El Salvador: A 30 años del asesinato de Óscar Romero

Cada 24 de marzo, el pueblo de El Salvador y alrededor del mundo conmemora la vida del Arzobispo Católico Óscar Romero, que fue asesinado por sicarios mientras celebraba misa en una capilla de un hospital de San Salvador. Se cree que fue asesinado por su sus abiertas creencias en contra del represivo gobierno salvadoreño que había estado estado cometiendo violaciones contra los derechos humanos durante la Guerra Civil, en curso en esos años.

Foto de Global Opportunity Garden y usada bajo licencia de Creative Commons.

Foto de Global Opportunity Garden y usada bajo licencia de Creative Commons.

Tradicionalmente, marzo ha sido el mes en el que se realizan actos en honor a Romero, y el año 2010 es extra especial porque es el trigésimo aniversario del asesinato. Carlos X. Colorado publica una guía en el blog Tim's El Salvador sobre qué esperar durante las conmemoraciones, incluida una posible declaración de El Vaticano, que daría una pista sobre el actual estado del proceso de beatificación. También agrega que esta ocasión es única porque:

Treinta será el número mayor asociado con un aniversario de Romero, y la llegada al poder de la izquierda, con un presidente (Mauricio Funes) que abiertamente tiene a Romero como su guía moral, genera muchas expectativas acerca de la magnitud del acontecimiento de este año.

No obstante, hay otra noticia que está llamando la atención de los bloggers salvadoreños. Uno de los conspiradores del asesinato, Álvaro Rafael Saravia, un ex oficial de las Fuerzas Armadas salvadoreñas fue entrevistado por la revista en línea El Faro. En la entrevista, Saravia reveló más detalles del asesinato. Aunque Saravia no brindó nueva información, como lo señaló Reyzope del blog El Trompudola entrevista fue interesante porque Saravia implicó con nombres a los que habían estado involucrados. Mucha de la información pasó a ser descubierta a partir de documentos no clasificados y de investigaciones realizadas por Comisiones de la Verdad. Sin embargo, ahora son declaraciones públicas de primera mano de personas involucradas con el homicidio:

lo nuevo en todo esto es que uno de los participantes del asesinato, Saravia, incrimina a sus complices, a todo un grupo de personalidades públicas en este asesinato. Sus cómplices indirectos, gente que aún tiene participación en la cosa política y económica, […] Entonces, estos ya no son simples rumores, y las declaraciones pueden ser utilizadas como prueba en una eventual investigación y juicio que se inicie, si se quiere, para deducir responsables.

El Faro emite un video con audio de la entrevista acompañado de subtítulos en inglés:

Algunos bloggers aprovechan la oportunidad para publicar poemas sobre Romero, como este de Chichipate Canaverales y este poema escrito por “Mariposa” en el blog de Sura.

Un blogger, Raúl Fuentes del blog Hunnapuh tenía apenas 11 años cuando asesinaron a Romero, pero recuerda su contacto directo con Romero, cuando Fuentes era miembro del Coro de Niños en la comunidad de Santiago de Maria en el departamento de Usulután, donde Romero fue obispo de esta diócesis. Fuentes recuerda “La imagen que tengo de (Romero) es que era una persona muy humilde y muy alegre, y siempre estaba de buen humor”. Aun así, escribe acerca de lo que recuerda de esa noche del 24 de marzo de 1980:

Cuando a los 11 años en una noche de marzo por eso de las 8 de la noche dieron la noticia en la radio de que lo habian asesinado, senti un estupor, casi no lo podia creer pero ya a esa edad sabia que matar en El Salvador de esa epoca era cosa de todos los dias.

A medida que pasa el tiempo, mucha gente recuerda a Romero por lo que aprende en el colegio y por historias transmitidas a ellos por sus padres y abuelos. Su legado ha motivado a los salvadoreños a seguir su ejemplo, como Pocote, que publica pensamientos sobre lo que Romero significa para los salvadoreños:

A monseñor Oscar Arnulfo Romero le debemos los salvadoreños, los amantes de la justicia, de la solidaridad, de la paz social y del bien común, un fervor esencial y el ejemplo constante de una actitud: si renovó la palabra, el mensaje de la voz para los sin voz, el cumplir exactamente con el testimonio cristiano, no fue menos por su compromiso genuino con los humildes y desheredados que por su limpieza de ánimo, su generosidad y su desprendimiento. Los adjetivos no sobran: monseñor Romero fue un sacerdote bueno, tanto como el marquesote y un profeta excepcional.

Con el magnicidio de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, todos los salvadoreños perdimos algo. Su desaparición física nos concierne y nos compromete: el fue un profeta, honrado, humilde, inteligente, talentoso y cordial.

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