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Colombia: Más del escándalo de las interceptaciones telefónicas ilegales

Categorías: Latinoamérica, Colombia, Derecho, Gobernabilidad, Periodismo y medios, Política

La semana pasada, el escándalo de las inteceptaciones telefónicas ilegales (‘chuzadas’) [1] revelado por la revista Semana fue la principal noticia en la mayoría de los medios de comunicación y el tema del día de algunos blogs en Colombia. El jueves 26 de febrero, el presidente Álvaro Uribe anunció [2] que al Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) ya no se le va a permitir interceptar a ningún sospechoso y que “además de la orden judicial, tendrá que hacerlo con la Policía Nacional y, excepcionalmente, con otra de las instituciones de nuestras Fuerzas Armadas”.

En Censura 2.0 [3], Jkrincon le dice al presidente Uribe que tiene “miedo” y formula algunas preguntas sobre el tema:

  • ¿Cómo es posible, que en un país blindado por la seguridad democrática, una mafia sea capaz de infiltrarse en el departamento encargado de la inteligencia nacional?
  • ¿Cómo es posible, que un organismo subordinado directamente al presidente de la república, haya sufrido varios escandalos por el mismo tema en menos de 6 años?
  • ¿Donde están las reformas prometidas después de cada escandalo?
  • ¿Cuando las investigaciones darán frutos?
  • Sí la seguridad de nuestro país ha mejorado tanto, sí los grupos que atentan contra la integridad del estado han perdido poder, ¿Cómo es posible que puedan espiar a periodistas, políticos e, incluso, miembros del alto gobierno?
  • Sí el presidente no sabía nada, sí el director del DAS no tenía sospechas de infiltrados en su institución, ¿Cómo hacen estas mafias, en el país de la seguridad democrática, para operar de forma tan efectiva?
  • ¿Por qué, si la corte suprema de justicia había denunciado irregularidades en los miembros del DAS, no se realizaron investigaciones?
  • ¿Por qué es más efectivo el equipo de investigadores de una revista que todos los inocentes encargados de la inteligencia en nuestra nación?
  • Sí las FARC están derrotadas, ¿Quién conforma la mafia que nos ataca? o ¿Acaso no están tan debilitadas como el gobierno afirma?

Con sarcasmo, @juglardelzipa comenta [4] la decisión de Uribe en Twitter:

«intercepciones legales serán hechas por la policía» http://rurl.org/1dzn [5] las ilegales las seguirá haciendo el das.

Sentido Común dice tener algunas respuestas [6], luego de actualizar su entrada en el asunto el domingo:

Con este enroque corto, Uribe pretende tres objetivos:

  1. Desviar la atención de la opinión pública, interesada en conocer al autor de la orden para espiar (en esta ocasión) a la oposición, a los magistrados a cargo de la parapolítica y a los medios de comunicación. El autor es obvio, pero es un secreto de Estado que no se puede revelar, o si no qué gracia.
  2. Dar cristiana sepultura al cuento chino de “la mafia infiltrada al interior del Gobierno”. También se sospecha quién es el Padrino, pero no se puede revelar, porque es otro secreto de Estado.
  3. Sacar al DAS de la mira de los medios y de la opinión, pues se supone que ya no seguirá haciendo interceptaciones secretas. Y si las sigue haciendo no se sabrá, pues son secretas.

En un comentario a esta entrada, Lanark se burla [7] de los “conspiradores”:

No sé si alegrarme de que “la mafia al interior del gobierno” se parezca más a los villanos de las aventuras tercermundistas de los magníficos, que a los de misión imposible. Igual que con tantas otras cosas, creo que Uribe está extrapolando al país la administración de su “finquita”, y maneja el DAS más o menos como se manejan las viejas chismosas de un pueblo.

