Cáucaso: Sociedad, sexo y el juego de las citas

Illustración © Scary Azeri in Suburbs

Desde el colapso de la Unión Soviética, las esperanzas de que nuevas libertades reemplazarían a las antiguas ha menudo se han hecho añicos por el resurgimiento de prácticas tradicionales. En gran parte suprimidos por el sistema comunista, y exagerados por el éxodo de muchos que hubieran formado la clase media durante el colapso económico de los años noventa, el género y los temas de sexualidad se vieron afectados de manera particular.

Cierto, la homosexualidad ha sido despenalizada, aunque la homofobia sigue siendo un problema significativo y nuevas libertades hayan “liberado” a una minoría de ciudadanos en Armenia, Azerbaiyán y Georgia, pero la sexualidad sigue siendo un tema discutible para la sociedad en su conjunto. Por ejemplo, en 2007, un estudio hecho por el Centro de Investigación de Recursos del Cáucaso (CRRC, por sus siglas en inglés) encontró que todavía había resistencia a la idea de sexo prematrimonial.

70.4% de los encuestados en #Armenia consideraron inaceptable el sexo prematrimonial a cualquier edad, 72.8% en #Azerbaiyán, 63.8% en #Georgia…

No obstante, si hablar de sexo fue tema tabú alguna vez, aunque los bloggers hombres todavía crean problemas en las marchas por el Día de la Mujer para cambiar las actitudes predominantes sobre la virginidad femenina y el maltrato doméstico, ahora hay por lo menos la posibilidad de discutir los temas más abiertamente. Los grupos de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales pueden funcionar más abiertamente, y se han fortalecido especialmente a través de blogs, en tanto que, como se ha visto recientemente en Georgia, la discusión está en línea.

Por ejemplo, la información de CRRC hasta formó la base para una serie de posts en tres partes de un voluntario de los Cuerpos de paz (PCV, por sus siglas en inglés) destinado a Azerbaiyán, sobre citas o más bien, la ausencia de citas. En el primer post, Micael Bogar dice que ni siquiera hay una palabra para eso en azerbaiyano. Y también es cierto para toda la región, las actitudes hacia la sexualidad por lo general no están predispuestas por el género, también podría decirse que son hipócritas al extremo.

Se puede aprender mucho de una cultura aprendiendo su idioma. En 2003, quedé sorprendido durante una de mis primeras clases de capacitación en los Cuerpos de Paz al encontrar que no hay palabra para “cita” en idioma azerbaiyano. Después de clases, llevé a mi joven y moderna profesora de idiomas a un lado para aclarar. Me imaginé que me lo diría de frente. “¿De verdad no existía eso de las citas en Azerbaiyán?” Su respuesta me sorprendió.

Detalló la costumbre de las citas como un torpe intento de dos personas de conocerse a través de llamadas teléfonicas secretas y rápidos intercambios en los parques o en la calle. Estar a solas en un cuarto con una persona del sexo opuesto sin una licencia matrimonial esta estrictamente prohibido. Si se sabía que algo así estaba pasando, la muchacha sería catalogada como una prostituta y al muchacho lo resondrarían. Los muchachos serán muchachos – era a la muchacha a quien había que culpar.

Francamente, estaba asombrada. […] Sentadas en el balcón de nuestro diminuto departamento zdanie veíamos pasar a las muchachas. “Esa es Aysel. Es una prostituta,” diría mi hermana anfitriona Layla. “Se encuentra con Ferid en el parque en el centro de la ciudad y todo el mundo lo sabe. Todos saben que Ferid ama a Sevinj y que nunca tomaría por esposa  a Aysel. Aysel es simplemente una prostituta”.

En el segundo post, Bogar detallar sus propias experiencias en Azerbaiyán cando comenzó a acercarse a un conocido del lugar.

Sé lo que están pensando: “¡Vaya prostituta!” Y lo era. En la cultura azerbaiyana, era una qehbe (prostituta). Hasta este día me encojo de pensarlo. Sin embargo, crecí en una cultura donde tener relaciones con tu enamorado es perfectamente aceptable. Así que negarme esa libertad era tonto. No, no es que estuviera guardando algo. Él salió de mi departamento esa mañana justo antes de la salida del sol con la esperanza de que nadie lo viera salir a hurtadillas. Por supuesto, lo vieron.

