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Macedonia: Réquiem por la democracia

Categorías: Europa Central y del Este, Macedonia, Derecho, Gobernabilidad, Política

Los bloggers macedonios han comentado el modo en que las reuniones privadas entre los líderes de los principales partidos políticos han sustituido al diálogo público y democrático en las instituciones estatales.

Cockfight in Otavalo, Ecuador. Spikes fixed at cock's feet.  Photography by Superbass 10:09, 24 July 2005 (UTC) [1]

Volan preguntaba [2] [mkd]:

¿Para qué necesitamos el modelo democrático de gobierno? Tras la disolución de un Estado unipartidista, Macedonia se transformó de facto en un bi/tri-sultanato. La Constitución y las instituciones del sistema se adaptan conforme a la voluntad de los dos sultanes. Parece que la reunión de hoy entre los sultanes [3] de los dos partidos políticos más poderosos es vital para decidirlo todo. Después, las estructuras gubernamentales simplemente harán la señal de la victoria y darán un aprobado general  – empezando por el Parlamento, el enterrador más vergonzante de esta cuasi-democracia Macedonia. [Según Wikipedia:]

Sultán (del árabe [4] سلطان sulṭān, y éste de سلطة sulṭa: «poder») es un título utilizado en algunos países islámicos [5] equivalente al de rey o monarca (aunque no se traduce, ya que un rey propiamente dicho es en árabe un malik). Literalmente vendría a significar «el que ejerce el poder», y en su origen fue un modo de referirse a los jefes militares…

Yo propongo legalizar el sistema sultanocrático, modificando la Constitución, cosa que al menos servirá para notificar al pueblo y permitirle adaptarse a la verdad.

La profesora Mirjana Najchevska, una experta en derechos humanos, lamentaba [6] [mkd] el asesinato consensual del proceso democrático:

La reunión de ayer entre Gruevski y Crvenkovski [7] [mkd] fue un réquiem sobre la tumba de la democracia en Macedonia. La usurpación gradual del poder de todas las instituciones democráticas y, especialmente, del poder legislativo más alto (el Parlamento), finalizó con la reunión de los dos líderes de los mayores partidos políticos y sus negociaciones y acuerdos secretos.

La falta de conciencia ciudadana en cuanto al traslado de todo el poder (ejercido a través de sus representantes electos en el Parlamento) de sus manos a las manos de dos líderes (que acumulan toda la autoridad y deciden a puerta cerrada) resulta de la enorme ignorancia existente en cuanto al significado básico de la democracia y de la causa por la que se aceptó como sistema de civilización contemporánea.

El Parlamento, las instituciones democráticas, la transparencia y la responsabilidad fueron creados precisamente con el propósito de evitar que los reyes, los ambiciosos y los gallitos de corral fueran capaces de tomar decisiones que afectasen a las vidas de los ciudadanos sin la participación de los mismos, sin darles la oportunidad de influenciar o controlar el resultado.

El traslado del proceso de toma de decisiones a las reuniones entre los jefes (lo que, en Macedonia, promovieron inicialmente los líderes de los partidos políticos étnicos albanos y apoyaron fervientemente los líderes de los partidos políticos étnicos macedonios) representa el anuncio del Estado como autocracia, y no ya democracia o, en el peor de los casos, su divisón en tribus.

El Parlamento se creó como lugar de diálogo, negociación y acuerdo. Los tres han de alcanzarse de acuerdo con procesos definidos, ante la opinión pública y a través de representantes elegidos por los ciudadanos. El Parlamento puede desalojarse a modo de protesta, pueden solicitarse elecciones anticipadas, puede cuestionarse la legitimidad de los representantes electos, pero no puede ser reemplazado por otro modo de toma de decisiones. En un Estado democrático, si un partido político decide negociar, debe hacerlo en el Parlamento, a través de sus miembros, en una sesión parlamentaria y mediante el procedimiento oportuno.

De otro modo, ¿para qué necesitaríamos las elecciones?, ¿por qué tendríamos que gastar dinero, tiempo y energía, en lugar de reunir a los dos jefes para que lleguen a un acuerdo? O tal vez deberíamos invertir en la organización de un combate que demostrara cuál de los dos es el más fuerte y preparado para liderar la tribu. O quizá deberían decírselo en la calle como gallos de pelea [8], desplumándose en el reñidero, y el ganador podría subirse a la valla y cacarear su victoria.

¡La democracia ha muerto… larga vida a la pelea de gallos!

(Foto [9] «Pelea de gallos en Otavalo, Ecuador. Espuelas fijadas a las patas del gallo.» del usuario de Wikipedia Superbass [10]. Publicada en 2005 con Licencia Creative Commons Reconocimiento-Compartirigual 3.0.)