Si realmente hubiera una conspiración de best-seller basura, de esas en las que los supervillanos tienen absoluto control, ya hubieran sido capaces de desaparecer a media oposición y exiliar al resto frente a la sonrisa bobalicona de la opinión. Colombia sería un gran campo de palma, coca y amapola, y llas ciudades serían enormes maquilas llenas de muertos de hambre trabajando 12 horas diarias por nada.

Yo creo que la ineptitud de nuestros tiranillos de república bananera igual que ha provocado problemas, también nos ha salvado de situaciones peores.

El 27 de febrero, el polémico asesor presidencial José Obdulio Gaviria —quien resultó ser primo del extinto narcotraficante Pablo Escobar Gaviria y además negó [8] ser el que está detrás de las ‘chuzadas'— le dijo a una cadena radial que el Fiscal General de Colombia Mario Iguarán, el director de Semana Alejandro Santos Rubino, dos funcionarios de la Fiscalía, un fiscal delegado a cargo de la investigación por las interceptaciones y otros periodistas se encontraron en un restaurante del norte de Bogotá el martes. Gaviria sugirió [9] que la Fiscalía aparentemente les está “vendiendo información” a los medios.

El Brujo expresa su indignación por las afirmaciones de Gaviria en el blog Tienen huevo [10]:

¿QUÍEN SERA ENTONCES EL QUE MANDA A PEDIR QUE CHUZEN A TODO EL MUNDO PARA DESPUES SALIR A ARMAR ESCANDALOS?

Y Ricardo Buitrago pide algo de prudencia [11] mientras las investigaciones continúan:

Si bien la información, por provenir de una entidad periodística respetable tiene visos de credibilidad y certeza, también es cierto, que pruebas del ilícito, por contenido de la misma indagación, se sabe han sido destruidas. Se crean así vacios que dificultan o imposibilitan la investigación. Vistas así las cosas, parecería prudente, dejar a un lado los juicios de responsabilidades, expresados sin plena comprobación de causa, mientras se adelantan las pesquisas y se determinan culpables.

Pero a Jaime Restrepo le parecen bastante útiles las afirmaciones de Gaviria para criticar [12] a la Fiscalía General y a la oposición, y para cuestionar, de nuevo, el periodismo realizado por Semana:

La actitud de Semana y de la fuente de altísima fidelidad de echarle toda el agua sucia al DAS podría tener una explicación: que dicha fuente no trabaja en el DAS sino en la Fiscalía General de la Nación. Esa fuente, para ser tan creíble, debe ostentar un cargo importante y tener acceso a los pormenores de los sistemas de interceptación. Otra forma de ganar credibilidad es filtrar información, como se ha denunciado que ocurre con frecuencia en la Fiscalía.

¿Quién podría ser esa fuente de altísima fidelidad que trabaja en la Fiscalía? ¿Acaso esa fuente se va de parranda con el director de Semana y con algunos periodistas de ese medio? ¿Será que Iguarán les estaba pidiendo colaboración para esclarecer el asunto o se estaba asegurando de que Alejandro Santos y su combo ratificaran el secreto profesional y sobre todo la reserva de la fuente?

Es que en general, el aparato judicial colombiano genera serias dudas, pero es evidente que la Fiscalía General de la Nación es un bastión clientelista para la izquierda “democrática”, que además se ha valido de esas “corbatas” para adelantar investigaciones y acceder a archivos e información que muchas veces está bajo reserva del sumario.

Mientras Restrepo desea que el Procurador General Alejandro Ordóñez “detecte” aquellos “intereses oscuros” en la Fiscalía que aparentemente les filtran información a los medios, hasta el lunes 2 de marzo los agentes de la Fiscalía no habían encontrado evidencias físicas [13] de las interceptaciones ilegales. A su vez, el actual vicefiscal general reveló [14] tener conocimiento de que el teléfono de su casa había sido ‘chuzado’ desde el 2005 [15], cuando era fiscal delegado ante la Corte Suprema. El asunto seguirá en las noticias por un tiempo, mientras algunos todavía intentan encontrar similitudes [16] entre este escándalo y el Perú de Fujimori hace una decada.