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Brasil: Protesta por editorial sobre la «dictablanda»

Categorías: Latinoamérica, Brasil, Activismo digital, Historia, Periodismo y medios, Política, Protesta

El 17 de febrero, el periódico Folha de São Paulo se refirió a la victoria de Hugo Chávez en el referendo que abre el camino para la reelección indefinida en Venezuela en un editorial [pt] llamado “Límites a Chávez” [1]. En el texto, Folha mete en la misma bolsa a Hugo Chávez, Alberto Fujimori y los dictadores sudamericanos de las décadas de 1960 y 1970. Luego, la publicación denomina Ditabranda («dictablanda») a la dictadura militar brasileña, sugiriendo que el periodo posterior al golpe de estado de 1964 [Ing] [2] fue suave. El editorial dice [1] [pt]:

“(…) Pero si las llamadas ‘dictablandas’ —[como en] el caso de Brasil entre 1964 y 1985— partían de una ruptura institucional y después preservaban o instituían formas controladas de disputa política y acceso a la justicia—, el nuevo autoritarismo latinoamericano, inaugurado por Alberto Fujimori en Perú, sigue el camino contrario. El líder electo mina paulatinamente las instituciones y los controles democráticos por dentro”.

Hubo innumerables reacciones a este editorial en la blogosfera, una petición [pt] [3] recogió más de 7.500 firmas en una semana y este sábado la protesta pasó del mundo virtual al mundo real. Blogueros de São Paulo y de otras partes del país, algunos de los cuales viajaron hasta 20 horas en bus [pt] [4] para llegar, protestaron frente a las oficinas del periódico. El evento fue organizado y difundido por boca a boca virtual durante más de una semana. Durante la concentración de 3 horas, los manifestantes bloguearon en directo desde allí mediante una red inalámbrica con tecnología de código abierto y linux [pt] [5]. Mientras se acercaba la hora de comenzar, Guto Carvalho anunciaba [pt] [6] en Twitter:

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La red inalámbrica está arriba, ya todos pueden conectar los celulares, los gadgets y empezar a twittear y a bloguear aquí desde el evento #ditabranda.

Pueden mirar el agregador en directo [7] [pt] para ver toda la actividad. Economia Solidária [8] [pt], uno de los blogs participantes, hace notar el poder de la blogosfera:

Hace unos días, Google poco mostraba si se buscaba “ditabranda”, hoy ya son 172.000 resultados.

Aquí está la primera foto, publicada por gutocarvalho [9] vía TwitPic [10]. Y @joildo [pt] [11] retwittea y comenta:

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“La materialización de una protesta organizada desde internet”

1wjp7-5de7d2c155b809390297620eab05fc2849b28e172 [12]

Las pancartas muestran los nombres de las personas y las fechas en que fueron torturadas y asesinadas. Foto de gutocarvalho [9]

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La improvisada base digital en una tienda de comida rápida. Foto de gutocarvalho [9]

Hay más imágenes de las protestas en http://www.flickr.com/photos/tags/ditabranda/ [14] y videos en esta lista de reproducción de YouTube [15].

La blogosfera habla, y no es para nada una charla «blanda»

Eduardo Guimarães [16] [pt], uno de los organizadores de la protesta y la mente bloguera detrás de la ONG “Movimiento de los Sin Medios”, ha publicado unos cuantos artículos sobre el uso del neologismo. En uno de ellos, dice que las reacciones de los lectores a sus otras entradas le hicieron darse cuenta que el editorial del Folha les hizo dar escalofrío a muchas personas. Pregunta si fue “¿nostalgia o ‘proyecto'?”

A todos se nos pone la piel de gallina porque tiene sentido, aun inconscientemente, entender que, cuando todas las opciones para retomar el poder por las vías democráticas fallan, a aquellos que han engendrado dictaduras, las defendieron y colaboraron con ellas, no les toma mucho tiempo salir con nuevas ideas de ese tipo.

Cuando se habla de «prensa golpista», muchos creen que es porque los medios han tratado de tumbar a Lula con el escándalo de las mensualidades [17], pero no es así. La razón es bien distinta. La razón es que la prensa ya ha tumbado varios presidentes en el transcurso de la historia, algunos «derrocados» de la misma manera que los narcotraficantes suelen asesinar a sus enemigos.

Varios blogueros han publicado la siguiente imagen [18], dibujada por Latuff [19] especialmente para la protesta, que muestra a  Vladimir Herzog [Ing] [20] muerto bebiendo caipirinha [Ing] [21], con la leyenda “La dictadura militar del Brasil, según Folha de São Paulo”. Herzog fue un académico y periodista judío brasileño que fue torturado hasta la muerte [22] por el aparato represivo estatal en 1975. Para entonces, los militares llevaban en el poder más de diez años. Pinto [23] [pt] dice:

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Me fijaré en la imagen. Un periódico de los que decían estar a favor de las “elecciones directas” logró este «impensable»: destruyó un icono de los años de plomo [22] y lo convirtió en objeto de escarnio no contra quien lo produjo [es decir, la dictadura], sino contra quienes deberían combatirlo antes que nada. Compréndanme bien. No me incomoda el escarnio en sí. A la memoria de Vlado [Herzog] le hicieron más daño los «milicos». Trato de aceptar, así sea difícil, que precisamente un periódico haya sido la fuerza motriz de este cambio semántico.

