Palestina: Comunicándose con Gaza

En situaciones normales y a pesar de la elevada tasa de alfabetismo, la tasa de penetración de internet en Palestina se encuentra entre el 13 y el 15 por ciento (incluyendo la Ribera Occidental y Gaza). No obstante, en vista de los contínuos ataques en Gaza, el acceso a internet ha disminuido significativamente. Si bien existe un pequeño número de bloggers que escriben directamente desde Gaza [ing], muchos de los residentes de Gaza envían mensajes de texto o hacen llamadas telefónicas al exterior con la esperanza que su historia sea contada.  

Mohammad de KABOBfest, quien está residiendo en la Ribera Occidental, ha estado informando sobre Gaza desde hace ya algunos días. En su primera entrada de fecha 29 de diciembre, nos dice [ing]: 

Quería llamar a mis tíos y verificar que ellos y sus familias estuviesen bien, pero no pude hacerlo la mayor parte del día. Temía saber el estado en el que podrían encontrarse. Cuando me decidí a llamar, me llevé una sorpresa muy agradable.

Mi tío Jasim me dijo que las cosas estaban mucho mejor hoy, todavía tenían temor pero la gente ya había comenzado a recuperarse. Hemos logrado asimilar el impacto del ataque inicial, dijo, y eso nos está ayudando a llevar el día de hoy. Dijo que el cielo estuvo tranquilo por aproximadamente media hora en Khan Younis, pero que los buques de guerra estaban atacando la costa. Su voz era fuerte, como lo era cuando hablábamos antes que comenzase la masacre, y me dijo que no me preocupara demasiado. No tenían electricidad, como de costumbre, por lo que le informé sobre las manifestaciones y enfrentamientos continuos en la Ribera Occidental y el abundante apoyo alrededor del mundo. Le dije que nadie los ha olvidado, a lo que respondió que sólo recemos por ellos. Sus niños menores estaban dormidos, pero sus hijas, Haneen y Yaqeen, seguían despiertas. Le dije que les hiciese saber que todos estamos pensando en ellos.

Luego, llamé a mi tío Mahmoud. Ayer me dijo que estaba esperando por la muerte. El ejercito israelí le llamó y le dijo que bombardearían su casa en pocos minutos. Nos dejó aterrorizados, pero hoy me dijo que se hizo evidente que el ejercito israelí envió el mismo mensaje a decenas de miles de casas. Es una táctica sádica y cruel, diseñada para aterrorizar a cientos de miles dentro de sus propios hogares. 

Pero su esperanza desapareció pronto. El 3 de enero, Mohammed escribe [ing]:

Logré comunicarme nuevamente con mi tío Mohammad en Ciudad de Gaza. En el tiempo que duró la llamada telefónica, se oían explosiones cada veinte minutos más o menos. En el amargo frío de la noche, el terror cobija a la gente de Gaza, específicamente la Ciudad de Gaza. Los disparos y explosiones se enmarcan en el fondo de un cielo ennegrecido en el que se oyen invisibles aviones de combate y helicópteros de ataque. Nadie sabe qué lugares han sido impactados. Mi tío afirma que ha habido explosiones a su alrededor, cerca y lejos, desde todos los lados, pero que ni siquiera la estación de radio local, que hasta el momento había sido excelente a la hora de informar qué pasaba en tierra, puede determinar cuáles son los objetivos que están siendo impactados. Nadie sabe con certeza si los ataques aéreos son dirigidos a casas, edificios, mezquitas o sitios que han sido anteriormente bombardeados, por lo tanto no se sabe si se ha cambiado la táctica. En la guerra, tanto para civiles como para soldados, no hay nada tan aterrador como no saber.

En una tercera entrada, Mohammad detalla las conversaciones [ing] con varios familiares en Gaza y compara la situación en Ciudad de Gaza con la de Khan Younis. El bloguero pasa a describir la conversación sostenida con la esposa de su tío:

Hablé con Areej de nuevo. Se había calmado un poco, pero todavía se oía muy asustada. Le pregunté por los niños. Me dijo que el bebé, Yazeed, estaba dormido junto a ella. Dina también estaba dormida, y su mamá dijo a Nada y Haya que fuesen a su habitación, donde estarían más seguras. Le pregunté si se mantienen calientes ya que las ventanas están permanentemente abiertas, permitiendo el paso del viento, me dijo que cuando duermen visten tantas capas de ropa como sea posible y también se cubren con tantas cobijas como sea posible; Pero que, durante el día y la noche hace mucho frío. Le pregunté sobre Adham, su hijo de 11 años. Me dijo que encendió dos velas, preparó sus juguetes e intentaba jugar, a pesar del frío, del temor, de los bombardeos, de la muerte y del trauma. Tenía bloques de lego, carros de juguete y algunos soldaditos. No me molesté en preguntar qué hacía con los soldados. No quería saberlo. 

Ayesha Saldanha de Bint Battuta in Bahrain, quien escribe en Global Voices, ha estado publicando actualizaciones de amigos en Gaza. La actualización de hoy enviada por su amigo Hasan por SMS incluye una contundente última línea:

6.30 am: “Ni el teléfono (fijo) ni la electricidad funcionan. Me acabo de levantar y recién veo tu sms. Escuché tanque muy ruidosos que bombardeaban fuera. [También] Apaches y aviones sin piloto. Podrían estar más cerca, no lo sabemos».

8.20 am: “Todavía no están cerca. Eso espero. Si la electricidad no funciona como en Gaza no podremos. Estoy tratando de llamar o mandarle un mensaje de texto a mi hermana pero es en vano».

1.30 pm: “mi esposa me preguntó por qué fruncía el ceño. Le respondí que me dijese algo que me diese esperanza y entonces sonreiría. Hoy, luego que la lista de lo que necesitamos se hizo extensa (medicinas, comida, materiales de limpieza), decidí ir al centro a pesar  que un mercado en Gaza había sido impactado. Mataron a 5 e hirieron a varios. Mientras entraba al mercado, los F16 bombardearon 2 casas ubicadas muy cerca del mercado. Todos pensaron lo mismo que yo. El mercado o la mezquita. Sentí pánico. Compré la mitad de lo que necesitábamos y volví a casa rápidamente. En el camino a casa noté que bombardearon otra casa cerca de la mía. Los tanques bombardearon bastante anoche, estábamos muy preocupados». 

6.30 pm: “Si las cosas se ponen peor, pondré mi [sim card] en el teléfono de mi esposa. Un F16 está bombardeando en este momento. Y la sirena de la ambulancia se oye fuerte. Cada día es peor que el anterior».

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