Polandian escribe sobre la falta de respuesta de Polonia a la ejecución de Akmal Shaikh en China: “[…] Akmal pasó bastante tiempo en Polonia, estuvo casado con una polaca y tiene dos hijos polacos. Entonces, surgió la pregunta de por qué Polonia no se unió a la petición por la clemencia. […] Polonia guardó silencio durante todo el proceso, presumiblemente porque no era polaco, molestó a la Policía en Lublin y no pagó sus impuestos».