La coyuntura electoral ha relegado temporalmente a un segundo plano asuntos que son importantes para muchas comunidades peruanas, especialmente las amazónicas. Sin embargo, la reciente decisión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de solicitar al gobierno de Brasil la inmediata suspensión del proyecto de la mega represa hidroeléctrica Belo Monte vuelve a poner sobre el tapete similares proyectos que empresas brasileñas vienen impulsando en el Perú.
En el caso de Belo Monte (que sería la tercera mayor del mundo), la CIDH enfatiza la gran importancia del derecho de los pueblos indígenas a ser consultados para poder dar un consentimiento libre e informado de los pueblos indígenas, ya que se esperan graves repercusiones sociales y ambientales.
En el Perú, los megaproyectos hidroeléctricos más publicitados hasta el momento son las centrales de Inambari y Pakitzapango, esta última enmarcada en el Programa de Aceleración del Crecimiento (cuyo objetivo es estimular la economía brasileña) que además incluye los proyectos de Belo Monte y Madeira, en Brasil.
Estos proyectos conjuntos entre Perú y Brasil están además incluidos dentro del Convenio Energético firmado en Manaos el año pasado, y bajo cuyo marco el Perú exportaría 6,000 MW al vecino país, con un total de seis centrales hidroeléctricas en proyecto.
Las seis en zona fronteriza son Inambari (2,000 MW), Sumabeni (1,074 MW), Pakitzapango (2,000 MW), Urubamba (900 MW), Vizcatán (750 MW) y Chuquipampa (800 MW), parte de un paquete valorizado en US$16 mil millones en total.
Entretanto, los esfuerzos informativos desplegados en las redes sociales por los promotores del proyecto Inambari (que han abierto incluso cuentas en Twitter y Facebook) no parecen convencer a los pobladores de las regiones que se verán afectadas.
Tampoco parecen convencidos los pobladores asháninkas que rechazan el proyecto Pakitzapango, en el río Ene (región Junín), para quienes éste es un lugar sagrado, y de acuerdo con su tradición oral, la cuna ancestral del pueblo asháninka.
Como lo explica la dirigente nativa Ruth Buendía en el blog de Ideele Radio:
“La preocupación es que con las centrales hidroeléctrica Tambo 40 y Paquitzapango habrá una inundación de nuestras tierras, un desplazamiento forzoso de nuestros hermanos a pesar de que las comunidades nativas son tituladas, destrucción de bosque y la afectación económica de nuestros hermanos. Cerca de 10 mil ashánincas más colonos, o sea, estamos hablando de 12 mil personas aproximadamente. Con Paquitzapango y Tambo 40 se viene un terrorismo, ya no con armas pero sí económico”…
Otros alcances del impacto social de estos proyectos energéticos son detallados por Miguel Tejada en el blog GranComboClub:
La construcción de las centrales van a tener impactos sociales importantes: decenas de miles de colonos y nativos desplazados. Quien conoce la selva sabe que todo el territorio amazónico ya tiene dueño, o tiene propietario o posesionario. ¿Los EIA [Estudios de Impacto Ambiental] van a contemplar todos los costos sociales que las centrales implican? ¿O va a pasar lo de siempre en nuestro país, que el costo social va a recaer sobre las poblaciones pobres, discriminadas y sin poder que se asientan sobre lo que serán los futuros lagos? Un analista ambiental conocido mío, cuya empresa fue contactada por los brasileños para hacer el EIA de Inambari, me contaba que su empresa hizo un análisis a partir de fotografías satelitales, y determinaron que sólo esa central implicaba el desplazamiento de más de diez mil personas, y que compensarlas adecuadamente implicaba un gasto de relocalización y de reconstrucción de toda la infraestructura actualmente existente (casas, carreteras, escuelas, centros médicos, chacras, etc.), que no bajaba de menos de un billon de dólares. ¿Cuánto afirman los brasileños que van a gastar en compensaciones sociales? A lo sumo, doscientos o trescientos millones de dólares.
Javier Albañil Ordinola, del blog Alto Piura, vincula estos temas con la coyuntura electoral, comentando las declaraciones del candidato presidencial Ollanta Humala, cuya imparcialidad sobre el tema es puesta en duda por algunos bloggers por el hecho de que sus asesores de campaña son los mismos que trabajaron en la campaña en la cual Luiz Inácio «Lula» da Silva consiguió ganar la presidencia.
En Inambari y Puno los pueblos se han movilizado contra este proyecto incluso hasta LIMA el 12 de octubre del 2010 CON LA PRESENCIA DE LA CONFEDERACION CAMPESINA DEL PERU Y DEL FRENTE UNICO NACIONAL DE LOS PUEBLOS DEL PERU con miles de campesinos PUNEÑOS. Ollanta declarò a LA REPÙBLICA [un diario local] que explicarà las bondades de este proyecto. COMO SI EL PUEBLO SE MOVILIZARA POR IGNORANCIA, desconociendo el derecho elemental de los pueblos a ser consultados. NO SON INDÌGENAS IGNORANTES COMO CREE OLLANTA.
El candidato Humala ha declarado a la prensa que de llegar a la presidencia garantizará una consulta popular sobre estos proyectos, pero muchos tampoco le creen.
El debate continúa en las redes sociales, y como un ejemplo, Carlos Mauriola (@mauriola) tuitea:
Si Humala es el Lula peruano, me imagino qué será Inambari en su supuesto gobierno….
En la misma línea, Rafael Vereau (@Rafa_Vereau) se pregunta:
Entretanto, los promotores del Proyecto Inambari han creado una página en la que hacen sus descargos y responden algunos de los cuestionamientos que se les han hecho vía email y redes sociales, con argumentos como:
El proyecto Inambari es una concesión de 30 años y luego se entrega al Estado Peruano… Egasur está abocado al desarrollo de un proyecto como Inambari y espera que se pueda ejecutar siempre y cuando la población directamente involucrada lo decida. El proyecto se desarrollará en 5 años y se deberá cumplir con los acuerdos con la población antes del inicio de operaciones. El modelo considerado en Itaipú no es el mismo que el propuesto para Inambari… El tema de precios, distribución y porcentajes según los acuerdos que puedan existir son temas que escapan de la empresa ya que se discuten a otro nivel.
Y mientras tanto, a modo de posible referencia, los peruanos tratan de conocer las experiencias relacionadas con la construcción, puesta en marcha e impactos ambientales y sociales de otros proyectos semejantes en la región, como Itaipú y Yacyretá, para tener alguna idea de qué se podría esperar en el Perú en un futuro no tan lejano.
2 comentarios
Si el Sr. Humala llega al poder es predecible que Brasil tendrá las puertas abiertas para la construcción de las hidroelectricas :S