En este artículo, se reflexiona sobre lo que el blogger egipcio Hani Morsi [en] escribe sobre el activismo tecnológicamente orientado y el rol que los medios sociales juegan en proveer el cambio incremental en la sociedad. El argumento central de Hanise se enfoca en los efectos a largo plazo de los medios sociales. En vez de mirarlos como un medio de catarsis para los oprimidos, él subraya su valor para hacer posible el discurso político popular que de otra forma sería imposible.
En un post [en] de principios de agosto, Hani escribe una crítica reflexiva del artículo de opinión [en] de Rami Khouri publicado en el New York Times, en donde Rami afirma que a pesar de observarse un sustancial aumento de jóvenes bloggers de Marruecos, Irán y Egipto, estos no han ocasionado ninguna señal significante o cambio duradero en la cultura política árabe o iraní. Él continua culpando a la tecnología por «cambiar al individuo de la esfera de participante a la realidad de espectador, de lo que de otra forma sería un acto de activismo político se convierte en un acto pasivo, inofensivo de entretenimiento personal.«
Hani argumenta en contra de ésta afirmación, mencionando al Movimiento Juvenil 6 de Abril [en] en Egipto y a la Revolución Verde en Irán como principales ejemplos de movimientos de activismo político que en gran medida se apoyaron en los medios de comunicación social para movilizar, publicitar y organizar casi todos los aspectos de sus actividades. Prosigue haciendo mención de los cambios incrementales ocasionados por estos medios:
¿El “cambio tangible” se dio como resultado de estos movimientos sociales impulsados por los medios de comunicación social?. Depende en como se defina “cambio tangible”, pero mi respuesta sería sí. La definición de cambio según Khouri parece centrarse en su forma inmediata, aquella que se refiere a golpes de estado y revoluciones. Asumiendo que es así, no es difícil ver por que se siente decepcionado.
El activismo tecnológico no se centra necesariamente en el corto plazo o el cambio brusco (que, de manera histriónica, muestra más resultados negativos que positivos), sino en el cambio progresivo. Se trata de la difusión y promoción activa de ideas y del diálogo social inclusivo sobre la forma de cambio y los medios por los cuales este debe ser logrado.
En un artículo del 15 de febrero [en], Hani hace referencia al post de Malcolm Gladwell en el New Yorker «¿Necesita Egipto Twitter? [en] en donde Gladwell argumenta que los medios de comunicación social no son necesarios en las revoluciones. Hani se pregunta si Gladwell está contestando la pregunta equivocada (¿son los medios de comunicación social necesarios para el levantamiento popular?) dejando de lado la principal interrogante: ¿El activismo digital es un verdadero catalizador para el cambio social?
Y continúa:
De hecho, la rebelión de los oprimidos es inevitable, sin tomar en cuenta la disponibilidad de los medios de comunicación social, no se trata de una cuestión de necesidad sino de efecto.
En otras palabras, se podría decir que la actual ola de revueltas y protestas en el medio oriente hubieran sucedido eventualmente debido a la longevidad de los regímenes coercitivos patriarcales no democráticos que predominan en la región. Sin embargo, citando un término de Gladwell, el “punto de inflexión” de este efecto dominó (Túnez, Egipto, ahora Argelia, Bahréin y Jordania en progreso) hubiera tomado más tiempo en producirse. Estos levantamientos hubieran sido distanciados y desligados si los medios de comunicación social no formaran parte de la ecuación. Extrañamente, Gladwell escribe que el activismo social requiere de «fuertes lazos», a continuación descarta que los medios de comunicación social desenvuevan un rol que fomente y enriquezca dichos lazos no solo dentro de las naciones, si no a través de las fronteras como en el actual caso en el Medio Oriente.
En un artículo siguiente [en] Hani describe el miedo que el diálogo abierto puede ocasionar en un régimen coercitivo:
Uno de los peores temores de cualquier régimen coercitivo es un diálogo rico, abierto al público que abarque temas de cambio y reforma. Cuando la gente empieza a discutir, debatir sus preocupaciones, esperanzas y sueños con franqueza, comienzan a darse cuenta de sus verdaderas prioridades y derechos, y de lo que deben hacer para reclamar estos últimos. Es así que las paredes del miedo comienzan a desmoronarse. El mito impuesto por el régimen a cerca de cambiar seguridad y estabilidad por libertad se rompe.
Hani continua hablando sobre el papel que los medios de comunicación social desempeñan en la reactivación de un conciencia pública dormida, dando paso a un discurso social dinámico en Egipto. Él describe la influencia que estos medios han tenido en el largo plazo desde las falsas elecciones presidenciales del 2005:
La suposición de que la mayor influencia de los medios de comunicación social fue durante o poco antes de los 18 días en los cuales el régimen de Mubarack colapsó es muy ingenua. Esto ha estado ocurriendo bajo la superficie de la escena política en Egipto desde ya hace algún tiempo, particularmente desde las «elecciones» presidenciales de 2005. El punto de ebullición se alcanzó el dia 25 de enero de 2011. A lo que me refiero aquí es a cómo la virtualización de la disidencia ocurrió cuando el deseo popular de cambio se trasladó del espacio real, que se encontraba en un estado de larga somnolencia, y fue cultivado en un espacio que los patriarcas no comprenden: el espacio virtual. Frente a algo que aún no podían entender, ni su funcionamiento o efectos, lo mejor que el régimen pudo hacer fue detener e intimidar, y por último cerrar completamente los medios cuando estalló la revolución (un movimiento que los traicionó, pues señaló lo débiles que se han convertido y le añadió más leña al fuego). Ellos nunca intentaron comprender estos medios ni instigaron sus propias contramedidas en el «espacio virtual» para su propio riesgo.
Esta virtualización de la disidencia del espacio real al virtual es la clave para entender el impacto de los medios de comunicación social en Egipto. Según Hani, los antiguos patriarcas no intentaron entender estos nuevos medios digitales, por lo tanto no indujeron contramedidas como lo hacen en el «espacio físico».
Finalmente, Hani señala que los instigadores de las revueltas en Egipto no son particularmente representativos de la gran mayoría de egipcios. Por el contrario son jóvenes educados, conocedores de la tecnología, individuos pertenecientes a la clase media alta. Ellos realmente no forman parte de las masas oprimidas, pero hablan por todo Egipto. Hacen esto llevando la guerra por la reforma al territorio virtual, lejos de los obstáculos planteados por el régimen contra la acción política, para después nuevamente insertarse en el mundo físico en forma de una gran ola de rebelión.
Para comprender lo que esto significa, se deben contemplar los datos demográficos de una muestra aleatoria de egipcios «activistas de la red»: jóvenes, educados, expertos en tecnología, de clase media/media alta (y compararlos con un país que cuenta con una tasa de analfabetismo del 42%, por ejemplo). Es decir, estas no son realmente las masas oprimidas, especialmente desde un punto de vista económico. No obstante, esta minoría habló por todo Egipto…
!Han reclamado Egipto!
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