Arabia Saudita: Impresiones de un viaje a Londres

El bloguero saudí Prometheus [Ar] acaba de regresar del Reino Unido y en su blog comparte sus pensamientos sobre los lugares que visitó y las personas que conoció.

Como varios árabes que visitan suelos británicos, Prometheus está sorprendido por las grandes comunidades arábigas y asiáticas en Londres, la capital:

Los visitantes a Gran Bretaña pueden darse cuenta que hay muchos musulmanes, árabes y asiáticos allá. No exagero al decir que hay un asiático o un árabe por cada cuatro británicos. Los árabes están concentrados en Paddington, particularmente en Edgware Road, donde podría pensar que se trata de un barrio árabe. Cafés, bodegas, restaurantes, librerías y comercios, etcétera, están inundadas por árabes, sean residentes o turistas.

Continúa sus observaciones de esta forma:

También me di cuenta de la preferencia de los árabes por alejarse unos de los otros y podemos generalizar el fenómeno en que cada quien busca su nacionalidad. Quizás piensan que los problemas en sus vidas son suficientes y que no necesitan nuevos amigos y relacionados para sumar otros. Incluso el shisha (un tabaco oriental con un tubo flexible conectado a un contenedor con humo frío gracias al paso por agua) está presente en casi todos los cafés, a pesar que fumar no está permitido en muchísimos lugares, con penas para quienes rompan esa prohibición. Sospecho que la tolerancia de los ingleses al shisha proviene de su consideración de la práctica como elemento cultural de inmigrantes y visitantes. La librería que visité en Edgware Road tenía todos los títulos arábigos que pudiera imaginar, además de los libros prohibidos que discuten religión, sexo y política.

Prometheus continúa sus exploraciones en un bus, donde registra las conversaciones entre otros saudíes sobre el contraste entre la vida en el Reino Unido y la de su país de origen:

A bordo de uno de los buses, en vía a Oxford Street, escucho a un saudí conversando con su compañero: «Entre nosotros sólo escuchas malas descripciones de los occidentales, particularmente de los ingleses. Fuimos advertidos sobre ellos antes de venir aquí y veíamos a este país como el epicentro del crimen y el odio. Estamos sorprendidos de ver lo contrario. Los ingleses son gente civilizada y hemos visto cosas buenas en ellos. Estoy seguro que son más humanos que nosotros, árabes y musulmanes, en varias cosas. No hemos visto robos o crimen, para nada. Si hay algún lugar seguro en este mundo, es este país. Ayer caminé en la calle aledaña al hotel, estaba lloviendo y no pasó nada.»

Su compañero respondió, riendo: «No nos desestimes hablando de nuestras condiciones en casa. Agradece a Alá por el descanso y disfruta de la libertad que ves aquí. Al menos estamos reposando de todos los discursos, negativas, fatwas (edictos religiosos), discusiones sobre mujeres conductoras, y blasfemia, etc.»

Al bloguero también le impresiona el diálogo abierto entre los políticos y los medios de comunicación. Le sorprende que tales discusiones sean transmitidas por la televisión abierta:

Una noche, vi en uno de los canales Sky, un debate encendido entre dos presentadores y dos miembros del parlamento británico (MP, por Members of Parliament). Estaban discutiendo un proyecto de ley presentado al Parlamento, que propone dar otra casa a cada MP. Uno de los presentadores dijo a los parlamentarios: «El dinero público es nuestro. No les pertenece a ustedes, al Gobierno o al Primer Ministro. Como ciudadano, estoy preocupado sobre el destino de mi dinero y cómo es utilizado. Además, ¿cuáles son los servicios que ustedes han cumplido como para merecer dicho incentivo?». El presentador continuó: «Estoy haciendo estas preguntas porque ustedes son los representantes de la gente. Ellos son quienes los eligieron y son quienes pueden removerlos, si entienden que sus únicas preocupaciones son más beneficios y garantías, etc».

Este debate continuó con ese nivel de franqueza e intensidad hasta su fin. Incluyó fuertes críticas a la posición del primer ministro Gordon Brown acerca de la propuesta legislativa. Parecía que quería estar en la línea del medio entre complacer a los MP o decepcionar a los ciudadanos. Me decía mientras veía el show: «Por eso el Occidente está delante de nosotros. Parece que tendrán que pasar 100 años para que veamos la mitad de las libertades, derechos y tradiciones democráticas que viven aquí».

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