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Bolivia: El cuento del tío y otras estafas

Categorías: Latinoamérica, Bolivia, Humor

A menudo son los trucos más viejos, pero la gente sigue cayendo. En Bolivia, como en otros países sudamericanos, a una estafa o intento de timo se le llama a menudo “El Cuento del Tío”. Según Wikipedia [1], este término viene de una historia contada por un estafador, que dice que ha recibido una herencia de un tío pero que necesita dinero para hacer el largo viaje para recoger el dinero. El sinvergüenza pide un préstamo con la promesa de pagar más de la suma recibida. Naturalmente nunca regresa de este ‘viaje’. Hay muchas variaciones de este tipo de estafas, pero todas resultan en que estafan a alguien con dinero u otros valores.

Varios bloggers bolivianos empezaron un meme invitando a otros a admitir sus propias historias de haber sido timados. Aunque ahora pueden recordarlo y hasta reírse de las desafortunadas series de acontecimientos, sirven de lección para otros. En El Alto, Alexis Argüello escribe acerca de su experiencia al comprar un teléfono celular usado en uno de los mercados de la ciudad [2]. Estos mercados donde se entiende que se vende mercadería robada son conocidos por ser un lugar donde a uno lo pueden estafar. Argüello estaba preparado y tomó todas las precauciones para asegurarse que el teléfono celular que compraría estuviera funcionando completamente. Tras negociar un poco, llegaron a un precio:

«Te doy 250 (unos US$35)» le dije, «noooo, hazme una mejor oferta. ¿A cuanto encuentras este equipo en las tiendas?» me dijo mientras ponía las cosas en su lugar», «yo sé, pero es lo que puedo ofrecerte» le dije, «mmmm, ya ni modo, porque recién lo he jalado» dijo, «vale, pero ojalá no sea yo tu próxima víctima» dije mientras sacaba el dinero y le pagaba. Así, recibí el equipo, miré de un lado a otro para cerciorarme de que no me vengan luego con el cuanto del tío «ese es mi celular joven y este el ladrón…». Inmediatamente tomé uno de los vehículos de transporte público con rumbo a La Paz.

Cuando llegó a su oficina, el teléfono no prendía. Tras manipular un poco la carcasa, se rompió y encontró que el teléfono estaba relleno de masilla. Así que a pesar de tener cuidado para no ser víctima de un cómplice que llegara después de haber comprado el teléfono, Argüello no revisó el teléfono con cuidado. Dice que aunque perdió dinero en el negocio, puede ver las cosas y reírse porque la vida es demasiado bella como para molestarse.

Muchas de estas estafas se alimentan de las emociones de las personas, particularmente con la solidaridad hacia otros. Esto es lo que le pasó al blogger Pepe Fuentes en la ciudad de Sucre. Ocurrió en su oficina, cuando una mujer se acercó con lágrimas en los ojos diciendo que su hijo había muerto en un pueblo cercano [3]. Necesitaba dinero para traer el cuerpo para enterrarlo. Sin embargo, solamente necesitaba los restantes 80Bs. (unos US$11) para llegar a la cantidad total.

fue tan convincente y tan emotivo que mi corazón de piedra se volvió por un rato humano, saque los 50 bs que tenía en mi billetera y se los di diciendo que con gusto le hubiera dado más si hubiera tenido, la otra me abrazo me agradeció y se fue.

Solamente cuando la mujer se había ido fue que Fuentes empezó a preguntarse si lo habían estafado, pero solamente para asegurarse, fue a otras oficinas cercanas a preguntar si la mujer había entrado. Otras dos oficinas también le habían dado dinero, pero él seguía queriendo darle el beneficio de la duda, hasta que vio algo afuera que lo convenció en el otro sentido.

pero después la veo en la tienda a media cuadra comprando una botella de trago riendo con un tipo, me ven, se suben a un taxi y se hacen pepa. Yo tenía razón!! Si me mamaron!! Claro que el tener la razón no me hizo sentir mejor, me dejo sin un mango en mi billetera y con una desconfianza ante futuras situaciones similares.

Pero no son siempre adultos los que tratan de estafar dinero para alcohol a personas que no sospechan nada. Mario Durán del blog Palabras Libres se encontró con un niño que inventó una historia [4], y otro que al final reveló la verdadera razón de sus actos.

Plaza Eguino. 1 pm. Joven, joven – escucho una voz que se dirige a mi. Miro y veo un colegial.
– ¿Que cosa?, respondo.
– Lo he perdido mi pasaje y vivo en El Alto, me dice con rostro compungido.
– ¿Cuanto necesitas?
– 3 Bs.-
Le doy las monedas… es dificil no tener pasajes y vivir lejos.

Camino unos pasos… digo para mis adentros «que caiman, he sido». Retrocedo mis pasos, el mismo adolescente cuenta la misma historia a otro caiman, el adolescente me mira, le miro, empieza a correr y se pierde entre los automoviles.

La siguiente vez que escucho la misma historia con otros protagonistas, respondo «ya, cual minibus es, te embarco y te pago el pasaje»… algunos son cinicos y me responden «plata no mas quiero». pregunto ¿y en que vas a gastar?, «en el tilin (juegos electronicos), pues».