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Azerbaiyán: Una mirada desde afuera

Categorías: Asia Central y Cáucaso, Azerbaiyán, Alimento, Arte y cultura, Desarrollo, Mujer y género, Relaciones internacionales, Viajes

Foto de http://shekiazerbaijan.blogspot.com/

Para los que viven en un país en particular, hay cosas que muchas veces pueden tenerse por seguras. Pero cuando otros de afuera las descubren por primera vez, a menudo experimentando con nuevos colores y tradiciones, el resultado suele ser una fresca perspectiva.

Por ejemplo, en un extenso post de su blog, Meaning Full detalla su experiencia de Azerbaiyán, la ex república soviética rica en petróleo en el sur del Cáucaso, y toca muchos aspectos de la vida desde la cultura y la identidad hasta pensamientos sobre el Islam y género. La blogger portuguesa dice que a veces se sentía en un cuento de hadas [1].

Simplemente no podía imaginar que hasta cierto punto me sentiría como Alicia en el País de las Maravillas en esta travesía a un país completamente nuevo para mí. Es más, simplemente muchas cosas no funcionan con la misma lógica a la que estoy acostumbrada, pero sigue siendo un maravilloso país con gente fina, cálida y acogedora.

[…]

Algo que se hace obvio -al menos en las aldeas del interior de Azerbaiyán, […] es la abundancia, la prevalencia, la concentración de hombres. Hombres, hombres, hombres por todas partes. Pocas mujeres en las calles, pocas mujeres haciendo cosas, al menos afuera, muy pocas en trabajos de hotel. […]

[…]

Azerbaiyán parece querer ferozmente ser un país moderno. Lo sentí muchas veces, en varios detalles. Parece que el gobierno y las estructuras oficiales quieren tomar el ritmo y “subirse al tren” del mundo exterior. Se asume que Azerbayán es un país “islámico moderado”. Una de las primeras cosas que le pregunté a Rachad, nuestro guía azerí, fue cómo debía vestirme. ¿Pantalones cortos? ¿Podría usar polos sin mangas? ¡Azerbaijyán es un país moderno!, respondió.

No obstante, la blogger también admite haber tenido algunas preocupaciones respecto de la seguridad antes de su llegada, pero dice que desaparecieron una vez que estuvo en el terreno. Aunque identificaba algunos de los problemas típicos de un país patriarcal y moderadamente islámico, estaba fascinada por los vibrantes rayos de la capital Bakú y sus habitantes. [1]

Cuando venía a la capital de Azerbaiyán, Bakú, no tenía idea de cómo sería. Había estado preocupada sobre si caminaría segura o no por las calles sola. Mis preocupaciones se desvanecieron cuando mi colega Farida se ofreció gentilmente como guía turistica. Tuve la oportunidad de ver el placer de las zonas para caminar de la ciudad. Tantas mujeres y niños, familias caminando, relajados y simplemente disfrutando la ciudad. Tantos juegos de agua y frescos jardines, y por la noche tanta gente caminando por los muelles del calmado Mar Caspio. […] Sentí el ritmo de una ciudad que se mueve y respira colectivamente, donde la gente verdaderamente disfruta de su propia ciudad.

Sin embargo, a menudo muchos extranjeros en el país plantean el tema de los roles de género. Relatando una experiencia con la matriarca de la familia con la que vivía, y llamándola cariñosamente su ‘mamá’, Making Wool from Eggs, el blog de una voluntaria de los Cuerpos de Paz (PCV, por sus siglas en inglés) en Azerbaiyán, nota las expectativas que la sociedad tiene de sus mujeres [2].

[…] La semana anterior a Acción de Gracias decidí hacer un pastel previo para mi familia. […] Cuando entramos a mi casa, empecé a hacer la masa, y Alise empezó a pelar las manzanas. Mi mamá nos miraba intensamente y estaba muy impresionada con mis habilidades para hacer y enrollar la masa. En verdad estaba tan impresionada que destacó “¡sabes hacer algo!” […] Me dijo que estaba “lista para casarme”. Acá, cuando una mujer aprende a cocinar, está lista para casarse y cocinarle a su esposo. Sin embargo, mi amiga Alise no está lista para el matrimonio. A mi mamá no le gusta su forma de pelar manzanas. […]

Aun así, a los extranjeros les llama la atención lo refrescantemente simple que puede parecer la vida en Azerbaiyán. Por ejemplo, Dream it, Plan it and Do it! , otro blog de un PCV, comparte sus ideas sobre el estilo de vida comparado a como es en Estados Unidos [3].

Todos los días, tengo tiempo para leer, escribir, trabajar, hacer desayuno, almuerzo y cena. Tengo tiempo para mi ejercicio diario, para comprar en el bazaar y hasta tengo tiempo para hacer un pastel. Mi horario de trabajo en el banco es de 9:30am a 4:00pm. No hay fechas límite, ni presión, ni jefe que haga mi vida miserable y definitivamente no hay trabajo los fines de semana. En términos de cosas materiales y estilo lujoso de vida, lo admito, no los tengo. […]

Pero es esta vida simpla la que me hace saludable y cumplidora. Miro el espejo por la mañana, la alta humedad de este país hace que mis arrugas desaparezcan, mi ejercicio diario me mantiene fuerte, una dieta bien balanceada, sin grasa y sin colesterol me mantiene en buena forma. Por último pero no menos importante, un ambiente sin estrés me ayuda a mantener una actitud optimista. Me siento más joven y contenta cada día.

Tal vez esté viviendo en un sueño en verdad. […]

[4]

Un voluntario de los Cuerpos de Paz escoge frutas secas ofrecidas en un mercado local en Azerbaiyán.

En una nota similar, en el blog From the Land of Fire, una ex PCV también tiene buenos recuerdos de su vida en Azerbaiyán durante más de tres años y piensa que ese tiempo ha modificado sus prioridades en la vida [5].

[…] Encuentro que extraño tantas cositas de Azerbaiyán que me estoy sintiendo frustrada al adaptar mi vida en EE.UU. A menudo me siento fuera de lugar acá ahora que he pasado tanto tiempo en el extranjero.

Extraño los frescos frutos de cada día. Extraño el oxidado, viejo y ridículamente rápido transporte público que me llevaba a todas partes a donde quisiera ir en la ciudad por apenas 0.20 qepik. […] Extraño tener un trabajo, un lugar donde me sentía valiosa, y sentir que mi trabajo es importante y significa algo. Extraño a mi jefe y a mis compañeros de trabajo. Extraño tener un lugar a donde ir cada día. […] Extraño la sensación de estar conectada con mi comunidad.

[…]

A veces acá en Estados Unidos tendemos a pensar que la vida es mucho mejor acá que en otros lugares. […] Honestamente, sentía, y sigo sintiendo, que la vida en Azerbaiyán era más simple. Me dio la oportunidad de aprender a amar mi trabajo, descubrir cuáles son mis pasiones y me dio la oportunidad de amar la vida y todo lo que contiene. Estoy sintiendo «añoranza de mi casa» de Azerbaiyán.

Cierto, la vida es un país como Azerbaiyán para un extranjero puede ser más privilegiada que para muchas de las personas del lugar que todavía tienen vidas difíciles en otras maneras, pero también ofrece una colorida imagen de la vida que a veces se tiene por segura y que muchos olvidan durante un periodo doloroso de transición.