fe (…) Creemos que somos un pueblo vivo en el sentido de astutos, de pícaros, de una gran destreza y de una gran habilidad (…) Un país que no ha logrado resolver un enigma, un país que le entran 15 mil millones de dólares y tiene 20 millones de habitantes, ¿por qué este país tiene la crisis que tiene?, no le cabe en la cabeza a nadie, ¿cómo pueden considerarse vivos, astutos, hábiles a los ciudadanos que viven en este país?

De La viveza Criolla. Destreza, mínimo esfuerzo o sentido del humor, 1995.

«…el venezolano es un Estado mágico, en el que los políticos son grandes magos que han sacado la realidad de un sombrero gracias a la riqueza petrolera, que tiene la potencia de un mito».

Jamseg [2] se pregunta cómo vería Cabrujas a la sociedad venezolana de hoy en día:

Seguramente, no haya estadística pero recuerdo haber declamado a una docena de personas si viviese Cabrujas que diría sobre el referéndum… (al comprar el libro El país según Cabrujas de un librero) recibo mi bolsita y con sus ojos, una felicitación tremenda por llevarme a casa un trozo del pensamiento de un hombre esencial para entender este país.

En Blogs de Telenovelas [3] podemos encontrar información de cómo Cabrujas adaptaba obras literarias al formato de telenovela. Dado que las telenovelas generalmente se centran en la belleza y voluptuosidad de los modelos que personifican a los protagonistas, el bloguero cita a un analista que señala lo siguiente:
Todas y cada una de las telepresencias sobresalen entonces como la suma de valores étnicos individualizados más vigentes que nunca (…) no estamos hablando de la mera filmación de lo escrito. (…) Cabrujas se ha encargado de engordar los diálogos (…)
Por su parte, El Muro te Lamenta [4] escribe:

J. I. Cabrujas ha sido una de las más descomunales mentalidades, vocaciones públicas, pasiones por el acto creativo, capacidades de trabajo y entrega para cultivar disciplinas y géneros tan disímiles, que hayamos tenido en el siglo XX venezolano. (…) de sus grandes obsesiones –la de tratar de comprender sin trampas ni edulcoraciones cómo éramos, o cómo somos realmente los venezolanos, y la de identificar las patologías nacionales en el ejercicio del poder– le llevaron a conclusiones terribles sobre nuestro pasado y nuestro destino (…) el extremo de personalismo, populismo, autoritarismo y culto a la personalidad al que hemos arribado en el presente.

La autora del blog Perra nostalgia [5]rememora sus encuentros con el vecino…  

Un día de ésos, antes de aquel sábado, me lo tropecé en el estacionamiento. Me envalentoné y le dije “algún día te contaré mi vida, es mejor que todas tus novelas”. El me replicó al instante, con esa voz roncota de locutor de otoño: “todos dicen lo mismo”.

La Dueña, una de sus telenovelas más populares, está basada en El Conde de Montecristo y cuenta la historia de Adriana Rigores, joven huérfana que hereda de su padre una gran fortuna. 

Parte de su obra puede ser leída aquí [6].