Si alguna vez pasas algo de tiempo en un mehle azerbaiyano (patio del departamento), sabes que nada pasa desapercibido. Cuando la noticia se difundió, mi vida cambió. No se trataba de algo que yo pudiera señalar. Nadie me dijo nunca nada directamente a la cara, pero las cosas empezaron a cambiar. La gente dejó de sonreírme en la calle. […]

[…]

Ali y yo estuvimos juntos por casi dos años. Hasta este día es uno de mis amigos más queridos. No cambiaría nuestra relación por nada en el mundo. No tengo vergüenza ni miedo de decir que era mi enamorado e incluso ahora, al escribir esto, no uso su nombre real. Incluso al escribir esto, las mujeres en Azerbaiyán se ven obligadas a mantener sus romances en secreto y sienten vergüenza de su deseo de amar.

¿qué es tan vergonzoso de querer conocer a alguien íntimamente antes de comprometer tu vida? Mientras Azerbaiyán sigue modernizándose, me preocupa qué clase de efecto tiene este expectativa cultural en mis amigos cercanos. El país está lleno de mujeres jóvenes que han viajado por el mundo, hablan diferentes idiomas y no saben lo que es tener intimidad con un hombre al que quieren.

El tercer post comenta los resultados de los encuesta de CRRC.

El Centro de Investigación de Recursos del Cáucaso realizó una encuesta en 2007 en Azerbaiyán con la pregunta “¿a qué edad es apropiado que un hombre/mujer tenga relaciones sexuales antes de casarse?” He creado un gráfico debajo para mostrar los resultados. Las respuestas podrían sorprenderte. Cerca del 70% de los encuestados están de acuerdo en que esa conducta nunca es apropiada. Y es aun más sorprendente que en un 10'% más, las encuestadas respondieran “nunca”.

[…]

No dejo de lado el caso y las miradas frías. No echo de menos el miedo de sentirme debilitada. Ya en casa, me sentí bendecida de tener el derecho de elegir con quien quiero dormir y saber que mi identidad no estará basada en ese único hecho.

Escribo esto con la esperanza de que mis amigos en Azerbaiyán puedan tener pronto algún día esos mismos derechos. Pienso que es importante que los hombres y mujeres de Azerbaiyán que no estén de acuerdo con esta norma cultural, empiecen a buscar maneras de hablar acerca de sexo y de citas en sus vidas. El poder se halla en las palabras. Creamos nuestra realidad a través de nuestro idioma. Cada día se forman palabras nuevas. Creo que es momento de construir una para citas.

Luego de abordar el sensible tema de la restauración de la virginidad, Scary Azeri, otra colaboradora del Women's Forum, también comenta sobre las citas en Azerbaiyán en su blog, y sobre todo la importancia de no parecer “permisiva”, otra realidad también en los países vecinos.

Pensé en cómo era en casa, y los días en que tenía citas. Oh, esos agridulces días… ¡Han pasado tantos años desde entonces!

Nadie nunca me agarró mientras caminaba. Para ser honesta, nunca me gustó conocer hombres en bares. Debe ser algo cultural. Las chicas azeríes pasan su vida rechazado extraños. Porque estamos demasiado acostumbradas al acoso en cada paso que damos.

Hablas con un taxista y asumirá que lo quieres ahí y ahora. Le sonríes a un mozo y te pedirá tu teléfono. Pasas por una construcción… Bueno, simplemente no pasas por construcciones.

Así que si eres una chica genial en Bakú, probablemente eres muy buena sacudiéndote a los hombres. Es una reacción automática.

Aunque ambos posts, así como otros similares sobre actitud hacia el sexo, expectativas sociales de las mujeres y presión familiar para casarse en Armenia, se refieren incluso a antes de la encuesta de CRRC, muchos esperan que la situación pueda estar cambiando levemente. Además, dado que esos elementos constitutivos más progresivos generalmente tiene acceso a Internet, es también interesante notar que la discusión sigue en línea.

También comentando sobre la situación en Armenia, Mark Belinsky, defensor de los nuevos medios y de la democracia, por ejemplo, nota el rol que podrían estar jugando los sitios de redes sociales como Odnoklassniki.

