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Perú: Se renueva la atención en sendero Luminoso

Categorías: Latinoamérica, Perú, Guerra y conflicto, Política

Ya desde hace buen tiempo atrás se habla del resurgimiento del movimiento terrorista Sendero Luminoso [1], la base de esto son diversas noticias tales como ataques a puestos policiales [2] y patrullas militares [3], o la captación de menores para el movimiento [4] y aunque no está fehacientemente probado que la autoría de los ataques tenga motivación terrorista o si se trata simplemente de bandas del narcotráfico o incluso parte de un psicosocial, esto ha originado bastantes artículos en los medios tanto nacionales como extranjeros incluso (Ver notas de Al Jazeera [5] [ing], BBC [6] o el Washington Post [7] [ing] por ejemplo).

Pero en días recientes ha habido dos noticias relacionadas que han añadido más elementos al debate. Una de ellas es el estreno de la película nacional Tarata [8], que trata eventos reales sucedidos en Lima en la epoca del terrorismo (Ver Atentado en Miraflores de 1992 [9]) y la otra es la publicación del libro del líder de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán [10]: «De puño y letra».

Sobre la película, mas allá del hecho que se haya convertido en un pequeño blockbuster a nivel local, o de su calidad como filme (ver este post de Cinencuentro: “Tarata”, 1er fin de semana: 46 mil personas [11], donde hay opiniones divergentes en los comentarios sobre si es buena o no), es interesante que se haga creación sobre hechos que fueron tan cruciales en su momento y cuyas consecuencias se extienden hasta nuestros días. Pueden ver el trailer de la película acá [12].

A propósito de esta producción cinematográfica, Carla Ciurlizza del blog C3 opina [13]:

Hace un par de días veía por televisión local un reportaje sobre la película que actualmente se exhibe en los cines, «Tarata [14]«. Incluyó también imágenes y videos del hecho real [15], … con testimonios de vecinos que aún viven en esa calle. Vecinos que, como yo, vieron sus casas destrozadas y con suerte salieron vivos (otros muchos no tuvieron tanta suerte). Vecinos que hemos quedado traumatizados de por vida.

En otra parte del reportaje, para comprobar la mala memoria colectiva de los peruanos y la poca información que manejan las nuevas generaciones, se le preguntó a una chica sentada en una banca en esa misma calle si sabía lo que había sucedido allí [16], y totalmente despistada respondió «ah sí, el incendio, ¿no?». La pobre tenía una vaga idea de lo que pasó, mencionaba un «coche bomba» y estoy segura que no tenía ni idea de lo que realmente es eso. Increíble.

Por otra parte lo del libro de Abimael Guzmán ha generado más polémica pues muchos políticos [17] se han manifestado [18] en contra de [19] la publicación del libro [20] y un funcionario, el cineasta Federico García Hurtado, director del Centro Cultural de la Universidad de San Marcos, fue obligado a renunciar [21] por asistir a la presentación del mismo. Inclusive el Ministro de Justicia anunció que pedirá la incautación de los libros [22] y denunció por apología del terrorismo [23] a sus difusores. Pero vea usted mismo como fue dicha presentación [24].

En Foros Perú hay una interesante conversación [25] al respecto con fotos del libro inclusive. Por el lado de los blogs las opiniones son mas suspicaces, por ejemplo Javier Fernández de Javi270270: ¿Qué pasa? se hace una pregunta interesante [26]:

Se ha creado una controversia por la edición de un libro de ABIMAEL GUZMAN. Personajes de la política parecen “horrorizados”. Tan fariseos como desinformados hacen de la hipocresía el pan de cada día. El precedente lo puso VLADIMIRO MONTESINOS, quien es vecino de ABIMAEL GUZMAN en la celda de ALTA SEGURIDAD DE LA BASE NAVAL. Tres libros, sin mayor trascendencia pero que si merecieron despliegue informativo, son los frutos de la intelectualidad de Montesinos…

¿Qué diferencias merecen los libros de un ejecutor por terrorismo de estado y alguien condenado por terrorismo?

Por su parte Silvio Rendón en el GranComboClub pone el hecho [27] en el contexto de la coyuntura política actual:

Guzmán no está llamando a la lucha armada. Su lógica es la amnistía general para su gente como para las FFOO. Por eso, se habría esperado una protesta de parte de quienes rechazan a Guzmán y lo que significó Sendero Luminoso. Sin embargo, esta presentación se da en un momento de crecida de la lucha anti-narcóticos. Al gobierno le viene bien agitar el miedo a Sendero Luminoso.

