China: Sentencia de muerte a Akmal, ¿Un decidido NO al recuerdo de la humillación?

Akmal Shaikh, un ciudadano británico sentenciado por introducir heroína a China, fue ejecutado el martes, a pesar que su familia y el gobierno británico habían solicitado el indulto, alegando enfermedad mental.

Sin embargo, la Suprema Corte de China rechazó el pedido de una evaluación mental porque los documentos ofrecidos por la embajada británica no pudieron probar que Akmal tenía un enfermedad mental.

Después de la aplicación de la inyección letal a Akmal, el gobierno británico y algunas organizaciones de derechos reaccionaron duramente. El Primer Ministro británico, Gordon Brown, condenó la ejecución y dijo que estaba “”particularmente preocupado porque no se había realizado ninguna evaluación mental”.

Ante la crítica, China expresó un fuerte descontento. El portavoz del Ministerio del Exterior dijo que la acusación no tenía fundamento y advirtió que la intervención podría perjudicar las relaciones bilaterales entre los dos países.

En China, el tráfico de drogas está considerado como un delito grave. Portar o vender más de 50 gramos de heroína se sanciona con pena de muerte según la ley china, y a Akmal se le encontraron más de 4000 gramos.

Para muchos cibernautas chinos, el incidente les recordó las dos Guerras del Opio ocurridas en el siglo XIX, cuando las tropas británicas invadieron China porque los oficiales chinos quemaron el opio vendido por los británicos. China perdió la guerra y desde entonces ha sufrido “100 años de humillación”.

En 163.com, un importante portal en China, más de 3000 personas apoyaron un comentario dejado después de la noticia, que dice:

¿Qué hay de especial con un occidental? Definitivamente, se debe ejecutar a un traficante de drogas.

Además, Acekingfang pensó que la ejecución demuestra que China está surgiendo.

Antes, la confiscación de opio y la sanción a los traficantes de droga británicos hace 170 años condujeron a la primera guerra de China en el siglo, por medio de la cual los británicos forzaron que se abriera la puerta de China a través de opio y cañones. En 1856 Gran Bretaña lanzó la segunda Guerra del Opio, usando como excusa que la dinastía Qing arrestara unos cuantos piratas. Las tropas británico-francesas derrotaron al ejército chino y después marcharon hacia Pekín, quemaron el Antiguo Palacio de Verano y saquearon toneladas de tesoros, lo que fue uno de los más devastadores desastres en la historia china.

Hoy, cuando el traficante británico de drogas violó la ley en nuestro territorio, podemos castigarlo abierta y legítimamente sin ninguna misericordia. Ya no necesitamos seguir las órdenes de nadie. Esto demuestra que China puede estar infeliz, y las consecuencias de provocar a China son serias.

El comentario de zha811 demostró una mentalidad similar:

Si ustedes hubieran devuelto algunos de los tesoros chinos que tienen en el Museo Británico y que fueron robados de China, podríamos haber tomado su propuesta en serio.

zhun2875 dijo,

Este es nuestro asunto interno. ¿Qué tiene que ver con los británicos?

En China, desde hace tiempo existen quejas que dicen que a los extranjeros, en particular a los occidentales, se les trata como si estuvieran privilegiados con una posición más alta. En 2008, un tren hizo una parada no programada con la finalidad  de mandar a varios pasajeros japoneses al aeropuerto y hasta se usaron autos de la policía para escoltarlos. Sin embargo, en otro caso, a un ciudadano chino con problemas mentales los empleados del tren lo amarraron a su asiento y lo dejaron morir sin que nadie se ocupara de él. Esta vez, la resolución de la corte que trata a las personas con igualdad parece ganar el aplauso.

Wang Wen, editor del Global Times, cree:

Después de todo, la pregunta de quién y cómo juzgar a un sospechoso extranjero en China debe ser abordada según la ley de China. Es un asunto de justicia judicial.

Algunas opiniones sostienen que el caso es un fracaso diplomático del gobierno británico porque en realidad no llega a saber cómo piensa el pueblo chino. Esto se repite en el comentario:

Mi solidaridad está con Akmal y su familia. La pena de muerte es dura e inhumana, como siempre lo he pensado. Pero en tanto China no haya abolido la pena, y en tanto otros delincuentes sean castigados de la misma manera, Akmal no debería de ser excepción. De otra manera, una distinción hecha a propósito solamente traerá más tragedias.

Antes, cuando China trataba de extraditar incluso a terroristas, los países occidentales a menudo se negaban citando artículos de sus propias leyes. La excusa más franca son los controles y el equilibrio de poder y la independencia de la judicatura. Pero esta vez, parece que Gran Bretaña olvidó el principio y puso sus esperanzas en la intervención administrativa.

Cuando Gran Bretaña trató de hacer el caso algo más de lo que era para forzar al gobierno chino a comprometerse, la muerte de Akmal quedó fijada. Es fácil ver que mil trescientos millones de personas están sopesando la vida de Akmal contra la de ellos. Si la vida de un occidental es preciosa, ¿entonces la nuestra no vale nada?

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