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Malaui: Lo bueno, lo malo y lo esperanzador en sistemas de salud

Categorías: África Subsahariana, Malaui, Desarrollo, Economía y negocios, Salud

En este post resaltamos algo de lo que los bloggers malauíes están escribiendo sobre el sistema de salud. Vemos cómo describen los bloggers los avances en cuidado de ojos, sus reflexiones sobre el oficio de parteras, la indignación q expresan por la negligencia en los hospitales y desperdicio del goberno, y terminamos con raras buenas noticias acerca de la epidemia de VIH/SIDA.

El doctor Kalua examina a niños malauíes. Foto: Vision2020 IAPB

El doctor Kalua examina a niños malauíes. Foto: Vision2020 IAPB

Empezamos con el doctor Khumbo Kalua [1], un especialista en cuidado de los ojos, catedrático universitario e investigador. El doctor Kalua informa que la Facultad de Mediciina de la Universidad de Malaui ha presentando recientemente un programa de capacitación para graduados en Oftalmología. También ha aumentado el número de oftalmólogos en el país, con tres nuevos oftalmólogos capacitados durante los últimos dos años. Uno de ellos es el propio doctor Khumbo Kalua. El nuevo Ministro de Salud, que es también un nuevo miembro del Parlamento, el doctor Moses Chirambo, es también oftalmólogo, y durante muchos años fue el único en todo Malaui.

Los nuevos avances en el programa de capacitación y el aumento de los especialistas son el resultado de un programa conocido como Visión 2020 Derecho de Vista [2], que Malaui ha estado buscando desde hace varios años. El doctor Kalua escribe [3]:

Malaui ha estado activo en las actividades de VISIÓN 2020 desde el 2000, y ha organizado exitosamente talleres de VISIÓN 2020 para Malaui, Zambia y Zimbabwe.

Malaui completó el plan de cuidado de ojos de cinco años de VISIÓN 2020 en 2004, y se ha hecho progresos hacia lograr el objetivo de eliminar la ceguera evitable para el año 2020 en Malaui.

Basado en los tres pilares de VISIÓN 2020, en términos de control de enfermedades, la ceguera infantil fue una de las principales prioridades y se planeó desarrollar una unidad de oftalmología pediátrica en Blantyre.

Otra blogger malauí que está bloguenado acerca de temas de servicios de salud es Stabbily Msiska [4], una enfermera malauí que actualmente estudia en Noruega. Stabbie, como ella misma se llama, empezó a bloguear en marzo de este año, después de llegar a Noruega. Sus 15 años como enfermera-partera, escribe, le han enseñado acerca de las cosas simples y gratis que le interesan a las mujeres ya sea en Malaui o en Noruega [5]:

Como paramédica 3 con experiencia, de verdad echaba en falta el apoyo de una partera que me saludara y se pusiera en mis zapatos durante el prenatal, el parto y los periodos postnatales. Después de viajar a kilómetros de casa y de vivir en este país escandinavo, realmente he apreciado que hay algunas cosas que no cuestan nada pero que son importantes para las parteras en todo el mundo. Una sonrisa, saludos, brindar información completa, explicar procedimientos, respeto, empatía, simpatía. Con estos pequeños artículos gratuitos, nuestros hospitales serán maravillosos lugares para las mujeres.

Enfermera-partera malauí, Stabbie Msiska

Enfermera-partera malauí, Stabbie Msiska

Pero los servicios de salud en Malaui también presentan problemas difíciles, sobre todo para los malauíes comunes y corrientes que no pueden pagar costosos médicos privados. Joe Mlenga [6] escribe acerca de un pariente suyo que recientemente se ahorcó para escapar de graves problemas financieros que lo tenían atrapado. Según Mlenga, el hombre seguía vivo cuando la gente lo encontró. Lo llevaron rápidamente al hospital, donde encontraron a las enfermeras y demás personal médico cenando [7].

Según dicen, siguieron en lo suyo de comer el alimento nocturno mientras Rogers yacía en mala condición. Para el momento en que el personal médico había terminado de disfrutar su cena y empezó a revisar a Rogers, él ya no estaba.

Tristemente, escribe Joe, tales historias de negligencia son comunes en los hospitales malauíes, como un incidente que él presenció personalmente.

Una vez, vi personalmente a una madre cargando a un hijo muy enfermo entrar corriendo al hospital al que la refirieron en Blantyre, QECH, para alertar a los médicos de la necesidad de un carrito o una silla de ruedas. A nadie pareció importarle y la mujer terminó manejando ella misma el carrito… ¡después la ayudó el chofer de minibús que había accedido alegremente a hacer un desvío al hospital!

