Kirguistán: Discursos divergentes sugieren que aún hay más por venir

Forgive one another, we're all guilty

Perdonémonos, todos somos culpables

“Perdonémonos entre nosotros, todos somos culpables”, ruega una campaña de autoadhesivos y de afiches que está dando vueltas por Kirguistán después de los recientes acontecimientos trágicos en el sur del país, que según cálculos conservadores, cobró la más de 1,000 vidas. Pero aparentemente, la culpa es más fácilmente repartida que compartida. En la capital Biskek, algunos de los autoadhesivos han sido pintarrajeados selectivamente, el ruso «мы», -que significa ‘nosotros’ cambió a «Bы», la forma en plural de ‘ustedes’.

El propio sitio web de la campaña, que busca motivos para un enfoque común al problema y un final a la provocación en el sur, ha sido ampliamente evitado por los usuarios locales de Internet en favor de esfuerzos partidarios, tales como http://www.osh-reality.info. En esos sitios web, videos de dudosa autenticidad marcan el tono para ‘guerras de comentarios’ entre uzbekos y kirguisos, en los que los alardes y acusaciones referidas a la raza, religión e historia se transforman en polémica fantástica e implacable.

Artistas pop y hombres de cultura han dado su cuota para aumentar la tensión. El desacertado lanzamiento de la cantante uzbeka Yulduz Usmanova titulado ‘A los kirguisos’ ha desatado un tormenta de controversia interétnica, y tambíén intentos de artistas menos conocidos de la República Kirguisa de dar respuestas a algunas de las principales acusaciones de su canción.

“No confíes en todas las manos que te dan pan; no te alegres de la victoria por nada. Has causado dolor a las almas de mi pueblo uzbeko; no lo lamentes mañana”, canta Usmanova. Después:
“Si matas y estrangulas a todo grupo étnico, ¿quién se quedará en la tierra de los kirguisos?”

El sitio web www.osh-reality.info, publicó la respuesta del poeta kirguiso Jenishbek Zhumakadyrov. Zhumakadyrov empieza suficientemente inofensivo:

“Kirguistán – debes recordar que era hijo de un gran pueblo /Perpetuar la grandeza/Un kirguiso compasivo y afable/Que nadie tiene el derecho de humillar”.

Después de esto, se refiere a Usmanova en persona: “No pierdas la cabeza en los versos/De esa muchacha no querida en su país (una referencia al conflicto de Usmanova con el régimen de Karimov en Uzbekistán y su autoexilio en Turquía), antes de descender en intolerancia total y plena:

“Un melón se vende al que no conoce el sentido en los caballos/en los corazones de conejos que no conocen el sabor de kymyz (leche fermentada de yegua)/… todos los invitados deben venir a ver – quién es el dueño de este casa”.

El post y los comentarios que han circulado rápido representan las tradicionales divisiones culturales, que incluso en tiempos modernos, parecen ejercer una considerable influencia en Asia Central; el miedo que la persona sedentaria percibe del nómade, la indiferencia que percibe el nómade de los confines establecidos de la ciudad. Repetida en una serie de acalorados intercambios está la palabra  ‘sart’, un insulto étnico para un uzbeko con asociaciones que se repiten en el desaire ‘comerciante de melones’ de Zhumkadyrov.

La lluvia que cae de esta catástrofe confunde un simple cálculo. Los ‘expertos’ han variado sus análisis de los acontecimientos, de la perezosa aplicación del término ‘genocidio’ al de la escuela de pensamiento ‘su economía, estúpidos’. Aun así muchos de estos comentaristas nunca han puesto un pie ni en Osh ni en Jalal-Abad, y menos aun han vivido ahí lo suficiente como para entender totalmente la singular dinámica social de estas ciudades.

Uno de los mejores artículos para emerger de las ruinas de los disturbios fue el de David Trilling, editor de Eurasianet [ing]: ‘En Osh, es más fácil desenterrar cadáveres que la verdad’. Ahí describe cómo:

‘para la mayoría de los habitantes de Osh, la culpabilidad es obvia. Los uzbekos culpan a los kirguisos y los kirguisos culpan a los uzbekos. Los dos grupos, cada uno amamanta su propia versión irreconciliable de cómo es que la región se deformó con miedo y resentimiento’.

Nomadlady, blogger de Klopp [ing], también hizo referencia a esa primera ‘víctima de guerra’ en un breve post acerca del artículo alojado en Wikipedia ‘Disturbios de Kirguistán’ que apareció en el segundo día de la violencia en el sur.

‘Entonces, el horrible acontecimiento que ocurrió hace algunos días en el sur de nuestro país está ahora escrito en detalle en Wikipedia. Se me hace interesante ver cuántas veces será reescrito’, escribió el blogger.

Confirmando su predicción, el artículo fue corregido varias veces antes de una versión altamente esterilizada, que reveló poco acerca de los orígenes de la violencia y que disfrutó de una prolongada estadía en el sitio web. Todavía la página emite la advertencia que dice que “La neutralidad de este artículo es discutida. Por favor, lea la discusión en la página «Discusión». Por favor, no retire este mensaje hasta que la disputa esté resuelta”. Y después otra nota: “Este artículo necesita la atención de un experto en la materia».

No es de sorprender que la página «Discusión» sea más larga que el propio artículo.

De vuelta en Osh, la charla es más de represalias que de reconciliación, y las heridas abiertas tan crudamente el 11 de junio muestran que no hay esperanzas de curación. Mientras los habitantes de esta región y la vecina Jalal-Abad se preparan para conflictos adicionales, los compositores como Yulduz Usmanova y Jenishbek Zhumakadyrov harían bien en no avivar las llamas.

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