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Colombia: Alcalde de Bogotá, aislado en medio de acusaciones de corrupción

Categorías: Latinoamérica, Colombia, Elecciones, Gobernabilidad, Periodismo y medios, Política

Incluso desde antes de posesionarse en el cargo [1] el 1 de enero de 2008, el alcalde de Bogotá Samuel Moreno Rojas [2] ha venido enfrentado críticas. El político de 50 años viene de una dinastía: [3] es nieto del dictador militar Gustavo Rojas Pinilla [4] (1953-1957), su madre lideró la populista Alianza Nacional Popular [5] (ANAPO) en los años 70, y su hermano es senador y ex alcalde de  Bucaramanga [6]. Moreno fue antecedido por tres populares burgomaestres: Antanas Mockus [7], Enrique Peñalosa y Luis Eduardo Garzón, quienes, si bien fueron elegidos como independientes o apoyados por otros movimientos, se unirían al Partido Verde en 2009, previo a las elecciones presidenciales de mediados de 2010.

Samuel Moreno Rojas en el Campus Party Colombia 2008 [8]

Samuel Moreno Rojas en el Campus Party Colombia 2008. Foto del usuario de Flickr campuspartycolombia, usada con una licencia Creative Commons.

Pero Moreno, quien ganó las elecciones de 2007 [9] con el apoyo del izquierdista Polo Democrático Alternativo [10] (PDA) tras haber prometido el metro para Bogotá [11], ha sido calificado de «incompetente» [en] [12] y «falto de liderazgo» [13], y recibe continuas burlas [14] con apodos como «bobolitro». Asuntos [15] como la seguridad urbana, planeación y, principalmente, transporte [16]/movilidad (gran parte de la ciudad está «en construcción» [17]) han sido difíciles para el  impopular [18] alcalde.

Tomás Díaz Salamanca escribe [19] en La Ventana acerca de este tema:

La administración Moreno ha sido una marcada por malas decisiones (en mi criterio) y por una falta de transparencia que generó corrupción y carteles burocráticos dentro de las entidades del distrito. En lo personal, no me identifico con mucho de lo que se ha hecho en la ciudad. No obstante, he notado que el argumento que más se esgrime contra Samuel Moreno y su administración es el de la movilidad. Los argumentos (que más que argumentos toman la forma de ser comentarios incendiarios sin mayor substancia) hacen parecer que todos los problemas de movilidad son de exclusiva responsabilidad de Moreno, y en esto último, no puedo estar más en desacuerdo.

También dice que culpar al alcalde por todos los problemas de movilidad de la ciudad es «irresponsable» y que no importa si la infraestructura fuera adecuada, porque «la patanería nuestra saldría a relucir».

En las últimas semanas, un escándalo de corrupción se ha sumado a estos problemas: se acusa al grupo Nule (un conglomerado creado por tres primos oriundos de la costa Caribe quienes hasta entonces habían tenido alta estima en los círculos políticos y económicos del país [20] e incluso en los medios [21]) y a otras compañías de haber pagado comisiones [22] para obtener contratos de obras públicas en la capital colombiana (el ‘carrusel de la contratación’ [23]). El escándalo [24] involucra al alcalde y a su hermano Iván Moreno, así como a otros funcionarios del gobierno bogotano, y sucede aproximadamente un año antes de las elecciones locales para el periodo 2012-2016 [25]. Aunque en el ámbito nacional el PDA se opone a partidos oficialistas como el Partido Conservador y el Partido de la U, las cosas son muy diferentes en el Concejo de Bogotá: estas dos colectividades y el Partido Liberal son aliadas del alcalde Moreno [26] —principalmente a cambio de cuotas burocráticas— y buscan arrebatarle la alcaldía de Bogotá al PDA (incluso con el ex presidente Álvaro Uribe Vélez como posible candidato [27]).

A finales de octubre de 2010, tres miembros del partido del alcalde (el ex senador y ex candidato presidencial Gustavo Petro, el senador Luis Carlos Avellaneda y el concejal de Bogotá Carlos Vicente de Roux) formaron una comisión para «que examinara la corrupción en la contratación [pública] de Bogotá» y publicaron un informe [28] según el cual varios contratistas pagaron comisiones o estaban involucrados con personas que forman parte de la administración distrital (curiosamente, Petro fue miembro de la guerrilla del M-19, desmovilizada en 1990, que se formó tras las elecciones presidenciales de 1970 [29], en las que supuestamente hubo un fraude en contra del abuelo del hoy alcalde Moreno). Tanto la Procuraduría [30] como la Fiscalía [31] abrieron investigaciones por estas acusaciones. El alcalde respondió diciendo que estaba cansado de las «calumnias» y de los «chismes» [32], miembros de su partido responsabilizaron [33] a las anteriores administraciones [34] y el Partido de la U anunció [35] que le retiraba a Moreno el apoyo en el Concejo. El atribulado mandatario local, pese a su impopularidad y sus fallas [36], muy seguramente permanecerá [37] en el cargo hasta el 1 de enero de 2012.

