La blogger martiniqueña le blog de [moi] escribe acerca del efecto que la victoria de Obama ha tenido en la identidad de Francia como una nación étnicamente diversa:

El día de la elección del 44º Presidente de los Estados Unidos, Francia descubrió que era multicultural o, más precisamente, multiétnica. Pareció recordar que podía haber franceses “de color” (para ponerlo modestamente) y peor, entre ellos franceses negros o franceses birraciales.

Estoy exagerando un poco. Francia sí recuerda su realidad de vez en cuando. Cuando sea que haya un evento importante (una victoria memorable, conmemoración o defunción de una persona famosa) por ejemplo.  El problema es que no dura mucho y “ellos” vuelven a ser rápidamente extranjeros o peor, inmigrantes (entendidos por ser chivos expiatorios ladrones, aprovechados de todo tipo, tomando trabajos de “verdaderos franceses, quienes se levantan más temprano”).

La pregunta que ha estado rebotando en los medios, escribe le blog de [moi], es “¿La asombrosa historia de éxito de Obama puede suceder en el país de los Derechos Humanos?  ¿Podría Francia elegir un Presidente negro?”

le blog de [moi] escribe que, habiéndose hecho ella esa pregunta, ella habría respondido “¿Están hablando en serio?” y “sin ninguna sombra de duda”.

Así que se sorprendió se leer una encuesta en el diario francés Le Figaro realizada el día luego de las elecciones, en la que 61,30% de los encuestados dijeron que estarían dispuestos a votar por un candidato negro.  Además, a principios de este mes, durante un discurso en el Politécnico (la elitesca escuela superior de ingeniería de Francia), el Presidente Nicholas Sarkozy anunció que sería creada una comisión para alentar la diversidad política, diciendo “Para lograr introducir más diversidad, debe haber una profunda renovación de la clase política”.

“La conversación se está llevando en la dirección correcta”, escribe le blog de [moi].

El blogger invitado en el blog de Alain Mabanckou, Eugene Ebode, es menos que optimista. Él fustiga la actitud francesa hacia la diversidad, citando la caida de las personalidades de «diversidad» política como el Ministro de Derechos Humanos, Rama Yade (descendiente senegalés) y el Ministro de Justicia, Rachida Dati (descendiente marroquí):

La negativa francesa a considerar de lleno el tema racial es una política de enterrar las cabezas en la arena. Consideren los problemas de Azouz Begag, Ministro para la Igualdad de Oportunidades en el gobierno de Villepin, y las actuales dificultades de Rama Yade y Rachida Dati, el gusto de las organizaciones políticas francesas por los shows en los medios. Ellos deberían alentar el establecimiento local de la diversidad. Las obstrucciones a personalidades, alentadas por un rampante racismo y sostenidos prejuicios, no ayudan a la causa de la unidad nacional. Los debates entre ética y estadísticas también enturbian los problemas en Francia.