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Serbia: Un par de zapatos, una vida

Categorías: Europa Central y del Este, Bosnia y Herzegovina, Serbia, Derecho, Derechos humanos, Etnicidad y raza, Gobernabilidad, Guerra y conflicto, Historia, Política

Aún cuando han pasado 15 años desde la masacre de Srebrenica [1], el general Ratko Mladic [2] — Jefe del Ejército de la República Srpska (Ejército Serbo-Bosnio) — acusado de genocidio el 11 de julio de 1995 por el Tribunal de la Haya [3] (ing) por la brutal muerte de mas de 8000 musulmanes en esta ciudad de Bosnia, aún no ha sido arrestado.

A pesar que Mladic se retiró en Serbia pocos años después y fue visto en el estadio “Marakana” en Belgrado en un partido de football del equipo nacional serbio en el 2003, las autoridades serbias afirman no saber si Mladic se esconde en Serbia. Es obvio que el poder y los servicios de seguridad no han sido capaces de cumplir con sus funciones o simplemente no quieren encontrarlo y arrestarlo a fin de no producir malestar entre los serbios que consideran a Mladic como heroe nacional. Ellos realmente piensan que sus oficiales y soldados, quienes conquistaron Srebrenica el 11 de julio -una ciudad protegida por las fuerzas holandesas de la Naciones Unidas- separaron mujeres y niños y luego mataron a casi todos los hombres de la ciudad y sus alredores, tuvieron una venganza justa por la muerte de docenas de miles de sus compatriotas quienes fueron masacrados por los musulmanes en Bratunac [4] y otros lugares de Bosnia durante la guerra civil y en la segunda guerra mundial.

Por otro lado hay también gente en Serbia que considera que el caso de «Srebrenica» es la mayor desgracia nacional que ha podido acontecer.  Algunos de ellos son intelectuales, artistas y miembros de numerosos movimientos cívicos tales como Skart (el Rechazo), Centar za kulturnu dekontaminaciju (Centro para la descontaminación cultural) y Zene u crnom (Mujeres de negro) de Belgrado.  Ellos cooperan con las madres de Srebrenica que perdieron a sus seres queridos en la masacre.

El 17 de julio de este año organizaron un encuentro — “Un par de zapatos, una vida” [5] (ing) — en el centro de la capital donde recolectaron 8372 pares de zapatos (que según ellos es la cifra oficial de víctimas) a fin de eregir en Belgrado un monumento a las víctimas de Srebrenica.

En el sitio web bezimena.org, la bloguera Sonja incluye la declaración de los organizadores publicada a fines de junio, en la víspera de la manifestación. He aquí un resumen [6] (ser):

La acción fue inspirada por una iniciativa internacional donde participaron las mujeres de Srebrenica.  Dada su participación y nuestro deseo de unirnos a ellas estamos organizando esta acción la que está adaptada a nuestro contexto político y ético. La acción es participativa y está dirigida a los ciudadanos de Serbia y a sus expectativas de eregir un monumento permanente el que será su propia expresión de responsabilidad y solidaridad con las víctimas […]

[…] Solicitamos a los ciudadanos donar zapatos y dejar sus mensajes en ellos para las familias de las víctimas. Es necesario que usted ponga su nombre o el nombre de alguien que dona los zapatos. Los nombres de quienes donan sus zapatos serán guardados, la idea es que cuando el monumento sea construido el nombre de los donantes aparezca en una placa conmemorativa […]

Los ciudadanos pueden dejar los zapatos con los mensajes en el gran poster desplegado en el suelo de la calle Knez Mihailo [7] (ser). El poster dice: “Responsibilidad y solidaridad– las mujeres de negro por los Derechos humanos– las mujeres de negro contra la guerra”.

Dadas las amenazas enviadas a los organizadores por grupos nacionalistas extremistas, unidades especiales de la policía protegen la manifestación. La víspera de la misma, Nasi (el Oso) — un movimiento nacionalista serbio — emitió una declaración oficial llamando cínicamente a la gente, arguyendo la crisis económica, a ir a la calle Knez Mihailo a retirar zapatos para su propio uso.

Svetlana Slapsak, antropóloga y teórica de la cultura, hablando desde la Radio libre de Europa [8] (ser), dijo que este tipo de reacciones de movimientos de derecha eran de esperar, por esto cualquier actividad relacionada con el proceso de confrontar el pasado es importante mientras haya un nivel extremadamente bajo de responsabilidad pública y cívica en Serbia para aquellos que han sufrido mas. Piensa también que las autoridades podrían también ser consideradas moralmente responsables puesto que no organizan actividades públicas similares.

Stasa Zajovic, una de las damas de Mujeres de negro, coordinadora de la acción dice [8] (ser):

Donar los zapatos es una señal de aceptación del hecho que el genocidio en Srebrenica sucedió al igual que mostrar solidaridad con los asesinados.

