Una noticia sobre un conciudadano devastó y sorprendió a los ecuatorianos: hace un mes, el árbitro de fútbol Byron Moreno Ruales [1] fue detenido mientras trataba de pasar de contrabando 6 kilos de heroína sujetos a su cuerpo en el aeropuerto internacional JFK en la ciudad de Nueva York. Moreno causó controversias como árbitro, lo que le ganó el apodo de «El Justiciero». Moreno deseaba postularse como candidato al Consejo Municipal de Quito y, antes de ser arrestado, trabajaba como analista deportivo en la estación de radio Radio Sonorama y el canal de TV Canal Uno en Ecuador.
Un abogado, autor del blog Aura Neurótica [2] se lamenta de que el patriotismo ecuatoriano esté hecho de «papel, drogas, mentiras, oropel y drama» y de la clásica «viveza criolla».
Que vergüenza, que dolor, y que ganas de gritarle al mundo ‘no somos todos asi!!!’ Pero debemos asumirlo muchachos, la situación del arbitro caído en desgracia es la viveza criolla puesta en acción. Es 30 años de supuesta democracia y de los vicios que las corroen las que crean a un personaje capaz de dar noticias de fútbol y el día siguiente se pega 6 kilos de heroina en el cuerpo.
En su blog [5], Buitron también analiza la reacción de los medios a las noticias sobre Moreno y su intento de contrabandear heroína a los Estados Unidos:
Este buen periodismo, en el caso de Moreno, presentó el tema con extremo cuidado, sin tratar de sacar ventaja de la supuesta estridencia del hecho y sin buscar ángulos amarillistas o sensacionalistas para vender más ejemplares o ganar rating.
Pero el otro periodismo, que no podemos negar que existe, olvidó una vez más que todos los seres humanos “noticiables” merecen respeto y que mientras más delicado es el tema, mayor rigor y menos adjetivos hay que poner en la difusión de los hechos.
El blog Ecuador en Noticias [6] duda que Moreno actuase solo; el bloguero David Guamba Torres señala que sus acciones pueden ser producto de la presión ejercida por otras personas [7]. De igual forma, cuestiona la seguridad en el aeropuerto internacional José Joaquín de Olmedo [8] en Guayaquil:
Mientras tanto que las autoridades en nuestro país comienzan a culparse y hasta cierto punto hacerse los desentendidos, con respecto al control que se debió tener en el aeropuerto.
[…]
Pero, la verdad, es que los ecuatorianos ahora tendremos que «ser revisados» con más cautela al momento de viajar a otros países.
Un error de Moreno (o desesperación) que nos cuesta caro a todos.
Los traficantes de drogas con regularidad usan las llamadas «mulas [12]» para realizar sus actividades ilícitas. En Ecuador, luego de una reforma al Código Penal, se multa a las personas que carguen hasta 2 kilos de drogas pero no se les acusa como a otros involucrados en tráfico de droga. Se aprobó esta reforma pues, de acuerdo a lo señalado por el presidente Rafael Correa, las «mulas» son víctimas del sistema; por lo general son pobres, sin empleo y seducidos fácilmente por los cárteles de droga para que carguen pequeñas cantidades de droga a cambio de un pago mínimo.
Luego de enumerar todos los trabajos que Moreno ha tenido en Ecuador, Carlos Sagnay de Desde mi trinchera [13] concluye que Moreno no era pobre, y, ya sea que actuase como «mula» o no, todavía debe responder a las leyes estadounidenses y ecuatorianas. Sagnay saca las cuentas y explica como los ecuatorianos pueden enriquecerse con la nueva ley gracias a los grupos de narcotráfico en crecimiento en el puerto principal, Guayaquil:
Entonces, las mafias del narcotráfico seducirían a las víctimas del sistema agobiadas por la miseria con un “mínimo pago” de $13,300 a $16,600, redondeados, por transportar dos kilos de droga avaluadas entre $133.333 y $166.666. ¡Manera rápida no sólo de salir del desempleo sino de enriquecerse y hasta convertirse en empresarios! A estos pobrecitos protege el presidente.