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Indonesia: Polémica nueva ley sobre cine

Categorías: Asia Oriental, Indonesia, Arte y cultura, Cine, Derecho, Derechos humanos, Gobernabilidad, Libertad de expresión

La industria cinematográfica de Indonesia critica la Ley sobre Cine [1] [id] modificada recientemente. Se considera que la ley deja un pequeño espacio para la creatividad, y deja la supervivencia de la industria bajo la estricta supervisión del gobierno.

Si la angustiosa ley se ejecuta estrictamente, el floreciente panorama del cine nacional tomará con seguridad una dirección diferente.

El crítico de cine Totot Indrarto escribió una opinión [2] [id] en el diario local Kompas:

Desde que se presentó por primera vez el borrador de la ley, numerosos componentes de la comunidad cinematográfica de Indonesia, a través de varias vías y canales constitucionales, se han mostrado en desacuerdo en varios puntos como los siguientes: la prohibición de hacer películas de cierto contenido; la limitación de los productores de usar el personal y la tecnología necesarios; la producción de la película debe empezar por registrar el título, el argumento y el plan de producción; la Junta de Censura todavía tiene una gran autoridad; las personas que trabajan en la industria cinematográfica necesitan una certificación de una organización profesional, de una agencia o de un instituto de certificación profesional; la distribución de las películas, la proyección, la crítica, el archivo, y la exportación-importación están controladas de acuerdo con un decreto del ministerio; numerosas y cuantiosas  sanciones administrativas y cargos delictivos.

La sustancia de la ley sobre cine es clara y extremadamente burocrática, excesiva y bastante represiva. La gran idea (de esta ley) es la de disminuir el gran revuelo de las comunidades cinematográficas de Indonesia que piden que la producción de películas sea devuelta a la gente del cine.

Algunos profesionales temieron que la nueva ley pudiera desencadenar una oleada masiva de desempleo, dado que uno de los puntos de la ley exige una certificación relacionada con el trabajo para aquellos que desean permanecer en la industria.

Iman Fatah se preguntaba [3] si la ley podría forzarle a no aceptar trabajos:

Punto nº 9 (capítulo 68) Podría tener un gran impacto, desde que, en Indonesia, la mayoría de los que trabajan en la industria aprendieron el oficio autodidácticamente y a través de la experiencia, (principalmente) porque apenas hay educación formal. Así que, ¿qué podría pasarme como compositor y productor que aprendió autodidácticamente? ¿Significa esto que no puedo componer más para películas?

Herman Saksono [4] dijo que la Cámara de los Representantes, aunque por escrito tiene la noble intención de proteger la supervivencia de la industria cinematógrafica, no está eligiendo el camino correcto. Saksono señaló [5] que imponer el 60% de la cuota para el cine local es un movimiento de excesivo proteccionismo.

Antes que nada, estamos de acuerdo en que la iniciativa para proteger nuestro potencial nacional es algo a la vez noble e importante.

[…]

Un proteccionismo excesivo dará pie a los «campeones del patio de recreo». Con el 60% de la cuota, los productores de cine harán películas de baja calidad, con el fin de cumplir la cuota que la Cámara de los Representantes les concedió.

Como resultado, se deteriora la calidad de nuestras películas. La cantidad sobre la calidad. De hecho, el 90% de las películas indonesias son malas, con lo que, con seguridad, seguirán apareciendo las malas películas. Esto no es una hipótesis, es un hecho, como cuando el gobierno obligó a los canales de televisión local que emitieran al menos un 70% de producción local a principios de los años 90.

Añadió que la industria necesita un mayor espacio con el fin de mejorar una mayor atmósfera creativa:

Quizás, la Cámara de los Representantes olvidó que con el objetivo de competir en la industria creativa global, lo que la gente necesita es un lugar para la expresión y facilidades burocráticas, y no atajos y engaños.

Wina Armada Sukardi, periodista y también crítico de cine, afirmó [6] que hay un par de puntos débiles en la nueva ley que, sistemáticamente, refrenan la mejora del crecimiento actual de la industria cinematográfica:

Cuarto, el actual sistema de censura todavía usa el método del «corte», en lugar de la clasificación pura. Sin duda, hay una clasificación o clasificación por edad, pero el productor aún necesita seguir el «gusto» de la agencia de censura. Y esto origina una censura poco entusiasta por el sistema de clasificación.

[…]

Sexto, el papel del gobierno es demasiado dominante y se incluye en casi todos los aspectos del negocio cinematográfico. La participación del gobierno no se limita a la ayuda económica y a los asuntos estratégicos, sino también se ocupa de los chismes. Por lo tanto, a la gente del cine no les queda mucho control para expresarse por ellos mismos.

Sin embargo, añadió, la industria no debería llorar por lo que no tiene remedio y debería considerar esto como una lección, para que en el futuro todos los que participen en el negocio luchen juntos para defender la libertad de expresión común… 

El nacimiento de la nueva Ley sobre Cine ha enseñado otra lección a todos los de la industria nacional de cine: no ignorar el derecho de sus compañeros profesionales del cine. Durante todo este tiempo, la gente del cine ha tendido a ocuparse de sus propios asuntos e ignorar a los demás (que participan en la misma industria). Solo reaccionan cuando se tocan sus intereses.

Las personas no relacionadas con la industria del cine son las que luchan (más seriamente) contra la sustancia de la nueva Ley sobre Cine, para que tenga más libertad de expresión y una condición más propicia para la industria nacional del cine. Desde los activistas pro-democracia hasta los periodistas especializados en cultura han seguido muy de cerca la última hora del asunto. La gente de cine llegó más tarde, y en menor número.

No es sorprendente si en mitad de esa pasividad, otra parte toma la iniciativa para reorganizar la industria nacional de cine según su propia versión. Así que, de hecho, la Ley sobre Cine es el precio que tienen que pagar en la industria cinematográfica por su comportamiento menos que proactivo. 

Cientos de personas en contra de la nueva ley han firmado una petición en línea [7] y se ha creado un Grupo en Facebook [8] de apoyo a esta causa.