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República Dominicana: Ayuda a su vecino Haití después del terremoto

Categorías: Caribe, Latinoamérica, Haití, República Dominicana, Desastres, Relaciones internacionales, Respuesta humanitaria

Eran las 5:53 p.m del martes 12 de enero en la isla La Española [1], cuando de repente las personas empezaron a sentirse mareadas, finalmente la tierra fue sacudida violentamente. Ese fue el momento en que el terremoto golpeo a la isla. En la República Dominicana, no fue más que un gran susto. Sin embargo, en el vecino país, Haití , en donde fue localizado el epicentro, la situación era de desastre total, el terremoto llegó a 7 en la escala de Ritcher.

Para hacer las cosas peores, el terremoto fue apenas alrededor de 6 millas (10 kilómetros) bajo tierra, lo que hace que el daño sea mucho peor. El bloggero dominicano Alf Micstar de Duarte 101 describe [2] el momento con estas palabras:

Remenión, jamaquión, temblor, sismo, juidero, panico, corre corre. Ayer martes 12 de Enero cinco minutos antes de las seis, la isla volvió a recordarnos que se mueve, que no es un pedazo de tierra estático, que sus placas no son como las de los carros y que el suelo no pide permisos para sus sacudidas instantáneas.

La capital de Haití, Port-au-Prince (Puerto Príncipe), localizada a 10 millas al este del epicentro del terremoto, fue totalmente devastada e incomunicada. Los edificios colapsaron, y dejaron incontables millares de heridos y muertos, aunque aún no hay cifras oficiales. Sin electricidad, agua, ni comunicación, varias horas pasaron antes que el mundo entero pudiera ser testigo del daño causado por el terremoto. Muchas de las fotografías y testimonios fueron distribuidos a través de redes sociales como Twitter y Facebook. La escena era severa, y para hacer las cosas peor, las réplicas sísmicas no dieron pie al descanso.

En la República Dominicana, como resultado del terremoto, una alarma de tsunami fue puesta en efecto, y la Comisión de operaciones de emergencia (COE) cerró las plazas comerciales en la capital, Santo Domingo, y tomó precauciones a lo largo de las zonas costeras y en la frontera haitiana. En  horas de la madrugada del día siguiente, el presidente dominicano Leonel Fernández convocó una reunión de emergencia para juntar una comisión de ayuda [3] para Haití, la cuál incluyó ayuda para la salud, el agua, la electricidad, la infraestructura, y la asistencia militar. [4]

Joan Guerrero [5], de Duarte 101 hace un recuento de las acciones:

Desde tempranas horas de hoy, las autoridades, empresariado y militares dominicanos unen sus fuerzas para movilizar ayuda humanitaria ante el temblor de Haití.

Plane carrying relief supplies to Haiti. Photo by Duarte 101 and used with permission. [6]

Avión con ayuda para Haití. Foto de Duarte 101 y usada con permiso.

El equipo de ayuda dominicana envió alimentos, agua embotellada, y la maquinaria pesada para ayudar en la remoción de escombros. Los hospitales en la provincia de Barahona [7] fueron puestos a disposición, así como el aeropuerto para recibir la ayuda que sería distribuida a Haití. Personal del COE atendió más de 2.000 heridos, y el instituto dominicano de las telecomunicaciones (Indotel) ayuda para restaurar los servicios de telefonía. La Cruz Roja Dominicana y la Cruz Roja Internacional han estado coordinando los servicios de atención a la salud. República Dominicana también ha sido el punto de aterrizaje para corresponsales en el extranjero que han venido cubrir la tragedia.

En adición a los esfuerzos del gobierno, muchos dominicanos se han unido a la causa en centros de recolección, mientras que otros han ofrecido planes privados y otros materiales destinados para Haití. Duarte 101 escribe un sumario corto de la ayuda necesaria y de los puntos de la recolección a través de República Dominicana. [8]

José Rafael Sosa concluye: [9]

El pueblo dominicano se ha volcado para ayudar a Haití. Lo que ha ocurrido en Haití no tiene precedente. Es demasiado dolor. Demasiado sufrimiento. Aquí se paran las diferencias absurdas y se impone la solidaridad pura y simple. Abierta y decidida. Es este el justo momento para ayudar a un pueblo hermano. Démosle la mano y el alma a un pueblo que no merece tanto sufrimiento.