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Marruecos: Cuatro puntos de vista sobre el acoso sexual

Categorías: Medio Oriente y Norte de África, Egipto, Marruecos, Derechos humanos, Etnicidad y raza, Libertad de expresión, Mujer y género

El acoso sexual [1] está definido por intimidación, acoso o coerción de naturaleza sexual y es, a decir de todos, algo que ocurre en todo el mundo. Aunque últimamente en Egipto, los casos de acoso sexual han recibido atención mundial de los medios [2], los bloggers en Marruecos han estado evaluando la situación más cercana a casa. Los bloggers, hombres y mujeres, extranjeros y marroquíes, ofrecen varios puntos de vista sobre el tema.

Liz, becaria Fulbright que trabaja en Agadir, en el sur de Marruecos, compara sus experiencias en Estados Unidos, Egipto y Marruecos en este excelente post [3].  De sus experiencias en Marruecos, destaca:

Mis experiencias con acoso sexual en Marruecos han sido 99.9% verbales. A diferencia de El Cairo, donde a menudo me agarraban físicamente en la calle, acá el acoso viene mayormente bajo la forma de silbidos. Puede ser cualquier cosa desde un hombre susurrando “¿qué tal?” mientras paso por la calle, a un adolescente que ha inhalado pegamento en mi viejo barrio gritándome vulgaridades entrecortadas, o un hombre que nos sigue a mí y a una amiga durante 15 minutos, preguntándonos todo el camino si puede practicar su inglés con nosotros. En casos más intensos, los hombres en sus autos siguen a las mujeres, y les exigen que se suban, o usan un bus lleno como excusa para manosear y acariciar.

La blogger deja constancia de que se ha dado cuenta que el acoso sexual es una lucha de poder más que de sexo propiamente, y lo enlaza con otro excelente post sobre el tema [4] y, evaluando cómo el paradigma se relaciona con su país de residencia, afirma:

¿Cómo se aplican estas ideas al contexto marroquí? En primer lugar, es difícil discutir con la afirmación que dice que los estados árabes, incluido Marruecos, son patriarcales. La familia es tal vez la institución social primordial (a menudos, múltiples generaciones viven juntas bajo un mismo techo), y al interior, los roles familiares y la autoridad están claramente definidos: los miembros más jóvenes discrepan con los mayores, las mujeres discrepan con los hombres. Las mujeres son, en primer lugar, esposas y madres, roles que relegan a las mujeres al hogar, en tanto que los hombres tienen libertad y movilidad. Esta estructura lleva a lo que Kandiyoti [5] se refiere como el “regateo patriarcal”: las mujeres menores comprar entrar a una estructura social que restringe y subordina porque algún día, como matriarcas mayores, podrán restringir y subordinar a las esposas de sus hijos.

Bisahha es un blog escrito por una antropóloga holandesa que vive en Rabat, la costera capital de Marruecos. En un extenso post que documenta su sensación de otredad, la autora del blog evalúa [6] cómo esa otredad afecta su trato en la calle como mujer:

Todas las mujeres reciben atención en las calles marroquíes, pero dudo que a una mujer marroquí le digan en un almibarado y mañoso inglés que está “muy bueeeena”, o que a él “le gusta tu tamaño”.

Duncan, voluntario de los Cuerpos de Paz, escribiendo sobre el racismo en Marruecos, toca un tema similar. Él nota [7] que las mujeres extranjeras que parecen árabes a menudo reciben trato diferente que otras mujeres extranjeras:

Si una mujer parece marroquí, se espera una forma de vestir y un comportamiento diferentes. Ciertamente, las voluntarias blancas reciben acoso, pero con mi limitada experiencia yo diría que es de diferente tipo. Debido a su apariencia, la voluntaria que (como que) parece marroquí estaba sujeta a lo que se espera de una mujer marroquí promedio, lo que expone la doble moral. Vestida conservadoramente según normas estadounidenses, pero con el pelo descubierto, la voluntaria recibió mucho acoso sexual vulgar por parte de los marroquíes – acoso que una mujer blanca probablemente no recibiría en la misma situación. Al nadar en el mar, la voluntaria recibió vulgares invitaciones que una voluntaria blanca probablemente no recibiría en la misma situación. En su sitio, la voluntaria fue atacada en público, a la vista de varias personas. Cuando le preguntaron, después del hecho, por qué no fueron a ayudarla, la gente dijo, “porque parecía marroquí”. La voluntaria habla árabe bien, lo que hace más fácil que se le confunda como marroquí. Dice que a veces se equivoca intencionalmente para que, con más probabilidad, las personas la perciban como estadounidense.

El círculo de la discusión se cierra en un post del marroquí Abdelilah Boukili, cuyo blog está basado en preguntas planteadas en Have Your Say, de BBC World. Formulando la pregunta “¿necesitan los hombres protección de sí mismos?”, el blogger evalúa diversas tradiciones de códigos de vestir y de ropa en el mundo árabe, haciendo notar el énfasis en la modestia de la mujer. Concluye:

Los hombres deberían tener control sobre sí mismos. No deberían estar controlados por el instinto y la fantasía. Las mujeres deberían vestirse para tener respeto propio, no por usar una burqa ni usando ropas que revelen demasiado cuando están seguras de que las pueden ver solamente como objetos sexuales y no como personas cuya personalidad debería ser respetada.

Aunque los cuatro bloggers citados líneas arriba ofrecen excelentes puntos de vista sobre el acoso sexual en Marruecos, la experiencia de cada persona es única y ninguna de ellas debería ser tomada como verdades inalterables. Los que estén interesados en lecturas adicionales sobre temas de género en Marruecos podrían estar interesados en el excelente libro de Fátima Sadiqi, Mujeres, género y lenguaje en Marruecos [8], o en los siguientes blogs, que tocan esos temas con frecuencia: 760 Days in Morocco [9]: Las experiencias de un estadounidense musulmán en Marruecos y The Good, the Bad, and the Ugly [10]: un blog de la marroquí-estadounidense Sarah Alaoui.