Los italianos siguen debatiendo una controvertida decisión del gobierno brasileño de garantizar asilo político al delincuente convicto Cesare Battisti [in], a pesar de un pedido de extradición del Ministerio Exterior italiano.
La decisión de conceder asilo actualmente está siendo considerada por la Corte Suprema brasileña. En Italia, Battisti fue enjuiciado y sentenciado in absentia a cadena perpetua por una serie de crímenes, incluido homicidio, cometidos en Italia a finales de los años setenta como miembro del grupo armado radical de izquierda Proletarios Armados por el Comunismo [it].
Battisti escapó de prisión en Italia en 1981. De ahí huyó a Francia, donde inició una familia y se hizo novelista. En el 2002 llegó a Brasil, supuestamente con la ayuda del servicio secreto francés [it]. Cinco años más tarde, en el 2007, fue arrestado en Río de Janeiro por entrar al país con un pasaporte falso, y ahora está preso en Brasilia.
¿Un fugitivo de la justicia?
En Italia, el caso ha sido un historia principal en la mayoría de los medios de noticias las últimas dos semanas, y la ciberesfera local está llena de acaloradas discusiones. La mayoría de los cibernautas italianos parecen estar a favor de una extradición de Battisti [it] y critican fuertemente la decisión de Brasil.
En el blog grupal Atomo del Male, “il gorgonauta” escribe [it]:
Un refugiado político según Wikipedia [it] y que fugó o lo expulsaron a causa de las discriminaciones políticas, religiosas o raciales de su propio país y encuentra hospitalidad en un país extranjero. Es una lástima que esta definición no encaje mucho con la situación actual: ¿matar a un carnicero o a un policía es un delito político? ¿Un asalto es político? ¿A Batisti lo condenaron por los homicidios o por opiniones? ¿Italia lo quiere discriminar políticamente o para ejecutar una condena? Pero quizá en Brasil tienen su propia idea de justicia y el adornado ministro vive en su propio mundo.
El terrorismo ha provocado en Italia [it] casi 350 muertos y cerca de 750 heridos (cifras de las asociaciones de vícitmas del terrorismo). Esas balas eran de plomo y, si bien acompañadas de una cita filosófica, de una frase de Bernard-Henri Lévy o de una simple oración, generalmente mataban. Los ideales no son chalecos antibalas ni salvoconductos.
Varias personas también expresan críticas al comportamiento pasado de Francia. Tras saber que escribió en una carta reciente [it], que “la inteligencia francesa me ayudó a huir a Sud América,” Il Jester señala con el dedo tanto al gobierno francés como al brasileño [it], porque ambos:
…permiten y han permitido que un asesino siga libre y goce de la vida como un premio por lo que ha hecho y causado: muerte y dolor. Me gustaría que el mismo señor Lula y Sarkozy se lo explicara (…) a quien ha sufrido la muerte insensata de sus seres queridos: “Sus bienamados están muertos por causa de un ideal político de un hombre. Aunque él no es culpable…”
¡Una vergüenza! E Italia no sólamente no debería jugar el partido con un Brasil que de verdad tiene poco de amigable, sino que debería protestar sonoramente contra una Francia que se ha mostrado siempre poco amiga de nuestro país (…).
Pocos defienden a Battisti en línea
Hay alrededor de 40 grupos apoyando una extradición de Battisti en Facebook y el más popular – “Cesare Battisti debe regresar a Italia para cumplir su sentencia perpetua” [it] tiene más de 20,000 miembros.
De los dos únicos grupos que abogan por su libertad, “Libertad para Cesare Battisti” [it] culpa a los medios por explotar su caso:
Creemos que se trata del enésimo chivo expiatorio, del monstruo (creado por periodistas baratos y por estrategias de desinformación) que es arrojado a la gente para aplacar la sed de jusitica. Obviamente, a algunos les acomoda que los italianos, en lugar de indignarse por las injusticias sufridas cotidianamente, injusticias de naturaleza económica y social, se indignen por hechos de hace 30 años que no tienen ningún impacto en su existencia.
En su blog Panni di piombo [it], otro ex miembro de un grupo armado, Mario Ferrandi, destaca un caso similar pero con Italia en el lado opuesto:
“Nuestro Cesare Battisti” es uruguayo, aunque desde hace algunos años tiene la nacionalidad italiana. Se llama Jorge Troccoli. (…) Fue capitán de la Unidad Naval de Rifles del Uruguay, y está acusado de haber hecho desaparecer una cantidad no precisada de personas en su país entre 1975 y 1983. Entre estos, seis ciudadanos italianos. El gobierno de Berlusconi, en setiembre pasado, ha rechazado su pedido de extradición.
Este post fue coescrito por Stefano Ignone.
ACTUALIZACIÓN (02/05): Ayer el Supremo Tribunal Federal de Brasil proclamó [it] que el actual estado de Battisti como ‘refugiado político’ no detiene ni previene el requerimiento del proceso de extradición. Esencialmente, nada ha cambiado: los jueces y políticos tienen opiniones opuestas, pero finalmente la decisión está en las manos del gobierno brasileño.