- Global Voices en Español - https://es.globalvoices.org -

Brasil: Blogueras dicen de la primera presidenta del país: ¡sí, ella puede!

Categorías: Latinoamérica, Brasil, Elecciones, Gobernabilidad, Mujer y género, Política
[1]

La imagen perdida: Dilma, la guerrera, con la banda presidencial. Del blog Abundacanalha.

Cuando preste el juramento presidencial de Brasil [2], Dilma Rousseff inaugurará una nueva era en la historia política del país: será la primera mujer en un grupo que consiste hasta la fecha de 35 presidentes hombres. Dilma también será la primera brasileña, y la décima octava mujer en la historia, en unirse a un club de élite de lideresas [3] que están actualmente en el poder como presidentas o primeras ministras en todo el mundo.

Para Adriana Tanese Nogueira [4] [pt], este momento histórico es ciertamente un signo de los cambiantes tiempos y de una magnitud todavía inconmensurable. Según Tanese, solamente el tiempo evaluará el significado de la elección de Brasil de la primera presidenta de la historia:

Es importante destacar el profundo simbolismo de esta elección: una mujer tiene el más alto cargo del país, [y no solamente cualquier mujer, sino] una mujer que se unió a la resistencia armada en contra de la dictadura militar. Eso es enorme.

Mujeres serias en todo el país están mirando a Dilma, con la esperanza que traiga justicia a la condición de las mujeres en Brasil y que se presente como un ícono de fuerza femenina, valor e inteligencia.

La izquierda política y todso los que están en contra de la dictadura, todos los que valoran la democracia y no se contentan simplemente con los roles convencionales y dinero en sus bolsillos están viendo esta elección con orgullo.

Cynthia Semirames [5] [pt] ha aprovechado la oportunidad de ilustrar la historia política de Brasil desde un punto de vista feminista, recordando a los lectores que, en los años 20, cuando nació su abuelo, a las mujeres no se les permitía votar, y que recién en 1932 ganan el derecho a ayudar a decidir cómo se gobernaría el país. Para Cynthia, la elección de Dilma muestra una ola de esperanza para muchas mujeres brasileñas:

Es interesante ver que la primera mujer en alcanzar la presidencia de Brasil no proviene de un origen político (una de las arenas públicas más machistas): sobresalió y fue elegida como candidata por sus capacidades profesionales. Es un símbolo de esperanza para tantas mujeres que son excelentes profesionales pero que enfrentan techos de vidrio, mujeres cuyo trabajo no es reconocido y a las que se les advierte de no entrar a escalones superiores de la fuerza laboral.

Es grandioso saber que hemos roto el techo de vidrio y que hemos elegido a Dilma Rousseff: una profesional extremadamente competente que será una presidenta izquierdista.

Los tiempos están cambiando, y surgen nuevas preguntas, como: ¿a Dilma se le debería llamar presidente o presidenta? Dad Squarisi [6] [pt] explica que los diccionarios de portugués incluyen ambas entradas y que lo que está en discusión últimamente es el tema del poder feminista en el discurso político. Agrega que, hasta hace poco, no había razón para preocuparse por la terminología:

El tema es nuevo. Hace unos cuantos años, a nadie se le hubiera ocurrido pensar en la posiblidad concreta de una mujer que verdaderamente dominara la banda presidencial verdeamarilla. El tema surgió como una hipótesis utópica, algó así como algo que alguna vez ocurrirá…. y luego ¡bam! ¡Ocurrió! La cantidad de electoras aventajó a los hombres, y los candidatos empezaron a cortejar en serio los votos de la mujeres.

Mirando en retrospectiva, vemos que en realidad Brasil ha tenido lideresas en tres ocasiones antes de la proclamación de la república: la Reina de Portugal, Doña María I, gobernó el país a distancia desde 1777; María Leopoldina, esposa de Don Pedro I, fue la primera emperatriz de Brasil en 1822; y la Princesa Isabel fue regenta del país en ausencia de su padre. Para Maíra Kubík Mano [7] [pt], el hecho de que todas estas mujeres fueran de la Familia Real Portuguesa refuerza la importancia de Dilma como la primera mujer elegida por el pueblo brasileño, sobre todo si se tiene en cuenta la dirigencia de un país con muy poca representación femenina en cargos elegidos y con un largo camino por recorrer en términos de política a favor de la mujer:

Simbólicamente, esto es increíble, independientemente de su inclinación ideológica, sobre todo considerando que las mujeres están marcadamente subrepresentadas en la política nacional: en la última legislatura, la mujeres éramos solamente el 8.97% de la Cámara de los Representantes y el 12.34% del Senado, y estas cifras disminuyeron en 2010. Es más, si esta fuera nuestra base para calcular la representación femenina, me aventuraría a decir que nos tomaría otros 100 años ver lo que ocurrió hoy….

