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COP 16: Reflexiones sobre el acuerdo final

Categorías: África Subsahariana, Europa Occidental, Latinoamérica, Bolivia, Francia, México, Togo, Ambiente, Desarrollo, Humor, Juventud, Política, Relaciones internacionales

La 16a Conferencia de los Miembros (COP 16), de la Convención sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (UNFCCC), culminó en Cancún el pasado 11 de diciembre con la adopción de una gran cantidad de decisiones.

Hubo 15.482 delegados presentes en la COP 16, incluyendo 6164 representantes gubernamentales de 192 países signatarios, 4 de un Estado en calidad de observador, 339 miembros de 25 divisiones de la Secretaría de las Naciones Unidas, 231 de 19 instituciones de las Naciones Unidas y organismos especializados, 429 de 47 agencias intergubernamentales, 6377 de 647 organizaciones no gubernamentales y 1938 representantes de 699 centrales de medios.

[1]

Marcha de Greenpeace México hacia el centro histórico de Ciudad de México para pedir por resoluciones concretas que combatan el cambio climático. Foto de LUIS RAMON BARRON TINAJERO, derechos de Demotix (03/12/2010)

El optimismo reinaba entre los políticos y otros funcionarios presentes, como demostró Christiana Figueres, secretaria ejecutiva de la COP 16, que declaró [2] [en] lo siguiente en la ceremonia de clausura:

«Cancún ha hecho su trabajo. El faro de esperanza se ha vuelto a encender y la fe en el proceso de cambio climático multilateral ha sido restaurado. «

Los ciudadanos comunes y Bolivia, el único país que no votó por el texto final, no estaban tan seguros.

El blog de la sección togolesa de la red ONG [3] [en] de Jóvenes Voluntarios para el Ambiente, fundada en 2001 y operando en 13 países de África y América, contenía un artículo virulento de Séna Alouka. Él describió la ciudad, desde donde estaba escribiendo, como contraria a las sesiones y resultados de la COP 16. En un artículo titulado «Falso acuerdo en Cancún: ¿A qué precio?», el autor escribió «desde el hotel con todos los gastos pagados, todos los países, todo incluido, el Crowne Paradise Cancun»:

Las estrategias son necesarias para salvar la cara y «mantener al paciente en estado de coma» por el mayor tiempo posible. Cancún facilitó una oportunidad para que varios delegados formaran, intercambiaran, compartieran y discutieran soluciones reales al problema del cambio climático. Aunque, esta ciudad a orillas del mar, cuya construcción fue perjudicial para el ambiente, ganó millones de dólares con esta COP, logró asestar un golpe a las bases neocoloniales en la historia de las cumbres del G20, el G8 o el G2, demostrando que es más caballeroso discutir en público y seguir el espíritu de los principios de la Convención.

En la sesión de clausura de la COP 16 en Cancún, a las 5 pm del 11 de diciembre de 2010, en una habitación con 70 personas a lo sumo, Séna Alouka hace esta pregunta [4] [fr]:

¿A dónde fueron las 15.000 personas registradas aquí? Probablemente fueron a terminar sus compras y a apresurarse a casa. Al final, llegaron a un texto llamado «Acuerdo de Cancún», que tiene la ventaja de recibir la aprobación de la mayoría de los delegados (mejor que el episodio anterior en Copenhague).

El autor señaló sarcásticamente que él apreció:

…la naturaleza EXTREMADAMENTE POSITIVA de todos los comunicados de prensa que he leído desde ayer. Para la mayoría de nuestros colegas angloparlantes y los de la Red de Acción Climática (cuyo mecanismo ahora estoy dominando), la mayoría de los comunicados estaban preparados bastante antes del final de la COP.

…cualquiera que sea el acuerdo final de Cancún, el Presidente terminó su discurso con una frase: «Entendemos que no estamos siguiendo nuestra normativa interna, sino para salvar la cara en Cancún, estamos adoptando el texto».

El blog opapilles.hautetfort.com piensa [5] [fr] que:

El acuerdo, sin embargo, falló en el punto crítico: Recortes profundos y obligatorios en las emisiones de CO2 para los países desarrollados. Así como está, el conjunto de medidas no será suficiente para detener el avance de la máquina del clima. Las emisiones de CO2 han aumentado un 37% desde 1990 y las temperaturas podrían subir de 4 a 6ºC hacia el final del siglo.

Serge Orru, en el sitio WWWF.fr, afirma [6] [fr] en su artículo «Debemos prepararnos para después de Cancún»:

Sí, a lo avanzado en Cancún se le debe dar forma… pero, es en nuestros países industrializados que debemos reducir masivamente las emisiones de gases de efecto invernadero, ¡las armas de destrucción masiva de la humanidad! …

Es como un regalo de Navidad para nuestros niños, pero Santa Claus no existe (shhh, pero no se lo digan a nuestros hijitos)

o más bien, él realmente debe existir en cada uno de nosotros, en nuestras acciones y en nuestras obras, ¡todos los días!

Jean-Michel Bélouve [7] [fr] escribió un artículo [8] [fr] en su blog reproducido por el sitio agora.fr [9] llamado «Conferencia Climática de Cancún: El desacuerdo detrás del acuerdo»:

Podemos preguntarnos cómo los países que todavía llamamos ricos pueden ponerse de acuerdo para pagar esas sumas ($100 millones para 2020). Asimismo, el acuerdo no menciona las fuentes de financiación. Pero nos damos cuenta plenamente que los países de occidente, con exceso de deuda y algunos de ellos enfilados a la bancarrota, no serán capaces de dar su consentimiento a tal demanda de fondos públicos. Así que, durante los talleres, planeaban nuevos impuestos…

El coste de recolectar, controlar y reglamentar tal sistema sería muy alto y su eficacia es incierta.

Jean-Michel continúa, diciendo que simplemente hacen referencia a los impuestos innovadores y añade:

En resumen, no saben dónde encontrar el dinero, porque ninguno de los países desarrollados en la mesa de negociaciones parece estar dispuesto a tomar su billetera.

El artículo también menciona otro punto en el acuerdo, que parece difícil de implementar. A los grandes países emergentes (China, India, Brasil, etc.) se les pide que informen sobre sus inventarios de emisiones de gases de efecto invernadero y las medidas adoptadas para reducirlos. El artículo señala algunas conclusiones acerca de esta solicitud:

Estos informes se someterán a la revisión internacional, que debe ser «no intrusiva», «no punitiva» y «respetuosa de la soberanía nacional». Para decirlo claramente, no habrá ningún seguimiento, simplemente una declaración de los países afectados.

Pierre-Jean [10] [fr] escribió un artículo en su blog neitherdoi.wordpress.com el 14 de diciembre llamado «Cancún: Bolivia todavía no firmará»:

Pablo Solon, negociador de Bolivia, dijo «este acuerdo no detendrá el aumento de la temperatura a 4ºC» [11] [en]. En Fondo Verde, gestionado por el Banco Mundial, no hay ni una palabra sobre cómo será recaudado el dinero, ni compromisos específicos para reducir las emisiones o reconocimiento del mecanismo REDD (Reducción de las emisiones de la deforestación [12] y la degradación forestal) tal y como es, es decir, sin tener en cuenta las poblaciones indígenas o el reconocimiento de los mecanismos de mercado, etc. Visto desde esta perspectiva, se llega a la conclusión de que no sólo Bolivia tenía razón al oponerse, sino que es también el portavoz de los opositores más radicales [13] [fr].