Celso Lungaretti [24] [pt] observa que el periódico no reconoció correctamente todas las quejas contra el editorial en su sección de cartas al director. En la primera semana, la publicación les dio una atención proporcional a las cartas recibidas, un 13% de las cuales tenía relación con el caso de la “dictablanda”. Pero eso no continuó la semana siguiente:

En la semana del 22 al 28 de febrero, la proporción de mensajes sobre la “dictablanda” creció hasta el 20%. Lo que disminuyó fue el interés de Folha de destacar una discusión que se volvía cada vez más indigerible para ella. Por lo tanto, de las 69 notas que salieron en el Panel del Lector, miserables cuatro (5,8%) abordaban el tema que, para el público del diario, era el más importante del periodo, más incluso que el del “gobierno Lula” y la “crisis económica”, sobre los cuales solo el 6,4% y el 5,3% de los lectores, respectivamente, se sintieron obligados a escribir al Folha.

El número total de quejas en el periodo de diez días que comenzó el 17 de febrero fue de 174. A pesar que la labor de un defensor del lector no incluye abordar las opiniones publicadas por el periódico en editoriales o columnas de opinión, el defensor del lector del diario, Carlos Eduardo Lins da Silva, también dice que la respuesta de Folha ha sido insuficiente [pt] [25] en la primera semana:

Un editorial con referencia al régimen militar brasileño provocó [varias] cartas publicadas en el ‘Panel del lector’. La respuesta de la redacción a dos de ellas el viernes se sale del patrón de cordialidad que juzgo esencial que el periódico mantenga hacia sus lectores.

Folha ha perdido al menos un lector. La actitud del periódico ha hecho que Idelber Avelar [26] [pt] tomara la decisión de cancelar su suscripción al servicio en línea del grupo Folha. También confirmó su hipótesis de que quienes trabajan en los medios masivos no tienen idea alguna de la importancia de los lectores, quienes ahora pueden participar y hacerse sentir con fuerza. Ahora que internet es la plataforma clave para la protesta, “le echan la culpa de la temperatura al termómetro”. Dice él:

Todas las fuentes confirman que el impacto del caso ha hecho que se dieran contra la pared muchas cabezas en la redacción del Folha de São Paulo. Sin saber muy bien cómo lidiar con la gran repercusión, sin tener la dignidad de disculparse, [y] desprovisto de la transparencia de pensar de nuevo su colaboración con la dictadura, el diario se embarcó en una secuencia de enmiendas que empeoró aun más un ya pésimo soneto. Publicaron unas pocas líneas de Benevides y de Comparato, sin una respuesta injuriosa pero sin retractación tampoco. Contrataron un columnista, Fernando Barros e Silva, para “disentir” del editorial en un texto cuyo mayor énfasis era una extraña comparación entre la metáfora usada por Comparato —de que el diario debía disculparse de rodillas en plaza pública— y los métodos de la Revolución Cultural en la China (¡qué libertades con las metáforas ajenas!). La que rebosó la copa fue una entrada de Marcelo Coelho que afirmaba que “[desde] hace por lo menos 30 años, Folha reprueba el autoritarismo”, omitiendo el simple cálculo de que en 1979 Folha ya llevaba 15 años de leales servicios prestados a la dictadura militar.

Lecturas recomendadas:

Actualización 8 mar 2009

En su edición dominical Folha finalmente pidió disculpas [pt] [29]. El periódico también cubrió la protesta [pt] [30]. Pero para Antônio Melo [pt] [31] todavía no es suficiente:

La presión hizo que Folha reculara. Hoy el diario publica una nota en la que el jefe de redacción y heredero del periódico, Otavio Frias Filho, reconoce que fue un error llamar «dictablanda» a la dictadura brasileña. Menos mal. Mientras tanto, Otavinho, como es conocido, insiste en atropellar la realidad al interpretar literalmente una carta del profesor Fábio Konder Comparato, y peor aún, vuelve a ofender al profesor y a la profesora Maria Victória Benevides, llamándolos “demócratas de fachada”. Con esto consigue él corregirse en lo esencial, pero, como un legítimo neocon, sigue lanza en ristre. Su expectativa con la nota es intentar transformar de «cuasi derrota» en «cuasi victoria» el mea culpa al que se vio obligado. Se equivoca otra vez.