Dilma se convertirá en la tercera presidenta en Sudámerica, y sería bueno si, en algunos temas, siguiera los ejemplos puestos por sus colegas comandantes en jefe. Michelle Bachelet, la ex presidenta chilena y actual Directora Ejecutiva de Mujeres de las Naciones Unidas, designó mujeres para el 50% de su gabinete cuando asumió el mando, una medida que también tomó Evo Morales de Bolivia. En Argentina, Cristina Kirchner no solamente aprobó el matrimonio entre gays, sino también empujó al país hacia la despenalización del aborto.

A pesar de todo el barullo que rodea a la elección de la primera presidenta de Brasil, Edi Machado [8] [pt] piensa que no hubo exactamente un cambio en la mentalidad de la población y se aferra a la idea de que Lula era el verdadero candidato; Dilma fue solamente una candidate nominal en estas elecciones:

¿Culpa de Dilma? No, para nada; solamente pienso que el verdadero ganador fue Lula. Creo que no hay manera de negar esto, que dentro de los límites de lo que era «legalmente permisible», hizo lo que había propuesto en sus numerosas postulaciones hasta ser elegido en 2002 y reelegido en 2006; y yo diría que fue elegido una vez más en 2010. Es verdad — [Dilma] ganó solamente porque [Lula] puso todo su apoyo detrás de ella…. Ahora solamente podemos esperar que Dios esté con nuestra primera «presidenta» en todas las decisiones que tome y, si no fuera mucho pedir, que La ayudara a ser una buena presidenta por el bien de toda la inmensa nación de Brasil.

A Hora da Estrela [9]

Celebración en las calles de Natal, Rio Grande do Norte. Foto de Isaac Ribeiro bajo licencia Creative Commons Attribution Share Alike.

De otro lado, aunque Alane Virgínia [10] [pt] está de acuerdo con que la aprobación en las urnas de la candidata que tuvo el apoyo del actual presidente ciertamente significa que la población aprobaba el gobierno de Lula, rechaza la alegación de que el pueblo votó por Dilma solamente por ser la protegida de Lula. Alane cree que los resultados muestran un deseo nacional de mantener a la izquierda en el poder:

Tal como lo entiendo, votar por Dilma tiene que ver con el deseo nacional de que el liderazgo nacional siga las líneas establecidas por Lula. Nuestra opción tenía un riesgo; votamos con la esperanza de que esencialmente Dilma seguirá con el modelo de gobierno de Lula.

No, no creo que el pueblo haya votado por una desconocida. Creo que el pueblo votó por una ideología, por más frágil que sea. Fue un voto de confianza.

A pesar de diversas respuestas positivas y entusiastas a la elección de Dilma, Brasil fue acosado por una ola de comentarios xenofóbicos [11] [pt] que proliferaron en internet incluso mientras seguía el conteo de votos. Muchos electores insatisfechos «culparon» a los pobres, los nativos del noreste y a las personas con poca educación formal por los resultados «desfavorables» de las elecciones. Lola Aronovich [12] [pt] alega que la raíz de esta reacción fue la falta de amor a su país en la campaña electoral del candidato de la oposición:

Un blog que se atribuye a la extrema derecha explica la derrota de Serra a través de un discurso increíblemente racista: la evolución dividió al mundo entre pueblos civilizados (europeos y americanos blancos) y salvajes (africanos, los indios y sus descendientes, a los que llama botocudos [palabra peyorativa para los pueblos indígenas]). Los brasileños caímos por el lado retrógrado de la división, con cerebros literalmente más pequeños, según el fascismo. Y deberíamos copiar el sistema electoral estadounidenses, porque este asunto de dejar que la mayoría elija al presidente solamente es genial cuando ganamos. Otro blog alegó tolerancia cero para el nuevo gobierno e hizo un llamado a una ola azul (qué ola azul, deberíamos preguntar) para atacar con la fuerza de un devastador tsunami. Y ya están gritando su llamado a las armas, incluso antes que la presidenta asuma el mando: “¡Vete Dilma!”

Lidiar con la desconfianza y el prejuicio de un segmento de la población, y con la visiblemente implacable oposición [13] de los medios, será uno de los desafíos que enfrentará el gobierno de Dilma. ¿Será que podrá usar sus sensibilidades femeninas para superarlo? Una electora de la oposición, Conceição Duarte [14] [pt], pide que la presidenta no se distraiga con este hecho y que no se olvide que Brasil «es grande, bello y generoso”, que todos sus habitantes están también llenos de sueños:

Nosotros, el pueblo brasileño, queremos salud, paz, seguridad, vivienda, empleo. Y de pasada, mejor transporte público. Agua y desagüe, impuestos más bajos, oportunidades para todos, igualdad para las mujeres que trabajan al lado de hombres y que ganan menos. Colegios, buena educación y mucho más para nuestras vidas diarias…. Como mujer –madre, abuela– espero que respete los millones de votos que recibió. Le deseo suerte, salud, ¡y que no se olvide de nosotros!

Una semana después de las elecciones, las blogueras brasileñas siguen gritando en coro: sí, ella puede.