A diferencia de Facebook, hay poca oportunidad de hacerlo más un medio de difusión. La característica clave es que puedes ver quién está visitando tu perfil y cuántas veces. Igual que los demás, por tanto el coqueteo se torma muy público en un país que de otra manera es muy conservador cuando se trata de sexo.

Y mientras podría decirse que la discusión en línea en Azerbaiyán es más activa, esperanzas de marcar el comienzo de una revolución sexual en Armenia se expresan en la forma de un grupo de Facebook y también en sitios como Unzipped: Gay Armenia. Por ejemplo, en un post el blog detalla la desesperación de algunos hombres del lugar por encontrar una chica “pura”. Sin embargo, probablemente esto sea verdad solamente para su círculo socio-económico inmediato.

De vuelta en Azerbaiyán, Emotions on Air, Mind Mute narra una experiencia en una farmacia de su localidad que deja constancia de las actitudes que imperan y con las que todavía hay que lidiar.

Esta mañana fui a la farmacia con la esperanza de encontrar una píldora milagrosa para liquidar mis últimos síntomas de una gripe (humana), tuve que presenciar a una adorable chica (menor) tratando de comprar un “artículo elástico oloroso y colorido” (son las palabras que usó para describirlo) llamado condón en el uso común.

[…]

Lo primero (y último) que la farmacéutica le preguntó a la chica es si estaba casada o algo así. La respuesta fue, como se esperaba, -así que.

[…]

Mientras me entretenía la visión de dos mujeres en “diálogo” y me seducían los adorables paquetes de “artículo elástico oloroso y colorido», no pude resistir la tentación de comprarme uno por nada, con el siguiente comentario de “casada”.

Pero la maniobra no resultó… como resultado la muchacha y yo entramos en la “lista de prostitutas” en la farmacia No.3** justo detrás de mi trabajo y terminé saliendo sin condones ni pastillas para la gripe.

Aun así, tal vez las cosas estén cambiando, aunque lentamente, y tras su retorno de Azerbaiyán, el terapeuta sexual Marty Klein deja constancia de las semejanzas entre la situación en el Cáucaso hoy y en Estados Unidos hace medio siglo.

¿Y qué es lo que esos chicos quieren saber? Lo mismo que todos los estudiantes universitarios quieren saber: amor, deseo, incompatibilidad sexual, amor, orgasmos y amor. ¿Quién no quiere saber más del amor?

[…]

Debo informar, con toda la debida modestia, que a los chicos les encantaba —mi estilo activo de conferenciar, el contínuo chacareo de las personas que enviaban mensajes de texto o hablaban mientras yo hablaba y la voluntad de usar palabras como “vagina” y “bolas”. Cuando dicen que la gente no dice esas cosas en público, preguntaba por qué. Después les preguntaba si las decían en privado. “No a tu futura esposa”, dijo uno. “O a tu esposa” dijo otro.

Hace 50 años, los estadounidenses también estaban sexualmente inhibidos. Pero no estábamos en presión constante de MTV, pornografía por Internet y el contacto con celulares las 24 horas. En mis dos semanas acá, apenas he visto a los jóvenes ir de la mano, mucho menos besarse. Cuando mencioné “besarse con lengua” en mi charla, muchos de los estudiantes se rieron o ruborizaron.

Entonces simplemente hablé de “mitos sobre el sexo”, dije que es normal sentirse confundido respecto al sexo; les recordé que a algunas chicas les gusta el sexo y a algunos chicos no; y arrojé montones de palabras: periodo menstrual, masturbación, clítoris, ir despacio durante el coito, senos grandes. Se quedaron y se quedaron, y aunque tenia calor y estaba cansado, me quedé también.

Ciertamente, comentando la encuesta de CRRC hoy durante una charla privada en Skype, una blogger azerí, aunque reconoció que tomaría décadas que los valores tradicionales cambien de verdad, hasta se preguntaba si este no era el punto. “Las estadísticas son como bikinis,” escribió citando a Aaron Levenstein. “Lo que revelan es sugerente, pero lo que ocultan es vital.”

Dodka, autor de Global Voices Online, también discutió actitudes sociales hacia el sexo en Georgia en un reciente post.

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