Y en otro post señala [28] un hecho interesante:

¿Por qué no hubo protestas contra Abimael Guzmán?
Las ONGs de derechos humanos bien hubieran podido organizar una protesta contra la tan anunciada presentación del libro del líder terrorista. … Guzmán puede presentar su libro y expresarse, pero también se esperaria que hubiera una protesta democrática contra él.

Quizás inspirada en todo esto y coincidiendo con los 17 años de la presentación pública de Abimael Guzmán capturado, enjaulado y a rayas ante el pueblo peruano, el 24 de setiembre de 1992, Claudia Cisneros de Sophimania publica un extenso post: 10 Mitos sobre Sendero y la guerra antisubversiva [29], del cual extraigo uno de los mencionados mitos:

4) Lo que queda de Sendero está en el VRAE
Falso.
Sendero sigue existiendo en Lima y en las principales ciudades del país. Se hace sentir y se infiltra, sigilosamente, en universidades, sindicatos e instituciones populares. No tienen la beligerencia de antes y apelan a ser «amigos del pueblo» asumiendo como propias agendas reivindicativas legítimas, pero no para buscar soluciones sino para boicotearlas, promoviendo el pensamiento errado de que la única salida es la violenta. Ese Sendero, silencioso y poco atractivo para la cobertura mediática, es tan peligroso como el del VRAE. ¿Están los servicios de inteligencia haciendo su trabajo de infiltración y desactivación? ¿Hay siquiera un Servicio de Inteligencia Central? No y no.

Y ya que se habla del VRAE (Valle del Río Apurímac y Ene) parece apropiado terminar este post citando al de Jacqueline Fowks en Notas desde Lenovo: Desconfianza y descoordinación explican atentado en San José de Secce [30],

La zona del ataque está localizada en el VRAE, foco de las acciones del grupo de SL que nunca salió de su reducto de Vizcatán (Huanta) después de la captura en setiembre de 1992 del líder fundador del grupo, Abimael Guzmán. Autoridades y analistas han demostrado que el grupo está articulado e involucrado en el cultivo de coca y el transporte de droga hacia la costa peruana.
[…]
No estamos como en 1983, ni el Sendero de antes es el de ahora, pero la historia a veces ayuda a mirar mejor lo que tenemos al frente. Aquí, un interesante documento desclasificado de la embajada de EEUU [31] -de febrero 1983- menciona la ausencia del Estado, la labor de la policía y del Ejército, y el desempeño de los medios -entre otros factores- en la lucha contra SL luego de los asesinatos en Uchuraccay.

Pensar que podemos estar a un paso de ser un país que repite sus propios errores es escalofriante, por decir lo menos. Por eso que algunos les conviene que no haya memoria de los hechos acontecidos, pero no una memoría única, sino colectiva, que comprenda las distintas visiones de eso que llamamos terrorismo.

Y ya con el artículo practicamente cerrado llega a mi reader este reciente post de Francisco Canaza en Apuntes Peruanos: Agitando el miedo [32], del cual incluyo una precisión que hace sobre lo del VRAE:

hay que diferenciar claramente la dinámica de los grupos instalados en el VRAE [33]: por un lado existe el movimiento Proseguir, que se adscribe al fin original de Sendero; y por otro lado está instalada una serie de guardias paramilitares al servicio de las cadenas de tráfico de drogas. Son cosas distintas que necesitan soluciones específicas. Proseguir no es, como erroneamente se dice, un grupo estancado en el VRAE [33], sino una serie de columnas que se desplazan por la sierra de Junín, Huancavelica y Ayacucho. Contrario a esto, son únicamente los grupos de servicio al narcotráfico (protección paramilitar) los que sí están perennemente desarrollando sus actividades en el VRAE [33].

Por lo demás, el mundo institucional se ha mostrado complaciente con el terrorismo de Sendero Luminoso [34], reduciendolo incluso a la categoría de guerrilla, viendo sólo el componente subversivo y no la estructura insana del mismo; o peor aún justificando su trasfondo al calificar su accionar como político o ejecución en “una guerra”. Este gobierno al confundir los fines, los objetivos y los trasfondos de una inexistente pero necesaria política sobre el terrorismo está igualmente perpetuando el real problema, que sigue creciendo y extendiéndose, mientras busca ganar réditos con la bandera del miedo.