Otro blogger, Kondwani Munthali [8], expresa su frustración con un plan del gobierno de estudiar la viabilidad de convertir un viejo barco en el Lago Malaui, el MV Chancy Maples, en un hospital móvil. Según Munthali [9], la idea fue propuesta por algunos donantes escoceses, que quieren que el gobierno malauí pague por el estudio a un costo de MK50,000,000 (US$357,143).

Por mucho que sienta respeto por los funcionarios del Ministerio, K50 millones pueden hacer mucho. Capacitar al menos a 10 doctores, 200 asistentes médicos y 100 enfermeras. O mejor aun, pueden equipar el Hospital Lifuwu con medicinas para cinco meses.

Cómo establecemos nuestras prioridades debería reflejar la pobreza y las necesidades de los malauíes. Me parece enfermizo gastar más de US$300,000 para realizar un estudio de factibilidad en un barco, y tal vez otro millón para rehabilitar y equipar una nave cuando hay tantas necesidades urgentes, incluida la necesidad de un máquina para el cáncer.

Esta locura, señor presidente, debería parar. Salve las vidas de los pobres primero y deje que los escoceses paguen sus propios proyectos engreídos sin involucrar a los pobres. A cuánta gente servirá el hospital móvil en el lago, cuánto va a costar hacerlo funcionar y cómo generará ingresos para mantenerse. Al final, gastaremos más en mantener esta vieja nave por encima de las vidas de la gente.

Las dificultades de la industria de la salud en Malaui está volviendo escéptico a un blogger sobre la imagen entera que Malaui está forjando acerca de sus ganancias económicas en los últimos años. El economista Alick Nyasulu [10] plantea preguntas acerca del tan mentado crecimiento económico que se dice está teniendo Malaui. Expone que el crecimiento económico no está beneficiendo a la gente común y corriente, sobre todo a los pobres, como lo indican los males socio-económicos que parecen estar en alza, incluidos casos de robo armado y abuso doméstico. Cita particularmente problemas en servicios de salud como evidencia [11].

Un caso de emergencia en Ntchenachena, Chididi y Mposa es una sentencia de muerte a pesar del crecimiento de la economía.

Hay una crisis de salud y de educación en este país. Los ricos van a esas instalaciones de élite para acceder a servicios de salud y educación para sus familias. No tengo celos por los ricos. Más del 80 por ciento de la población de Malaui vive en áreas rurales cuyos centros de salud están a menudo atendidos por una enfermera inscrita sin medicación adecuada. Las distancias a esas instalaciones más el estado de los caminos rurales complican la situación. No soy sádico, pero los servicios de salud son igualmente malos como la educación sobre todo en las áreas rurales. Desafortunadamente, es ahí donde la mayoría de nuestra gente vive y se resigna a una vida que no ofrece esperanza ni futuro.

Para Mzati Nkolokosa [12], el VIH/SIDA sigue arrasando, pero hay una luz al final del túnel. Empieza con la devastación causada por la epidemia [13]:

He perdido amigos y parientes por el SIDA. Esta enfermedad nos ha devastado. El SIDA ha matado a profesionales que nunca serán reemplazados.

Los que tenemos cierto conocimiento de la Universidad de Malaui entendemos que el SIDA ha devastado el sector de la educación. Como estudiantes, podemos ver a un profesor que pierde peso, su pelo volverse pálido, que falta a clases, o que los estudiantes pierdan un curso porque un profesor (el único que puede enseñar ese curso en Malaui) no está bien.

Tiempos difíciles. En mi aldea en Liwonde, la gente con dinero se ha ido. Los hombres de negocios a los que les iba bien a fines de los años ochenta y comienzos de los noventa se han ido todos.

Termina con una nota positiva:

Ahora hay esperanza. El tratamiento está haciendo que los pacientes vivan más y críen a sus hijos, niños que de otra manera serían huérfanos. La toma de conciencia también crece. Mi generación está haciendo brillantes elecciones. La prevalencia está ahora en 12.5 por ciento en Malaui.

Pero la mejor noticia es que en el grupo de edad entre 5 y 11, la prevalencia es uno por ciento. Esto significa que si podemos elevar este grupo de edad con educación significativa que los ayude a evitar el SIDA, podemos crear una generación casi libre de SIDA para el futuro.