Doscientos mujeres y hombres han marchado a través de las calles de varias ciudades del Brasil los sábados de junio para poner un alto a la explotación del cuerpo femenino como un objeto y a la sensación de culpa de la mujer por ser asaltada sexualmente.
Portando banderas, afiches y consignas pegajosas sacudieron São Paulo el 4 de junio, Arrecife el 11 de junio, Bello Horizonte y Brasilia, la capital federal, recibieron a las feministas [pt] el pasado sábado 18 de junio e hicieron pensar un poco a la sociedad sobre la opresión de género. En este artículo compartimos los mejores momentos [pt] con imágenes hechas por ciudadanos brasileños.
[Todos los vínculos en este post llevan a páginas en portugués.]
La iniciativa se inspiró en la «Marcha de las Putas» que empezó en abril en Canadá, tras la declaración de un policía de que las mujeres deberían dejar de vestirse como putas para evitar ser víctimas de violación. La afirmación generó indignación y un gran movimiento en Internet que se inició a comienzos de abril con la protesta en Toronto y ha ocurrido en más de 20 ciudades norteamericanas y australianas hasta ahora.
En junio 4 sucedió también en Los Angeles, Chicago, Edmonton, Estocolmo, Amsterdam, Edimburgo, y el primero en Brasil fue en São Paulo.
Los llamados a la marcha se hicieron por Facebook. En São Paulo, aunque 6000 personas confirmaron en la red social que asistirían al evento, el número real de participantes fue alrededor de 300. Con respecto a la marcha de Arrecife, Jesus Toic, uno de los creadores del evento en Facebook, escribió [pt]:
La Marcha de las Putas de Arrecife reunió alrededor de 400 personas que querían expresar su indignación contra el control machista histórico sobre los cuerpos de las mujeres. Frases que culpan a las mujeres y no a los violadores, surgidas de imaginaciones enfermas fueron rechazadas con juguetona inteligencia.
Los comentarios del comediante Rafinha Bastos fueron recordados por los manifestantes que finalizaron la marcha en frente de su Club de Comediantes y pusieron banderas a sus puertas. Rafinha, del programa de brasileño de televisión Cueste lo que cueste, CQC (Custe o que Custar), generó controversia cuando dijo en la revista Rolling Stone [pt] que las mujeres feas debían agradecer por ser violadas.
También se mencionó a otro miembro de CQC. El actor y periodista Marcelo Tas fue abucheado por atacar a Lola Aronovich [pt], una de las blogueras feministas más famosas del país, cuando publicó un texto en el que critica un informe hecho en su programa [pt] acerca de #mamaço (#amamantando) en São Paulo.
Tas y sus colegas satirizaron la actitud de las madres cuando amamantan en público, diciendo que debieran cubrir sus pechos. Las mujeres protestaban porque se impidió a una madre amamantar en un banco.
En respuesta a la primera Marcha de las Putas de Brasil, Lola Aronovich [pt], dijo:
(…) la sexualidad de una mujer es suya, no es pública, no pertenece a los hombres ni a la sociedad y debe ser respetada. Respetada por completo, desde el no ser juzgada (sí, queremos la misma libertad sexual que tienen los hombres) hasta no ser invadida por violación o «entrega» (esto como mucha de la grosería verbal en las calles funciona como terrorismo sexual).
En Twitter, las etiquetas #MarchaDasVadias [pt] y #MarchaDasVagabundas [pt] fueron ampliamente compartidas y la usuaria @slutwalkbr difundió percepción y actualización sobre los eventos.
La diputada federal del partido de los trabajadores, Erika Kokay(@ErikaKokay), el 11 de junio, clamó:
Vamos todas! ¡Basta de culparnos por la violencia que sufrimos! Voy a estar en la Marcha de Putas. ¡Vamos, todas! #marchadasvadias
Las razones para las brasileñas son las mismas que para otras mujeres alrededor del mundo: respeto. La bloguera Lia Padilha escribió acerca al respecto:
Nosostras las brasileñas enfrentamos diariamente el control de la sexualidad femenina. La concepción religioso-conservadora es represiva y les dice a las mujeres que deben ocultar sus cuerpos de la sociedad y reservarse para sus maridos. Por otra parte, la voracidad del capitalismo tiene interés en el cuerpo femenino desnudo entero, y en este caso expone, trivializa, viola y ataca la sexualidad femenina.