Miguel Olaya, en Juglar del Zipa [38], suscribe la teoría de la campaña electoral y, sin defender a Moreno, dice que su gestión ha sido saboteada sistemáticamente con fines políticos:

Bogotá es desde hace rato escenario de contienda política, desde que gobernarla se volvió sexy. Que el tal voto de opinión es maduro y solo atiende razones es pura mierda. Lo malo es que la leyenda negra cumplió su propósito principal de desprestigiar al Polo y, sobre todo, de presentarnos la alternativa natural: Uribe. No tiene que ser Uribe mismo, claro, aunque muchos hayan eyaculado de la emoción al oír hablar de esa posibilidad. […] Lo de hoy es el microuribismo y los uribistas, una vez más, harán realidad el mito de que la alcaldía de Bogotá es el segundo cargo público del país e integrarán la ciudad al circuito ideológico y burocrático del uribismo con el sencillo argumento de que es lo contrario del Polo, que no solo es terrorista de civil (modo nacional de discurso), sino unos ineptos y corruptos administrando (modo local de discurso, alternativa a «ahí está la oposición en Bogotá, este no es un gobierno autoritario»).

Eduardo MacKenzie de Atrabilioso acusa [39] a Petro, Avellaneda y de Roux de buscar una vendetta contra la «fracción del PD[A] menos contaminada por la ideología extremista de la combinación de todas las formas de lucha», desestima el informe que presentaron y ataca a la revista Semana por publicarlo:

El escepticismo que despierta la acción de Petro contra Samuel Moreno radica en que sus acusaciones son nulas. El 23 de octubre de 2010 la revista Semana publicó un detallado resumen del affaire [40]. El artículo, anónimo, dice basarse en los “resultados” de una “investigación” realizada por una “comisión”.

Empero, leyendo ese artículo se descubre que, en lugar de una comisión investigadora imparcial, lo que hubo fue un grupo de 10 personas bajo la batuta del propio Gustavo Petro.

El “informe”, por otra parte, no es más que un tejido de suposiciones y amalgamas, destinado a fabricarle el vestido de culpable a Samuel Moreno. Las “pruebas” en ese “informe” no existen. El montaje descansa sobre una investigación incipiente y sobre una misteriosa grabación telefónica clandestina que ningún técnico oficial ha examinado y que puede ser una falsificación elaborada por imitadores profesionales de voces. […]

La “comisión” no investigó realmente: examinó una ínfima parte de la documentación y no interrogó al acusado principal, ni a los otros actores. No los escuchó. No examinó sus documentos, ni valoró sus explicaciones. Sin embargo, los acusó. La metodología de la tal “comisión” que no fue nombrada por nadie, excepto por el grupo que lanza las acusaciones, es grotesca e inadmisible.  […]

Carlos Correa señala [41] que, al final, todos los bogotanos deberían considerarse responsables del desorden por tomar una mala decisión el día de las elecciones:

En plena campaña se escuchaba en todos los pasillos que «Samy» no tenía los pantalones para manejar esta ciudad, mucho se habló de que la verdadera comandante sería su propia madre y hasta su hermano, que bueno sea recordarle a los olvidadizos, salió lleno de escándalos de corrupción de su labor como alcalde de Bucaramanga ¡A ver señores! ¿»Samy», el cuatro veces senador, qué le dejó a la patria durante todos esos años en el congreso?

Aún así lo elegimos o nos lo dejamos elegir. Y luego de casi dos años de comprobada ineptitud y falta de liderazgo (a lo que se le puede sumar corrupción), la respuesta ciudadana ha sido llamar a «Julito» y a «Dario» a quejarse, y un cacerolazo en pleno invierno que dio fue risa.

Lejos estoy de absolver a Samuel Moreno, su administración, la alcahueteria del Polo y el arribismo interesado del resto de partidos políticos; pero quiero hacer énfasis que también yo y usted (sí, me pongo de primeras) tenemos gran parte de responsabilidad en este y en otros miles de casos donde o nos da pereza elegir o apartándonos el sentido común votamos por unos comprobados tarados.