Fiyi: Abordando el problema de la tenencia de tierras

Debido a sus lazos con la etnicidad, la cultura y una creciente cuenta por importación de comida, la tenencia de tierras es uno de los problemas más apremiantes de Fiyi. El gobierno del país, respaldado por el ejército, intentará pronto reformar el sistema de tenencia de tierras del país, que en su mayor parte sigue intacto desde mediados de los años setenta, poco después de la independencia de Gran Bretaña.

Por ley y por medio de arreglos tradicionales muy complicados, los indígenas fiyianos son dueños de cerca del 87 por ciento de la tierra en las 300 islas de Fiyi. El gobierno es dueño del seis por ciento y las porciones restantes pueden ser compradas y vendidas por personas de cualquier etnia. Esto ha dejado mayormente sin tierras a los indo-fiyianos, que constituyen cerca del 40 por ciento de la población y son descendientes de los trabajadores contratados del país que los británicos llevaron para trabajar en plantaciones de azúcar y copra.

El gobierno de Fiyi luego de la independencia pensó que había traído estabilidad al tema de la tenencia de tierras en 1976 cuando creó un sistema de alquileres de 30 años y una estructura segura de alquileres. Sin embargo, los propietarios fiyianos se quejaron largamente porque sus rentas eran escasas, sobre todo cuando el gobierno negoció esos montos. Cuando la mayoría de alquileres vencieron entre 1997 y 2001, los propietarios de tierra solamente renovaron cerca de la cuarta parte de los contratos. La mitad de la tierra estaba alquilada a otros arrendatarios y el restante 30 por ciento nunca fue recolocado.

Esto obligó a los granjeros de ambas etnias a inundar las ciudades buscando trabajo. Los alquileres perdidos también ayudaron a traer abajo la industria azucarera de Fiyi, que alguna vez alcanzó el 12 por ciento del PBI del país y empleó a cerca de un tercio de la población. Hoy ha caído a cerca de tres por ciento del PBI. Al mismo tiempo, la cuenta de importación de alimentos de Fiyi ha aumentado dramáticamente. El gobierno de Fiyi ha intentado convertirse en más autosuficiente por medio de la financiación de proyectos para plantar cultivos de uso doméstico.

Crosbie Walsh dice que el gobierno necesita andarse con cuidado y convocar a tantos accionistas como sea posible antes de aprobar cualquier reforma, sobre todo si está pensando permitir inversiones internacionales en empresas basadas en la tierra.

“La necesidad de darle mejor uso comercial a la tierra nativa es irrefutable,” escribe en Fiyi: La manera en que fue, que es y que puede ser:

Pero (y es un gran Pero) con estas importantes condiciones: los nativos propietarios de tierras y sus tierras deben ser protegidos de abuso fiscal y medioambiental; los propietarios de base (mataqali) deben beneficiarse sustancialmente de los arreglos y ser incluidos en la administración de la tierra; los granjeros actuales en tierras arrendadas deberían tener oportunidades de participar, como también los inversionistas locales.

Y los propietarios extranjeros deben ser propietarios minoritarios; su empresa debe traer obvios beneficios a Fiyi; deben emplear y capacitar a a tantos lugareños como sea posible; su empresa debería tener provisiones para la venta de acciones que lleven a primordial propiedad local mayoritaria — y deben pagar impuestos. Es imperativo un gran vínculo para asegurar que estas condiciones no se incumplan.

Incluso después de reconocer la urgente necesidad de acción sobre la tierra y una cantidad de otros temas importantes, creo que la mayoría de la legislación propuesta se beneficia de consultas púbicas anteriores. Será interesante ver cómo estas nuevas reglas «toman forma».

El blogger Corruption Fighter, que escribe en Fiji Democracy Now, dice que muy probablemente el plan del gobierno fracasará porque los líderes no entienden los verdaderos problemas ligados a la tenencia de tierras y la industria del azúcar de Fiyi.

Lo que Frank [Bainimarama, líder autoimpuesto de Fiyi] no entiende es que los arreglos para fijar alquileres de ALTA [la ley de 1976 que fija alquileres y arriendos de 30 años] dan poco incentivo a los propietarios de tierras. A menos que los alquileres se indexen frecentemente, caen en valor real….

Con ALTA, la indexación se hace de acuerdo con una fórmula que requiere que se recalcule el valor de capital de la tierra que no ha sido mejorado. Es lento y tiene generosas provisiones que han permitido que muchos arrendatarios escapen con rentas muy bajas, al menos hasta que la Junta de la Fundación de Tierras Nativas (NLTB, por sus siglas en inglés) hiciera su trabajo y las revisara.

En 2001 Padma Lal de la Universidad Nacional Australiana y Mahendra Reddy de la Universidad del Pacífico Sur (USP, por sus siglas en inglés) estimaron que la renta promedio para una hectárea de tierra era de $66.63. Esto fue un pequeño componente del costo promedio de producción, que estimaron en $2188 por hectárea. Desde entonces, los costos de producción han aumentado considerablemente, sobre todo por el costo del combustible y fertilizante tras la devaluación del año pasado. ¿Pero han aumentado las rentas para estar al día con los costos de todo lo demás? No, porque con ALTA esto no puede pasar.

Lo que la industria del azúcar necesita para sobrevivir es grandes granjas, con granjeros que puedan afrontar los costos de usar maquinaria y la cantidad óptima de fertilizante. Esos granjeros con mayor productividad deberían poder pagar una renta significativamente mayor por la tierra que usan.

El blog Fiji Today publicó rumores de algunos de los cambios propuestos que al gobierno le gustaría hacer. Titulan a este artículo:

Ojalá que los rumores sobre la tierra se equivoquen pues sería una receta para el desastre.

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