Explica más adelante que es lo que como símbolo significan los zapatos:

Para mi los zapatos son una huella de las personas que quedan en Srebrenica y sus huellas son muy importantes en mi vida. Los zapatos son el símbolo de las vidas extinguidas y queremos que cada zapato tenga su espacio puesto que los asesinados no son sólo huesos muertos. Hay personas que sueñan, tienen deseos, aman y están tristes por los asesinados. Los zapatos constituyen también un símbolo de movimiento.

A pesar de la presencia de muchísimos miembros de grupos nacionalistas en el centro de Belgrado, presentes al mismo tiempo que las Mujeres de negro realizaban su recolección de zapatos en recuerdo del genocidio de Srebrenica, esta acción simbólica realizada poco antes de la ceremonia oficial en Potocari, en conmemoración de las víctimas de Srebrenica, terminó sin incidentes.

El Presidente Boris Tadic asistió a la ceremonia conmemorativa en Potocari

Cada año la ceremonia en memoria de las más de 8000 víctimas del genocidio de Srebrenica es realizada en el Memorial de Potocari [9]. Este año el Sr. Boris Tadic, presidente de la República Serbia, asistió a la ceremonia. De acuerdo con la BBC Serbia [10] (ser), en esta ocasión el Sr. Tadic expresó su pesar por las víctimas y agregó que Serbia no detendrá su búsqueda de quienes perpretaron este crimen de guerra, especialmente Ratko Mladic.

Esto no es sólo una tragedia para los bosnios lo es para todo el pueblo que vivió en la ex Yugoeslavia. Esta página de la historia no puede acabarse mientras quienes son responsables de los crímenes permanezcan libres.

A comienzos de este año el Parlamento de la República de Serbia adoptó la Declaración sobre Srebrenica.  En esa ocasión el blog (Srebrenica-genocide») «Genocidio de Srebrenica» publicó el texto completo de la Declaración y concluyó [11]:

…Con esta declaración Serbia reconoce oficialmente que los serbios cometieron genocidio en Srebrenica en julio 1995…

Aunque algunos intelectuales, abogados y gente común esperaban que la Declaración definiera los crímenes de Srebrenica como un genocidio, esto no sucedió. Es obvio que la palabra clave («genocidio») fue intencionalmente omitida en el texto original porque hay mucha gente en Serbia que (como ya se dijo) no reconoce que este crimen fuera cometido en Srebrenica, y que en cambio lo definen como una venganza justa.

También muchas personas de Serbia y de la República de Srpska están molestas con las autoridades serbias puesto que éstas no han asistido jamás a la ceremonia de conmemoración de las 3267 víctimas serbias que fueron brutalmente asesinadas en Bratunac en 1992 y 1993.

La periodista Anja Vujevic en un artículo publicado el 8 de julio del 2010 en “Pecat’’, una publicación semanal de Belgrado, da [12] (ser) una explicación de porque el Presidente de la República de Serbia no quiere visitar Bratunac:

Tadic sabe que ninguna mujer o niño fue enterrado en Potocari en contraste con los cementerios ordodoxos de Bratunac, Srebrenica y Skelani. Así, se entiende porque no quiso visitar Bratunac el 12 de julio. ¿Qué podría haber dicho a Milica Dimitrijevic cuyos hijos Aleksandar de 5 años y Radisav de 10 fueron asesinados en Bratunac el 16 de enero de 1993, por los mismos con quien justo el día antes estaban en Potocar y ante quienes se diculpó? ¿Qué podría heber dicho a Cvetko Ristic quien, como niño de 13 años, perdió a todos sus seres queridos : su padre Novak (42), su madre Ivanka (43), su hemana Mitra (18) y su hermano Misa? o ¿Qué podía haber dicho al pequeño Brana Vucetic quien fue llevado de 9 años al Oric's camp [13] (ing) y perdió a su padre, madre y hermano? ¿Cómo podría haber enfrentado el dolor en los ojos de la desafortunada madre  Slavka Matic, que enterró sus hijas Snezana y Gordana en la flor de la juventud o a Ivanka Rankic, quien aún ahora aprisiona en su pecho la foto de Nenad su hijo quemado o Marija Jeremic quien sigue buscando los restos óseos de su hijo Marko y enciende velas, a Radovan y a su sueño de enterrar a Marko junto a él? ¿Cómo mirar a Ana Mladenovic quien ni siquiera puede recordar a su padre Andjelko, pero por toda su vida ha vivido con la certeza de que le cortaron la cabeza y que luego jugaron football con ella? ¿Qué justificación puede dar a Dragomir Miladinovic, de 76 años, de Ježeštica pequeña aldea de Kravica, quien desde hace 18 años vive con la dolorosa herida de haber perdido a sus hijos Ratko y Djordje?