México: Contando secretos en Twitter

rafa saavedraRafa Saavedra, escritor y conocedor de la cultura underground de la ciudad fronteriza de Tijuana, en México, ha hecho de cada uno de sus medios electrónicos personales cajas de experimentación literaria. Por un lado, publica relatos y proyectos en su blog Crossfader Network (y sus múltiples encarnaciones); por otro, como el usuario compulsivo @rafadro, ha tomado a Twitter como fuente de información para su creación. Su último proyecto literario-electrónico, “Soweird”, combina la microficción, los secretos y Twitter.

“Crossfader Network es mi casa, el lugar donde reflexiono, imagino mundos mejores y ofrezco avances de lo que hago”, cuenta Saavedra en una entrevista a través del correo electrónico, “Twitter es mi departamento de soltero: una fiesta eterna con amigos y seguidores, una fuente de información de (casi) primera mano, el laboratorio creativo despelotado, la ironía dura y el candor genuino en 140 caracteres”.

En julio de este año pidió a sus más de 200 seguidores de Twitter que contribuyeran con su mayor secreto (o un secretico, como concedió poco después) para construir un relato a voces anónimas. Con más de 40 secretos recibidos por Twitter concibió “Soweird”, en donde ficción y verdades prestadas construyen 22 momentos íntimos de sexo, vergüenza y crimen. La narración final, disponible a través de su blog, está planeada para publicarse en la revista literaria mexicana El Perro.

En la sección de “Soweird” dedicada a la familia, se encuentra el siguiente secreto:

11. Mauritz engañó a su novia con la mujer de su mejor amigo. Al tronar éstos, la chica se casó con su hermano. Ahora no puede explicarle a su novia porque no pueden asistir a las reuniones familiares sin temor a causar una desgracia cuasi bíblica.

En la sección de crimen, encontramos este otro breve secreto:

17. Elwin empezó chingándose en cómics el cheque que su padre le mandaba para pagar la universidad privada a la que nunca asistió. Luego, tomó y gastó una cantidad considerable de dinero de su primer trabajo; argumentó que lo asaltaron. En otra ocasión necesitaba un trámite rápido en una dependencia municipal y pidió en la empresa una cantidad excesiva para sobornar al burócrata en turno (gastó la mitad en cervezas).

Su idea del servicio de microblogging, explicó, va más allá de relatar cosas triviales: “En Twitter la gente confiesa cosas tan absurdas, ridículas y vergonzosas tiro por viaje. Vamos, si hasta un hashtag #yoconfieso hay. Así que decidí que, en vez de extraer algún secreto de mi expediente personal, sería muy interesante trabajar con los secretos de otros. Me interesaba conocer que tanto podían arriesgarse, que tanto contrastaría el secreto con la imagen que tengo del tuitero [del usuario de Twitter] y de la que este presenta ante sus followers. Voyeurismo de escritor 2.0.”

Aunque no puede revelar sus nombres reales, Saavedra nos comenta un poco de los usuarios de Twitter que participaron en el proyecto: “Hay un par de extranjeros, el rango de edad es de los 19-40 años. Como se puede leer en el texto, hay ocho apartados que agrupan a los secretos (Sex, Shame, Ex Lovers, Family, Crime, Guilty Pleasures, Temptation y Ex Friends). Los secretos tuiteros [de Twitter] tienen que ver más con cuestiones familiares, sexo, verguenza y tentación. Hubo un par muy escabrosos.”

El relato “Soweird” no es el primer cruce que Saavedra hace entre Twitter y la literatura. En el 2007 desarrolló el proyecto colaborativo Microtxts, que compiló 238 microficciones en la cuenta @microtxts, y del cual ha publicado selecciones en las publicaciones mexicanas Replicante y Balbuceo. “Invité a amigos escritores, periodistas, estudiantes de Comunicación y personas que pensé podrían estar interesados en la creación de microtextos anónimos y seriados. El principio básico de este taller-experimento era ‘Escribir es compartir’. Al inicio, como que no entendían la dinámica de Twitter ni el proceso de escribir ni la cuestión del anonimato. Luego, llegamos a tener casi 100 participantes”, comentó.

“Ahora mismo no podría entender mi vida sin internet, sin redes sociales, sin todo eso que ambas cosas generan”, explicó, “Pero al mismo momento, puedo apagar la computadora y salir a vivir la vida sin ningún temor. La vida on-line, los medios electrónicos y su uso también son una frontera que podemos cruzar con y sin restricciones. Igual sucede en mi vida cotidiana en Tijuana”.

Como despedida, Saavedra compartió una “verdad” suya en 140 caracteres (o menos):

“Nunca he querido ser otro que no fuera yo; sin embargo, cambio tan a menudo que a veces me cuesta trabajo reconocerme: Sí, una contradicción”.

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