Los casi 20 millones de habitantes de Camerún están enfrentando crecientes niveles de criminalidad. Los malhechores hasta han tomado por asalto las oficines centrales de la policía y el Ministerio de Relaciones Exteriores (Asuntos Exteriores) en la ciudad capital, Yaoundé.
PNT Attitude compartió su experiencia con el crimen en un reciente post donde describe cómo le robaron su cartera de su auto:
… Me detuve a comprar unos mangos. Mangos comprados, abrí la puerta del vehículo y puse los mangos en el asiento de atrás. Recién ahí vi a un hombre merodeando en el otro lado del auto.
No le presté atención. De repente, abrió la puerta del pasajero, agarró mi cartera roja que estaba en el asiento de adelante, y salió corriendo hacia el mercado. En un comienzo, pensé que quería robarse el auto, ¿o tal vez solamente trataba de incomodarme metiéndose al auto? ¿Podría ser que estuviera mentalmente transtornado? Grité “voleur” (ladrón) y corrí detrás de él con los mangos, que le tiré antes de que llegara a la esquina, con lo que se perdió de vista. Si, tal vez estén pensando que fui descuidada por dejar la cartera ahí, para su información, ¡estaba escondida debajo del propio asiento hasta que creí que había terminado de comprar!”
Pero el bello giro de su historia es que algunos de los ladrones en Yaoundé pueden ser verdaderamente “amables”. Hasta la policía sabe que si uno tiene suerte puede recuperar sus pertenencias personales si visita el lugar en el que le robaron (asaltaron). Así que fue para allá:
Me dijeron que un tipo con una cartera roja vino pocos minutos después que me fui preguntando “¿dónde está la dama a quien le arrancharon la cartera ?” Como no me encontraron, se la llevaron.
Mi amiga y yo buscamos alrededor de la ruta de escape un ratito más y otra persona nos recomendó ver en la estación de radio que está cerca. Fuimos allá y la recepcionista dijo: “…si, recibimos una cartera esta mañana y el contenido pertenecía a… ¡Ntemgwa…!” eso era, estaba TAAAN ALIVIADA de encontrar la cartera, la trajo, revisé el contenido y vi que todo estaba intacto, menos por supuesto el dinero y el cupón de combustible. Agregó “10.000 frs, gastos de retiro”. Traté de discutir y ne di cuenta que cualquier cosa que estuviera en la cartera tenía más valor que el monto solicitado. No obstante, negocié por 5.000 frs y me dieron la cartera, fui a casa, alegremente”.
Después de una experiencia como esa PNT aprendió algunas lecciones:
- No todos los ladrones tienen malas intenciones, algunos son oportunistas que solamente tienen hambre;
- Existe crimen (menor) organizado en el mercado Mokolo, tengan cuidado con lo que hagan cuando estén allá, organizado porque todo lo que quieren es tu dinero, y todos por ahí saben dónde puedes encontrar tu cartera después del incidente. ¿Quién sabe si hay más detrás de lo que está a la vista?
- Es normal que te ataquen en mercados así de concurridos, el policía hizo todo el drama, preguntándose si me sentía mal (en algo). Si, no hay ningún servicio que se ocupe de las víctimas de trauma en la estación de policía pues es “normal” que te victimicen así…
– Extraño esos mangos y no tengo nada en su contra;”
Hablando de comprar fruta en Yaoundé, un voluntario de los Cuerpos de Paz que bloguea en Adventures of Aubrey parece haber estado regateando un poco por el precio de manzanas. Ciertamente, las conversaciones con los que venden las manzanas revelan mucho acerca de las percepciones asociadas con la raza que inducen a error:
Durante mi viaje a Yaoundé esta semana compré manzanas, dos veces. La primera vez estaba caminando por la calle y vi a un hombre con un carrito de manzanas. Le pregunté el precio y después le dije que ese era el precio para personas blancas y que las manzanas deberían costar esto y que yo quería comprar esas dos manzanas por tanto. Se rió y bajó el precio, pero no suficiente. Hablamos durante algunos minutos y finalmente quiso 50 CFA más (como 10 centavos) y yo no los iba a pagar, así que agarré una bolsa de plástico y metí mis propias manzanas y dejé el dinero en su carrito mientras ambos nos reíamos y yo me alejé diciendo gracias y que regresaría la próxima vez (esta es una manera común de dejar una conversación en Camerún, – diciendo gracias, la próxima vez).”
… Vi a otro hombre con un carrito de manzanas fuera de la tienda de una persona blanca en el centro de Yaoundé (eso fue un error, probar fuera de la tienda de una persona blanca). Le pregunté a cuánto estaban las manzanas, entré a la tienda con mi amiga y su mamá, y regresamos y decidí que quería manzanas y empecé a regatear. Se molestó y empezó a gritarme que por qué asumiría yo que el precio podría cambiar – me dijo el precio y que yo debí haberlo aceptado y bla bla. Así que me reí y le dije, así es Camerún, discutes todos los precios y traté de nuevo de regatear con él. Se volvió a molestar. Después yo me molesté. Le dije que era muy descortés y que no me importaba lo que sus manzanas cuesten, ya no le compraba nada. Me gritó que yo era descortés al tratar de regatear con él cuando yo era rico (es decir, blanco). Repetí que él era descortés y que no tendría mi dinero ahora ni en el futuro y me fui. Hace un año esa interacción me hubiera disgustado, pero ahora simplemente corrí hasta alcanzar a mi amiga y su mamá y les conté mientras me reía diciendo que se me ocurría que ese no era mi día para manzanas”.
En lugar de encontrarse con regateos problemáticos, tal vez Aubrey (o cualquier persona que esté planeando quedarse en Camerún) debería usar créditos al paso por uso de celulares como moneda. Parece una manera mucho más fácil para comprar cosas sin tener efectivo si uno se guía por la actitud de PNT:
Casi había terminado de comprar los artículos de mi lista cuando decidí ir a la tienda de lencería para buscar un artículo que ha estado desde siempre en mi lista de compras: un brassiere sin costuras ni alambres.
Tuve suerte de encontrarlo en la tienda, y como si fuera cosa del destino, era el único disponible y no había visto otro en otra tienda. La vendedora me dijo que costaba CFA 4,500. ¡Vi que solamente tenía CFA 3,500! Traté de regatear el precio hasta la cantidad que tenía, en vano. Pensé en hacer una muy temida caminata hasta el auto y también en la posibilidad de pagar parcialmente con una transferencia de crédito telefónico. La última opción parecía la más probable.
Así que le pregunté si tenía un teléfono MTN para poder completar el pago por medio de una transferencia de crédito telefónico. Dijo que no, que tenía un teléfono Orange. Pero agregó, “tengo un amigo en la red MTN, así que puede enviarle los CFA 1000 restantes”. Problema resuelto, me fui con el tan buscado brassiere, sonriendo mientras caminaba.