¿Defendería los derechos de sus enemigos políticos? (Sobre la censura argelina)

Para mi primer post en Global Voices Advocacy me gustaría contemplar un debate sobre un tema que me ha estado molestando desde que la noticia de la primera página web política censurada en Argelia se dio a conocer. Es decir ¿Cuán lejos iría en la defensa de los derechos humanos y, más relevante, el derecho a la libertad de expresión, de un archi-rival  político?*. Imagine que el grupo que más odia, un grupo que definitivamente cambiaría su vida en formas muy desagradables, fuera a obtener el poder y usted piensa que su razón de ser sería derrotarlo políticamente de todas las formas posibles. Le ayudaré a imaginarlo explicándole los antecedentes de esto.

El sitio web que fue censurado en Argelia es el de Rachad. Rachad es una organización política en el exilio que busca «derrocar» el régimen de manera pacífica. Ellos no tienen ningún peso político importante (lo que hace de su dudoso honor de ser el primer sitio web censurado algo bastante decepcionante -uno pensaría que el régimen censuraría alguna amenaza real). Pero muchos de sus miembros están asociados con el ahora prohibido partido islámico FIS. FIS estuvo a punto de ganar la mayoría del Parlamento en 1991 sobre una plataforma islámica que a veces aludía a acabar totalmente con la democracia en favor de un régimen totalitario conocido como Irán. El proceso fue interrumpido por los militares y el resto, como dicen, es historia. Casi 20 años después y más de 100.000 muertos y ahora los miembros anteriores de la FIS son vistos con extremo recelo.

Añadan a esto la naturaleza desconfiada de los argelinos comunes después de muchos años de mentiras, y políticas de engaños y arreglos detrás de la escena, el resultado es una atmósfera política que es eléctrica e improductiva. A los partidos conservadores islámicos no les gusta el FIS a quienes no les gustan los comunistas a quienes no les gustan los socialistas a quienes no les gustan los liberales a quienes no les gustan los partidos islámicos, y todos entre sí no gustan de los demás hasta la médula, hasta el punto de no confiar en lo absoluto en cualquier otro con poder. Cada una cree que su aniquilación final vendría si el otro ganara el poder, y que su responsabilidad fundamental es llevar al país exclusivamente en la dirección que ellos prepararon para la exclusión de todos los demás, con el resultado que nadie gana (o, el ganador es el status quo). ¿Se podría pensar que los dos partidos de Cabilia estarían de acuerdo en algunas cosas? No, ¿los socialistas y los comunistas? No, ¿los partidos islámicos moderados y el FIS? No.

¿Qué tiene que ver este antecedente con la censura entonces? Cuando la página web de Rachad fue censurada, varios blogs y sitios web cubrieron la historia, como el mío, con una petición para oponerse a toda forma de censura. Las respuestas fueron muy recelosas y vehementes. Hchicha, un famoso blogger argelino, que bloguea en francés, tenía un vídeo de Youtube que denunció la censura en todas sus formas. Fue atacado sin piedad y obtuvo múltiples respuestas al video. Él dice que fue inundado con iracundos correos electrónicos. He recibido correos electrónicos con el tema que soy un islamista disfrazado por iniciar la petición y tuve que modificar el texto para hacerlo genérico. «¿Cómo se atreve a defender los derechos de los islamistas?», fue su argumento. Estos correos electrónicos y las respuestas al vídeo procedían de personas que, ellos mismos, se oponen al régimen actual hasta la médula.

De acuerdo con la naturaleza recelosa de los argelinos, la oposición a la oposición a la censura se tornó extraña cuando acusaron a Rachad de fabricar la censura para generar controversia. La acusación se ramificó y ahogó gran parte de nuestro esfuerzo para luchar contra esta censura, a pesar que todos los sitios web dóciles (negocios suizos) que estaban alojados en los mismos servidores compartidos de Rachad también fueron mostrados para ser censurados.

Los denunciantes de la censura trataron de argumentar el carácter universal de la libertad de expresión, en alusión al bien conocido poema de Martin Niemöller:

Primero vinieron por los comunistas y no dije nada -porque yo no era comunista;
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada -porque yo no era sindicalista;
Luego vinieron por los judíos y no dije nada -porque yo no era un judío;
Luego vinieron por mí -y no quedaba nadie para hablar por mí.

Muchos argelinos simplemente no pueden digerir este mensaje. Para muchos, la amenaza de otra toma islamista militante que suprima la democracia es todavía real. Los americanos, por ejemplo, no ve un problema con la libertad de expresión para los neo-nazis o el KKK. En los países occidentales libres, hay una clase intelectual que se opondría con vehemencia y negaría a los extremistas y corrientes antidemocráticas el ascenso al poder. No hay prácticamente ninguna posibilidad de que, por ejemplo, el KKK gane suficiente apoyo popular para ganar algo de valor, porque la protesta intelectual eventualmente los derrotará. Sin embargo, en países como Argelia y muchos otros países del tercer mundo, tal fuerza intelectual no es fuerte. Los regímenes son a menudo desacreditados y odiados y eso tiende a hacer que los electores voten por una alternativa creíble, por mala que sea.

Esto me lleva a la pregunta: más allá de las consignas y los principios, ¿hasta dónde llegarían en la defensa de algún derecho humano fundamental de su rival político, incluso si saben que el rival representa una amenaza sustancial a su forma de vida? Subiendo las apuestas una vez más, ¿que pasaría si los valores que defienden para ellos puedan ser sustancialmente amenazados en caso de ganar el poder?

[*No estoy diciendo que soy enemigo de Rachad (el sitio web censurado) o cualquier otro grupo político. Este artículo no es un juicio sobre las posibles acciones futuras a Rachad o cualquier otro grupo político].

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