“Imagen de d∂wn y usada bajo una licencia Creative Commons.

A pesar de las protestas y el bloqueo de caminos en la parte sur del Ecuador, una nueva ley sobre minería fue aprobada en el Congreso. El proyecto de ley será entregado al poder Ejecutivo donde deberá ser aprobado finalmente por el Presidente Rafael Correa. Los grupos indígenas han mostrado su oposición al mismo y convocaron a una marcha nacional para el 20 de enero en protesta por el apoyo gubernamental a la nueva ley.

La movilización es encabezada por la mayor organización indígena del país, la Confederación de Nacionalidad Indígenas del Ecuador (CONAIE), que se ha quejado que no hubo suficientes discusiones sobre la nueva ley, la que aseguran que no sólo sería dañina para el medio ambiente sino que atenta contra la soberanía de las comunidades indígenas. Lo que hace a esta marcha especialmente interesante es que estas comunidades han apoyado a Correa y a su administración, y ahora ellos encabezan las protestas contra sus políticas.

La última vez que en el Ecuador hubo una movilización de esta magnitud fue en el 2005, cuando las protestas forzaron al entonces Presidente Lucio Gutiérrez a abandonar el poder. Las nuevas protestas cuentan incluso con el apoyo de otros grupos índigenas, como la Confederación Movimiento indígena de Chimborazo (COMICH) en la parte norte del país. Hasta el momento, muchos de estos sectores habían estado satisfechos con el Presidente Rafael Correa, pero ahora su gobierno enfrenta las acciones de estos grupos encabezados por el CONAIE. Esta confederación, de acuerdo con el bloguero Inca Kola es «un inteligente y astuto animal político» y lidera el movimiento por la promoción de la soberanía indígena.

Otro bloguero, Fernando Doylet, de Madurando con Sentido apoya las protestas de los indígenas y sugiere que las comunidades locales deberían decidir qué es lo mejor para sus territorios y que deberían tener el derecho al veto.

«En mi humilde opinion, lo mejor que puede hacer el gobierno (por medio del Ministerio correspondiente) es dejar que los gobiernos locales decidan si autorizan o no la mineria en sus areas geográficas; y si la mayoria de la poblacion rechaza lo que decida el gobierno local, pues que lo cambie.

No creo que ninguna ley deba obligar o negarle sus derechos a los pobladores de un sector; y si tanto le interesa al gobierno central, tiene que convencer a la gente, en lugar de simplemente ignorarlos».

Otros asuntos también están en juego. La Voz de Guamote escribe sobre las acciones que realizará el grupo medioambiental Ación Ecológica, que protestó frente al Palacio legislativo y participó en una huelga de hambre. Una de las mayores quejas sobre esta nueva ley de minería es que pondrá en peligro las fuentes de agua para los residentes de las zonas. Sin embargo, hay quienes restan importancia al problema. El Botulista Independiente escribe un post satírico con relación a la solución del problema de la contaminación del agua:

«La explotación de oro y cobre proporcionará al Estado más de cien mil millones de dólares. Con esas cantidades, sin lugar a dudas nos sobrarían recursos para importar agua embotellada. Si bien es cierto que la minería a cielo abierto no es 100 % segura, el gobierno ha previsto la firma de un convenio con la compañía francesa Evian, para asegurar a nuestros campesinos el acceso a agua de la mejor calidad para sus cultivos».

Sin embargo, no todos los grupos indígenas están contra la ley de minería. El coordinador comunitario del grupo indígena Shuar, Antonio Chirias, considera que la nueva ley de minería ayudará a las comunidades amazónicas de la parte oriental del país . El citado bloguero Inca Kola, quien esribe sobre asuntos de banca y economía en América Latina, cree que la ley de minería merece atención y aplaude al Presidente Correa.

«Correa ha hecho un gran servicio a este país vía esta nueva ley. Esta ley proscribe a los especuladores y a los deshonestos, proteje el medio ambiente (o sea, mucho cuidado los mineros que traten de aprovecharse de esta ley) y le permitirá al Ecuador crecer como país de una forma responsable».

Mientras el 20 de enero los ojos del mundo estaban en la inauguración del Presidente Electo de Estados Unidos, Barack Obama, los ojos del Ecuador estaban en las marchas planificadas para el mismo día. Las protestas de estos grupos, que historicamente han apoyado al gobierno, significaron un reto para el Presidente Correa. Como B.P.L.E  escribiera:

«Veremos como sale parado de ésta el Presidente Correa ahora que debe medirse no con pelucones sino con su mismo “pueblo organizado”.