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Bielorrusia: Más allá de la bomba o explosión

Categorías: Europa Central y del Este, Bielorrusia, Derecho, Desastres, Política, RuNet Echo
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Gente llevando flores a la entrada de la estación Oktyabrskaya del metro en Minsk de duelo por las víctimas de la explosión del 11 de abril. Foto de Ivan Uralsky, derechos reservados © Demotix (12/04/2011).

La explosión del lunes en una estación del metro en Minsk, capital de Bielorrusia [2], es sin duda el mayor acto de violencia en Bielorrusia desde la Segunda Guerra Mundial, y ha dejado decenas de muertos y varios cientos de heridos. Comprensiblemente, las personas del usualmente tranquilo país reaccionaron con aversión y angustia, tal vez presintiendo una destrozada estructura social. Además, las reacciones iniciales de la blogósfera en su mayor parte se aferraron a la pregunta de quién es el culpable.

Aunque las voces opositoras varían al pasarle la culpa a Lukashenko y su régimen, la impresión general es que se trata del resultado de un sistema tan represivo, por mecanismos de una caduca interacción social. Por ejemplo, el usuario de LiveJournal svobodoff piensa que [3] [ru] «la explosión ha cubierto al régimen de sangre»:

Una pesadilla, las personas de la antes relativamente pacífica Bielorrusia no se lo esperaban del régimen de Lukashenko. Los últimos años de la existencia de la dictadura han anunciado muchas «sorpresas» desagradables para los bielorrusos, que aman la paz, pero nadie pensó que llegaría tan lejos.

Los bloggers leales al régimen reaccionaron con vehemencia en contra de cualquier intento de cargar con la culpa al régimen de Lukashenko, como lo hizo el usuario lyavov de LiveJournal [4] [ru]:

El humo de la explosión ni siquiera se había asentado antes de que cientos de posts, como por obligación, aparecieran con acusaciones dirigidas al gobierno… Para los autores, ya todo estaba claro – la culpa es de nuevo del presidente. Como un malintencionado Peter en Minskby [comunidad web de Minsk], con la camisa arremangada, proscribiendo a todos, que trata de expresar una opinión, diferente de la que estipula Washington. Es simplemente **** que estos cerdos no tienen conciencia… ¡Oigan! ¡¡¡Recuperen el buen sentido!!! ¡¡¡Nadie debería explotar tan desvergonzadamente las desgracias de otros!!!
P.S. todo indica que este es un intento de desarrollar un escenario egipcio… Ahora [nos] exhortarán a tomar la plaza y así…

Pero también hay reacciones en contra de la polarización de las interpretaciones. Así, el usuario khatskevich de LiveJournal escribe [5] [ru]:

Ayer ocurrieron dos acontecimientos terribles. El acto de terror y la reacción que causó. Es horrible pensar, pero literalmente no se había limpiado la sangre antes de que el público progresista empezara a sacar conclusiones y hacer acusaciones. La oposición culpó al gobierno y los servicios especiales bielorrusos, los leales culparon a la oposición y los servicios especiales extranjeros. Todo se mezcló en un buen montón -dólares, azúcar, Libia- todo lo que puede servir como base para propaganda. […] Personalmente, pienso que todas estas especulaciones y mutuas acusaciones son como si los bloggers corrieran a Oktyabrskaya, desprestigiaran con la sangre de las víctimas y empezaran a convocar ese tipo de lemas como «¡esta es la sangre de las víctimas del régimen!» o «esta sangre fue derramada por los matones de la quinta columna». […] Oigan, ¿no se dan vergüenza ustedes mismos? Si, podemos estar en lados opuestos de las barricadas políticas. Pero ¿es realmente razón para caracterizar a todos como inhumanos y hacer relaciones públicas a tus ideas a través de la sangre de un acto de terror? ¿No somos capaces de dejar a un lado las contradicciones ideológicas durante estos terribles días y simplemente ser personas?

A fin de cuentas, tal vez algunos de las últimas opiniones prueben estar más cerca de la verdad. Parece que el pueblo está simplemente harto de la clásica dualidad de «¿qué hay que hacer? – ¿a quién le echamos la culpa?» cuando las cosas salen mal. Lo que esto significa para Bielorrusia, solamente el futuro lo dirá, pero por lo menos puede ser una señal de fatiga de la polarizada división que hay en el país entre represión y resistencia.